¿Mi sacrificio vive?
"Cuando
llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar, y
sobre él preparó la leña para el fuego; luego ató a su hijo Isaac y lo
puso sobre el altar" Génesis 22:9 (TLA)
"...edificó allí Abraham un altar... ató a Isaac, su hijo, y lo puso en el altar sobre la leña", Gén_22:9
Este
acontecimiento ilustra el error que cometemos al creer que lo máximo
que Dios requiere de nosotros es el sacrificio de la muerte. Lo que Dios
desea es el sacrificio a través de la muerte, el cual nos capacita para
hacer lo que hizo Jesús, es decir, sacrificar nuestras vidas. No:
"Señor, estoy dispuesto a ir contigo... a la muerte", Luc_22:33, sino:
"Estoy dispuesto a identificarme con tu muerte de modo que pueda
sacrificar mi vida para Dios".
¡Al parecer, creemos que Dios
quiere que renunciemos a cosas! Dios purificó a Abraham de este
disparate, y está realizando el mismo proceso en nuestras vidas. Él
nunca nos pide que abandonemos algo por el simple hecho de dejarlo. Más
bien, nos pide que renunciemos a eso debido a lo único que vale la pena
tener: la vida con Él. Es cuestión de soltar las ataduras que restringen
nuestras vidas. Y esos lazos se desatan de inmediato cuando nos
identificamos con la muerte de Jesús. Entonces, entramos en una relación
con Dios que nos permite sacrificar nuestra vida para Él.
Para
Dios no tiene ningún valor que le entregues tu vida para morir, Él
quiere que seas un sacrificio vivo, que le permitas tener todas tus
fuerzas las cuales han sido salvadas y sacrificadas a través de Jesús
(Rom_12:1). Esto es aceptable para Dios.

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