“En el principio Dios...”
"En el principio, Dios creó los cielos y la tierra" Génesis 1:1 (NTV)
“En el principio Dios...” (Gen_1:1).
Si
separamos las primeras cuatro palabras de Gen_1:1 del resto del
versículo, se forma una especie de lema para todo aspecto de la vida:
“Dios primero”. El primer mandamiento nos sugiere también este lema: “No
tendrás dioses ajenos delante de mí”. Nadie ni nada debe tomar el lugar
del Dios vivo y verdadero.
Esto se ilustra con la historia de
Elías y la viuda a quien sólo quedaba un poco de harina y aceite
suficiente para hacer una última pieza de pan para ella y su hijo
(1Re_17:12). Sorprendentemente Elías dijo: “hazme a mí primero de ello
una pequeña torta cocida”. Aunque esto pudiera sonar como egoísmo
imperdonable, en realidad no lo era. Elías era un representante de Dios.
Lo que estaba diciendo era: “Pon a Dios en primer lugar y las cosas
necesarias para la vida nunca te faltarán”.
Siglos más
tarde el Señor Jesús enseñaba lo mismo sobre el Monte: “Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas” (Mat_6:33). La prioridad central de la vida es el reino
de Dios y Su justicia.
De nuevo, el Salvador afirmó Su declaración
en Luc_14:26, “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre,
y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida,
no puede ser mi discípulo”. Cristo debe tener el primer lugar.
Pero
¿cómo ponemos a Dios primero? Tenemos una familia a la que cuidar.
Tenemos un empleo en el cual pensar. Tenemos un sinfín de tareas que
claman pidiendo nuestro tiempo y recursos. Ponemos a Dios primero
amándole con un amor tal que en comparación, todos los demás amores
parecen aborrecimiento. Usando todas las cosas materiales como algo que
él ha dejado a nuestro cargo, reteniendo sólo las cosas útiles en
relación a Su reino. Dando la máxima prioridad a los asuntos de
consecuencia eterna, recordando que a veces lo bueno puede convertirse
en enemigo de lo mejor.
Los mejores intereses del hombre
se encuentran en una buena relación con Dios. Hay buena relación cuando
se le da a Dios el primer lugar. Pero poner a Dios primero no significa
no tener problemas, de hecho los tendremos, pero encontraremos
realización en la vida. Pero el poner a Dios en segundo lugar significa
no tener más que problemas, y una existencia miserable.

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