La disciplina del desaliento
"Los
discípulos iban confundidos, mientras Jesús caminaba delante de ellos
hacia Jerusalén. Por su parte, los otros seguidores estaban llenos de
miedo. Jesús volvió a reunirse a solas con los doce discípulos, y les
contó lo que le iba a pasar" Marcos 10:32 (TLA)
"Y ellos asombrados, lo seguían con miedo", Mar_10:32
Al
principio de nuestra vida con Jesucristo estábamos seguros de que no
ignorábamos nada sobre Él y era un gozo abandonarlo todo y lanzarnos al
amor sin prevenciones. Pero, ahora, ya no nos sentimos tan seguros.
Jesús va al frente, lejos de nosotros y se ve extraño: Jesús iba delante
y ellos, asombrados...
Existe un rasgo en Jesús que desconsuela a
sus discípulos en lo más profundo de su corazón y deja sin aliento toda
su vida espiritual. Esta persona rara, que tiene su rostro "como un
pedernal" (Isa_50:7), camina delante "de mí con tal determinación que me
aterroriza. Ya no parece mi Consejero ni mi Amigo y mira las cosas
desde un punto de vista del cual no sé nada. Me deja pasmado. Al
comienzo tenía la confianza de que lo conocía, pero ahora ya no estoy
muy seguro. Empiezo a darme cuenta de que Jesús y yo estamos
distanciados y ya no puedo intimar con Él. No tengo idea sobre el lugar
hacia donde se dirige y la meta se ha vuelto extrañamente distante.
Jesucristo
tuvo que entender completamente todo pecado y toda aflicción que los
seres humanos podemos experimentar y eso es lo que lo hace parecer ajeno
a nosotros. Cuando lo vemos a Él así, no lo conocemos, no reconocemos
siquiera un rasgo de su vida y no sabemos cómo empezar a seguirlo. Él va
muy adelante, es un líder muy extraño y no tenemos compañerismo con Él.
La
disciplina del desaliento es la lección esencial que un discípulo debe
aprender. El peligro está en nuestra tendencia a mirar atrás hacia
nuestros momentos de obediencia y sacrificios del pasado para Dios, en
un esfuerzo por mantener vivo nuestro entusiasmo por Él (ver
Isa_50:10-11). Pero cuando venga la oscuridad del desaliento, soporta
hasta que pase, porque de aquí saldrá la capacidad de seguir a Jesús
verdaderamente, lo cual produce un maravilloso e inefable gozo.

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