A su imagen (Oswald Chambers)
"Los
alumnos no son superiores a su maestro, pero el alumno que complete su
entrenamiento se volverá como su maestro" Lucas 6:40 (NTV)
“El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro”
(Luc_6:40)
En
este pasaje, el Señor Jesús les recordaba a los Doce que cuando fueran a
discipular a los demás no esperaran que sus discípulos progresaran en
la vida espiritual más allá de donde ellos mismos habían llegado. En
otras palabras, el alcance de nuestra influencia positiva sobre los
demás está limitada por lo que nosotros mismos somos. Como O. L. Clark
decía:
No puedes enseñar lo que no sabes;
No puedes guiar a donde no vas.
El
Salvador continuó reforzando esta lección por medio de la historia de
la paja y la viga. Un hombre camina por un campo sembrado cuando
repentinamente una ráfaga de viento le clava en el ojo una minúscula
pizca de paja. Se restriega el ojo, tira del párpado, y prueba todos los
consejos bien intencionados que sus amigos le dan para sacar la mota
del ojo. Entonces llego yo con un poste telefónico sobresaliendo de mi
ojo y le digo: “Amigo, permíteme que te saque esa pajita del ojo”. El
hombre me mira con el ojo que le queda bueno y me dice: “¿No crees que
debieras sacarte primero el poste telefónico del ojo?”
¡Por
supuesto! No puedo ayudar a alguien que está luchando con un pecado
dominante si yo mismo estoy encadenado a ese pecado. No puedo apremiarle
a que obedezca el más simple mandamiento de la Escritura si por mi
parte no lo obedezco. Cualquier fracaso espiritual en mi vida sella mis
labios en esa área en particular.
Cuando mi discípulo ya está bien
preparado, es decir, cuando he terminado de entrenarle, no puedo
esperar que esté un centímetro más arriba de mi propia talla espiritual.
Puede crecer hasta mi estatura, pero no puedo guiarle más allá de ella.
Todo
esto enfatiza una vez más que debemos estar atentos a nuestra propia
vida. Nuestro ministerio debe ser un ministerio de carácter. Lo que está
adentro es lo que cuenta. Podemos ser interesantes y astutos pero si
hay puntos débiles en nuestra vida, áreas de negligencia y
desobediencia, entonces nuestro discipulado para con otros es el caso
del ciego que guía a otro ciego.

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