La vida, ahora (Oswald Chambers)
"Y
ahora enviaré al Espíritu Santo, tal como prometió mi Padre. Pero
quédense aquí en la ciudad hasta que el Espíritu Santo venga y los llene
con poder del cielo"
Lucas 24:49 (NTV)
"Quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén hasta que seáis investidos de poder desde lo alto", Luc_24:49
Los
discípulos tuvieron que esperar en Jerusalén hasta el día de
Pentecostés, no sólo por causa de su preparación personal sino porque
debían esperar hasta que el Señor fuera glorificado históricamente. ¿Y
qué sucedió tan pronto como fue exaltado? "Así que, exaltado por la
diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu
Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís", Hch_2:33. Las
palabras de Jua_7:39, aún no había venido el Espíritu Santo, porque
Jesús no había sido aún glorificado, no se aplican a nosotros. El
Espíritu Santo ha sido dado; el Señor ha sido glorificado, la espera no
depende de la providencia de Dios, sino de nuestro buen estado
espiritual.
La influencia y el poder del Espíritu Santo estaban
obrando desde antes de Pentecostés, pero Él aún no estaba aquí.
Inmediatamente el Señor fue glorificado en la ascensión, el Espíritu
Santo vino a este mundo y desde entonces ha permanecido aquí. Debemos
recibir la verdad revelada de que Él está aquí. La actitud de recibir y
darle la bienvenida al Espíritu debe ser continua en el creyente. Cuando
lo recibimos a Él, recibimos la vida vivificadora de nuestro Señor
ascendido.
No es el bautismo del Espíritu Santo el que cambia a la
gente, sino el poder de Cristo ascendido que entra en nuestra vida por
medio del Espíritu. Con demasiada frecuencia separamos verdades que el
nuevo Testamento nunca separa. El bautismo del Espíritu Santo no es una
experiencia aislada de Jesucristo: Es la evidencia del Cristo ascendido.
Este
bautismo no te lleva a pensar en el tiempo o en la eternidad, es un
maravilloso y glorioso ahora. "Y esta es la vida eterna: que te conozcan
a ti", Jua_17:3. Empieza a conocerlo ahora y nunca termines.

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