¡Sí, pero...! (Oswald Chambers)
"Otro dijo: —Sí, Señor, te seguiré, pero primero deja que me despida de mi familia" Lucas 9:61 (NTV)
"Te seguiré, Señor, pero...", Luc_9:61
Supongamos
que Dios te pide hacer algo que es una enorme prueba para tu sentido
común, pues se le opone por completo. ¿Qué vas a hacer? ¿Vacilar? Si
adquieres el hábito de hacer algo en un nivel físico, lo repetirás todas
las veces hasta que te resuelvas a romperlo. Y lo mismo ocurre
espiritualmente. Una y otra vez llegarás a la altura de lo que
Jesucristo quiere, pero siempre vas a retroceder cuando llegue el
momento de la verdad, hasta que tomes la determinación de rendirte a
Dios en total sumisión. Sin embargo, somos propensos a decir: "Sí, pero,
suponiendo que obedezco al Señor en este asunto, ¿qué pasaría con...?"
O, "sí, obedeceré a Dios si lo que me dice me parece lógico, pero no me
pidas que dé un paso en la oscuridad".
Jesucristo les exige a
quienes confían en Él el mismo espíritu audaz y atrevido que manifiesta
el hombre natural. Si una persona va a hacer algo que valga la pena, en
ocasiones debe arriesgarlo todo dando un salto en la oscuridad. En el
reino espiritual Jesucristo exige que arriesgues todo lo que apoyas por
ser lógico y que saltes por la fe hacia lo que El te dice. Tan pronto
obedeces, encuentras que sus palabras resultan tan sólidas como el
sentido común.
Juzgadas de acuerdo con la lógica, las afirmaciones
de Jesucristo parecerían una locura. Pero llévalas al tribunal de la fe
y empezarás a descubrir con asombro que son las palabras mismas de
Dios. Confía plenamente en Él y cuando te presente una nueva oportunidad
de aventura, empréndela. Al enfrentar una crisis nos comportamos como
los paganos; sólo uno entre mil es lo bastante osado como para poner su
fe en el carácter de Dios.

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