domingo, 14 de octubre de 2012

La clave para el misionero (Oswald Chambers)

La clave para el misionero

"Entonces Jesús se acercó y les habló, diciendo: Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra, Id pues, discipulad a todas las gentes, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todas las cosas que os mandé. He aquí Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin de los siglos" Mateo 28:18-29 (B.Tx)

"Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones", Mat_28:18-20

La clave para la obra del misionero es la autoridad de Jesucristo, no la necesidad de los perdidos. Tenemos la inclinación a considerar al Señor como nuestro asistente en las actividades que emprendemos para Dios. Pero Él se declara como el absoluto, soberano y supremo Señor sobre sus discípulos. No dice que los perdidos se condenarán si no vamos. Dice sencillamente: "Por tanto, id y haced discípulos de todas las naciones". Dice: "Id, apoyados en la verdad revelada de mi soberanía; enseñen y prediquen basados en la experiencia viva que han tenido conmigo".
"Pero los once discípulos se fueron... al monte donde Jesús les había ordenado", Mat_28:16. Si quiero conocer la soberanía universal de Cristo, debo conocerlo a Él personalmente. Debo tomar tiempo para adorar al Ser cuyo nombre llevo. Jesús dice: "Venid a mí" y ese es el punto de encuentro con Él. ¿Estás trabajado y cargado? ¡Muchos misioneros lo están! Pasamos completamente por alto estas maravillosas palabras del Soberano universal, pero son las palabras de Jesús para sus discípulos aquí y ahora.
"Por tanto, id". Ir simplemente quiere decir vivir. Hch_1:8 es la descripción sobre cómo ir. Jesús no dijo en este versículo: "Id a Jerusalén, a Judea y a Samaria", sino "Me seréis testigos en todos estos lugares". Él se hace cargo del trabajo de enviarnos.
"Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros", Jua_15:7. Esta es la manera de seguir andando. Es indiferente dónde nos coloca, porque en su soberanía Dios dispone nuestras "idas".
"Pero de ninguna cosa hago caso ni estimo preciosa mi vida para mi mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo y el ministerio que recibí del Señor", Hch_20:24. Esa es la manera de seguir andando hasta que nos vayamos de esta vida.


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