Sal 81:10 Yo soy YHVH, tu Dios, El que te hizo subir de la tierra de Egipto; ¡Ensancha tu boca, y Yo la llenaré! (BTx 3)
“Abre tu boca, y yo la llenaré.” Sal_81:10.
¡Este
es un gran estímulo para la oración! Nuestros conceptos humanos nos
inducen a pedir pequeñas cosas, porque nuestros merecimientos son
pequeños; pero el Señor quiere que pidamos grandes bendiciones. La
oración debería ser un asunto tan sencillo como abrir la boca; debería
ser una expresión natural, sin limitaciones. Cuando un hombre es
ferviente, abre grandemente su boca, y nuestro texto nos exhorta a ser
fervientes en nuestras súplicas.
Sin embargo, también quiere decir
que podemos tener valor delante de Dios, y pedir muchas y grandes
bendiciones de Sus manos. Lean el versículo completo, y vean el
argumento: “Yo soy Jehová tu Dios, que te hice subir de la tierra de
Egipto; abre tu boca, y yo la llenaré.” Debido a que el Señor nos ha
dado tanto, nos invita a que pidamos más, sí, a que esperemos más.
Miren
cómo los pajaritos en sus nidos parecieran ser solamente bocas cuando
la madre llega para alimentarlos. Actuemos de la misma manera. Recibamos
gracia en cada puerta.
Bebamos la gracia como la esponja chupa el
agua en la que se encuentra. Dios está listo para llenarnos cuando
estemos listos para ser llenados. Que nuestras necesidades nos induzcan a
abrir nuestras bocas; que nuestro desfallecimiento nos conduzca a abrir
nuestras bocas y a esperar con avidez; sí, que nuestra alarma nos lleve
a abrir nuestras bocas con el grito de un niño. La boca abierta será
llenada por el propio Señor. Que así sea para nosotros, oh Señor, en
este día.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Jua 16:14 Él me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo anunciará (BTx 3)
“El me glorificará; porque tomará de lo mío y os lo hará saber.” Jua_16:14.
El
mismo Espíritu Santo no puede glorificar de mejor manera al Señor Jesús
que mostrándonos las propias cosas de Cristo. Jesús es Su misma mejor
recomendación. No hay otra forma de adornarlo excepto con Su propio oro.
El consolador nos muestra lo que ha recibido de nuestro Señor
Jesús. No vemos nunca nada claramente si Él no nos lo revela. Él tiene
la manera de abrir nuestras mentes, y de abrir las Escrituras, y
mediante este doble proceso nos revela a nuestro Señor. Hay un gran arte
involucrado al exponer un asunto, y ese arte pertenece en el más alto
grado al Espíritu de verdad. Él nos muestra la esencia de las cosas.
Este es un grandioso privilegio, conocido por quienes han experimentado
la visión beatífica.
Busquemos la iluminación del Espíritu, no
para gratificar nuestra curiosidad, y ni siquiera para que nos traiga
personal consuelo, sino para glorificar al Señor Jesús. ¡Oh, que
tuviéramos ideas dignas de Él! Los conceptos rastreros deshonran a
nuestro precioso Señor.
¡Oh, que tuviéramos tales impresiones
vívidas de Su persona, y obra, y gloria, que pudiéramos clamar con alma y
corazón para alabarlo! Allí donde hay un corazón enriquecido por la
enseñanza del Espíritu Santo, habrá un Salvador glorificado más allá de
toda expresión. Ven, Santo Espíritu, luz celestial, y muéstranos a Jesús
nuestro Señor.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Heb 4:9 Queda, por tanto, un reposo sabático para el pueblo de Dios (BTx 3)
“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios.” Heb_4:9.
Dios
ha provisto un reposo, y algunos han de entrar en él. Aquellos a
quienes fue predicado inicialmente, no entraron por su incredulidad; por
tanto, ese reposo queda para el pueblo de Dios. David cantó acerca de
él; pero tenía que tocar el tono menor pues Israel rehusó el reposo de
Dios. Josué no podía proporcionarlo, ni Canaán podía concederlo: queda
para los creyentes.
Vamos, entonces, esforcémonos por entrar a
este reposo. Renunciemos al arduo trabajo del pecado y del yo.
Abandonemos toda confianza incluso en aquellas obras de las que pudiera
decirse: “son buenas en gran manera.” ¿Poseemos algunas de ellas? A
pesar de ello, descansemos de nuestras propias obras, lo mismo que hizo
Dios de las Suyas. Encontremos ahora solaz en la obra consumada de
nuestro Señor Jesús. Todo ha sido cumplido plenamente: la justicia no
requiere más. Paz grandiosa es nuestra porción en Cristo Jesús.
En
cuanto a los asuntos providenciales, la obra de gracia en el alma, y la
obra del Señor en las almas de otros, pongamos estas cargas sobre el
Señor, y descansemos en Él. Cuando el Señor nos da un yugo que llevar,
lo hace de tal manera que al asumirlo, encontremos descanso. Por fe nos
esforzamos para entrar al reposo de Dios, y renunciamos a todo reposo en
la autosatisfacción o la indolencia. El propio Jesús es el perfecto
reposo, y en Él estamos llenos hasta el borde.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Sal 18:28 En verdad, oh YHVH, Tú enciendes mi lámpara. ¡Oh Dios mío, Tú iluminas mi oscuridad! (BTx 3)
“Tú encenderás mi lámpara.” Sal_18:28.
Pudiera
ser que mi alma esté retenida en la oscuridad; y si esta oscuridad es
de una naturaleza espiritual, ningún poder humano podría brindarme luz.
¡Bendito sea Dios!, porque Él puede alumbrar mi oscuridad, y encender mi
lámpara de inmediato. Aunque esté rodeado de “tinieblas que cualquiera
las palpe,” sin embargo, Él puede disipar la lobreguez, y traer de
inmediato resplandor a mi alrededor.
La misericordia consiste en
que si Él enciende la lámpara, nadie la puede apagar, ni se extinguirá
por falta de sustancia, ni se consumirá en el lapso de unas horas. Las
lumbreras que el Señor encendió al principio siguen alumbrando todavía.
Las lámparas podrían necesitar despabiladeras, pero Él no las apaga.
Que
me sea concedido, entonces, como el ruiseñor, cantar en la oscuridad.
La expectación me proveerá de música, y la esperanza me dará el tono.
Pronto me regocijaré en una lámpara encendida por Dios. Estoy débil y
fatigado ahora. Tal vez sea el clima, o la debilidad corporal, o la
sorpresa de una súbita prueba; pero independientemente de la causa de la
oscuridad, únicamente Dios me proporcionará luz. Mis ojos sólo son para
Él. Pronto tendré la lámpara del Señor que alumbre a mi alrededor; y,
más adelante, a su debido tiempo, estaré donde no se necesitan lámparas,
ni luz del sol tampoco. ¡Aleluya!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Núm
23:9 En verdad, desde la cumbre de las peñas lo contemplo, Desde los
collados lo diviso: Ve ahí un pueblo que mora aparte, Y entre las
naciones no será contado. (BTx 3)
“He aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones.” Núm_23:9.
¿Quién
querría habitar entre las naciones, y ser contado entre ellas? Vamos,
inclusive la iglesia profesante es de naturaleza tal, que resulta
sumamente difícil seguir plenamente al Señor dentro de su seno. Hay tal
mezcla e influencia que uno suspira con frecuencia anhelando “una cabaña
en algún vasto desierto.”
Es muy cierto que el Señor quiere que
Su pueblo siga un camino de separación con relación al mundo, y que
salga decidida y claramente de él. Somos apartados por el decreto, la
compra, y el llamado divinos, y nuestra experiencia interior nos ha
conducido a diferir grandemente de los hombres del mundo; y por eso,
nuestro lugar no está en su Feria de las Vanidades, ni en la Ciudad de
la Destrucción, sino en el camino angosto por el que todos los
verdaderos peregrinos deben seguir a su Señor.
Esto no sólo debe
reconciliarnos con los escarnios y los desprecios del mundo, sino
conducirnos a aceptarlos con placer, como parte de nuestra porción del
pacto. Nuestro nombres no están registrados en el mismo libro, no
provenimos de la misma simiente, no estamos ligados al mismo lugar, ni
estamos confiando en el mismo guía, por tanto, está bien que no seamos
contados con ellos. Basta con que estemos en el número de los redimidos,
y estaremos contentos de ser extravagantes y solitarios hasta el fin
del capítulo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Jue 13:23 Pero su mujer le respondió: Si YHVH hubiera querido
hacernos morir, no habría tomado de nuestra mano el holocausto y la
ofrenda, ni nos habría mostrado estas cosas, ni nos habría anunciado en
este tiempo cosa semejante (BTx 3)
“Si Jehová nos
quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la
ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría
anunciado esto.” Jue_13:23.
Este es un tipo de promesa
deducida por lógica. Es una inferencia extraída válidamente de hechos
comprobables. No era probable que el Señor hubiera revelado a Manoa y a
su mujer que les nacería un hijo, y sin embargo, que tuviera en Su
corazón el propósito de destruirlos. La mujer razonó bien, y haríamos
bien si siguiéramos su línea de argumentación.
El Padre ha
aceptado el grandioso sacrificio del Calvario, y ha declarado que está
muy complacido con él; ¿cómo podría tener ahora la intención de
matarnos? ¿Por qué existiría la necesidad de un Sustituto si el pecador
debe morir? El sacrificio aceptado de Jesús pone un fin al temor.
El
Señor nos ha mostrado nuestra elección, nuestra adopción, nuestra
unión con Cristo, nuestras bodas con el Amado: ¿cómo podría destruirnos
ahora? Las promesas están cargadas de bendiciones que exigen que seamos
preservados para vida eterna. No es posible que el Señor nos deseche, y
sin embargo, que cumpla con Su pacto. El pasado nos asegura, y el
futuro nos reasegura. No moriremos, sino que viviremos; pues hemos
visto a Jesús, y en Él hemos visto al Padre por medio de la iluminación
del Espíritu Santo. Por causa de esta mirada que genera vida, hemos de
vivir para siempre.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Eze
47:9 Y todo ser viviente que nade por dondequiera que entren estos dos
ríos, vivirá, y habrá una gran multitud de peces, porque esas aguas han
entrado allí para que todas las cosas sean sanadas y vivan dondequiera
que llegue el río. (BTx 3)
“Y toda alma viviente que nadare por dondequiera entraren estos dos ríos, vivirá.” Eze_47:9.
Las
aguas vivas, en la visión del profeta, fluían al Mar Muerto, y eran
portadoras de vida, incluso para ese lago estancado. Allí donde llega la
gracia, la vida espiritual es la consecuencia inmediata y eterna. La
gracia procede soberanamente de conformidad a la voluntad de Dios, tal
como el río en todos sus serpenteos sigue su propia y dulce voluntad; y a
todas partes donde llega, no espera que la vida venga a él, sino que
produce vida mediante su propio flujo vivificador. ¡Oh, que se derramara
a lo largo de nuestras calles, e inundara nuestros barrios bajos! ¡Oh,
que viniera ahora a mi casa, y se elevara de tal forma que cada
habitación tuviera que nadar en él! Señor, concédeme que el agua viva
fluya a mi familia y a mis amigos, y que no me pase por alto. Espero
haber bebido ya de sus aguas; pero deseo bañarme en él, sí, nadar en él.
Oh mi Salvador, necesito vida más abundantemente. Ven a mí, te lo
ruego, hasta que cada parte de mi naturaleza esté vívidamente energizada
e intensamente activa. Dios vivo, te lo ruego, lléname de Tu propia
vida.
Yo soy un pobre palo seco; ven y hazme vivir de tal manera
que, como la vara de Aarón, pueda reverdecer y florecer y producir fruto
para Tu gloria. Vivifícame, por nuestro Señor Jesús. Amén.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Amó
9:9 Porque he aquí Yo daré orden, Y la casa de Israel será zarandeada
entre todas las naciones, Como se zarandea el trigo en la criba, Sin que
caiga un grano en tierra (BTx 3)
“Porque he aquí yo
mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las
naciones, como se zarandea el grano en una criba y no cae un granito en
la tierra.” Amó_9:9.
El proceso de zarandeo prosigue
todavía. Doquiera que vayamos, estamos todavía siendo aventados y
zarandeados. En todos los países el pueblo de Dios está siendo probado
“como se zarandea el grano en una criba.” Algunas veces el demonio
sostiene la criba, y zarandea hacia arriba y hacia abajo a gran
velocidad, con el ardiente deseo de deshacerse de nosotros para siempre.
La incredulidad no se demora en agitar nuestro corazón y mente con sus
temores inquietantes. El mundo tiende una mano dispuesta al mismo
proceso, y nos sacude a derecha e izquierda con gran vigor. Y lo peor de
todo es que la iglesia, apóstata en su mayoría, viene para aplicar una
fuerza más furiosa al proceso de zarandeo.
¡Bien, bien!, que
continúe. De esta forma es separada la paja del trigo. Así es libre el
trigo de polvo y paja. Y ¡cuán grande es la misericordia que nos llega
en el texto: “y no cae un granito en la tierra.”! Todo lo que es bueno,
verdadero y precioso, será preservado. Ni uno solo de los más pequeños
creyentes se perderá, ni ningún creyente perderá algo que pueda llamarse
una pérdida. Seremos tan protegidos durante el zarandeo que se
convertirá en una ganancia real para nosotros por medio de Cristo Jesús.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Isa
33:21 Que allí YHVH es nuestro capitán, En un lugar de anchurosos ríos y
corrientes, Donde no surcarán galeras de remos Ni los cruzará la nave
capitana, Pues sus jarcias, aflojadas, No podrán sujetar el mástil ni
desplegar las velas (BTx 3)
“Porque ciertamente allí será
Jehová para con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos,
por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará gran nave.”
Isa_33:21.
El Señor será para nosotros el bien supremo,
sin ninguna de las desventajas que necesariamente parecen acompañar a
las mejores cosas terrenales. Si una ciudad es favorecida con anchos
ríos, tiene la propensión a ser atacada por galeras de remos y otros
barcos
de guerra. Pero cuando el Señor representa la abundancia de Su
munificencia bajo esta figura, se cuida expresamente de excluir el miedo
que esta metáfora podría sugerir.
¡Bendito sea Su perfecto amor!
Señor,
si Tú me enviaras riquezas como anchos ríos, no permitas que venga la
galera de remos en la forma de mundanalidad u orgullo. Si me concedieras
abundante salud y un estado de ánimo feliz, no permitas que “la gran
nave” del ocio carnal venga navegando sobre las abundantes aguas. Si
tengo éxito en el santo servicio, extenso como el Rin alemán, no
permitas que me enfrente nunca a la galera de la arrogancia y de la
confianza en mí mismo surcando sobre las olas de mi utilidad. Si yo
fuera tan supremamente feliz como para gozar de la luz de Tu rostro año
tras año, no permitas que desprecie nunca a Tus santos débiles, ni dé
cabida a la vana noción de mi propia perfección para que navegue por los
anchos ríos de mi plena seguridad. Señor, dame esa bendición que
enriquece, y que no agrega tristeza ni favorece al pecado.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Rom 5:3 Y no sólo eso; sino que hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia (BTx 3)
“Sabiendo que la tribulación produce paciencia.” Rom_5:3.
Esta
es una promesa en su esencia aunque no lo sea en su forma. Tenemos
necesidad de paciencia, y aquí vemos la forma de obtenerla. Es sólo
mediante la práctica que aprendemos a tener paciencia, de la misma
manera que nadando los hombres aprenden a nadar. No podrían aprender ese
arte en tierra firme, ni podríamos aprender paciencia sin tribulación.
¿Acaso no vale la pena sufrir tribulación con el objeto de alcanzar esa
hermosa ecuanimidad de mente que quietamente se somete en todo a la
voluntad de Dios?
Sin embargo nuestro texto expresa un hecho
singular, que no es de conformidad a la naturaleza, sino que es
sobrenatural. La tribulación en sí y por sí obra petulancia,
incredulidad y rebelión. Es únicamente por la sagrada alquimia de la
gracia que es llevada a obrar paciencia en nosotros. No trillamos el
grano para aplacar el polvo: sin embargo, el flagelo de la tribulación
hace esto sobre la era de Dios. No sacudimos a un hombre para darle
descanso, y sin embargo, así trata el Señor a Sus hijos. Ciertamente
esto no corresponde a la manera humana de hacer las cosas, sino que
redunda grandemente para gloria de nuestro infinitamente sabio Dios.
¡Oh
que la gracia me conceda que mis tribulaciones me bendigan! ¿Por qué
habría de querer detener su agraciada influencia? Señor, yo te pido que
quites mi aflicción, pero te suplico diez veces más que quites mi
impaciencia. Precioso Señor Jesús, con Tu cruz graba la imagen de Tu
paciencia en mi corazón.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Sal
110:3 En el día de tu poder, tu pueblo se ofrecerá voluntariamente, En
la hermosura de la santidad. Desde el vientre de la aurora, Tienes el
rocío de tu juventud. (BTx 3)
“Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder.” Sal_110:3.
¡Bendito
sea el Dios de gracia porque así sea! Tiene un pueblo que ha elegido
desde tiempos antiguos para que fuese Su porción peculiar. Estos por
naturaleza tienen voluntades tan tercas como el resto de los
descarriados hijos de Adán; pero cuando llega el día de Su poder, y la
gracia muestra su omnipotencia, entonces están anuentes a arrepentirse y
a creer en Jesús. Nadie es salvado en contra de su voluntad, sino que
la voluntad es conducida a someterse dulcemente. ¡Cuán asombroso es este
poder, que nunca viola la voluntad, y sin embargo, la gobierna! Dios no
fuerza la cerradura, sino que la abre utilizando una llave maestra que
sólo Él puede usar.
Entonces estamos dispuestos a ser, a hacer y
a sufrir como lo quiera el Señor. Si en cualquier momento nos
volviéramos rebeldes, sólo tiene que venir a nosotros con poder, y de
inmediato caminamos de todo corazón en la vía de Sus mandamientos. ¡Que
este sea un día de poder para mí, en lo relativo a algún noble esfuerzo
para la gloria de Dios y el bien de mis semejantes! Señor, yo estoy
dispuesto; ¿no podría esperar que este sea uno de los días de Tu poder?
Estoy enteramente a Tu disposición; dispuesto, sí, ávido de ser usado
por Ti para Tus santos propósitos. Oh, Señor, que no tenga yo que
clamar: “el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo”; dame poder
conforme me das el querer.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Sof
3:17 ¡YHVH tu Dios está en medio de ti! ¡Es héroe que salva! Se gozará
en ti con alegría y te renovará° su amor, Y se regocijará contigo con
cánticos de alabanza. (BTx 3)
“Jehová está en medio de ti,
poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor,
se regocijará sobre ti con cánticos.” Sof_3:17.
¡Qué palabra es esta! ¡Jehová Dios en medio de Su pueblo en toda la majestad de Su poder!
Su
sola presencia basta para inspirarnos paz y esperanza. Tesoros de
ilimitado poder están albergados en nuestro Jehová, y Él mora en Su
iglesia. Por eso Su pueblo puede clamar de alegría.
No solamente
habita en medio de nosotros, sino que está ocupado en Su obra escogida
de salvación. “Él salvará.” Él está salvando siempre: Su nombre Jesús le
fue dado por eso. No temamos ningún peligro, pues es poderoso para
salvar.
Y esto no es todo. Él sigue siendo siempre el mismo; Él
ama, y calla de amor, y no dejará de amar. Su amor le produce gozo.
Incluso encuentra un tema para un cántico en Su amada.
Esto es
sumamente maravilloso. Cuando Dios hizo la creación, no cantó, sino dijo
simplemente: “Es bueno en gran manera”; pero cuando llegó a la
redención, entonces la sagrada Trinidad sintió un gozo que había de ser
expresado con un cántico. ¡Piensen en ello y maravíllense! Jehová Jesús
entona un cántico nupcial para Su esposa elegida. Ella es para Él Su
amor, Su gozo, Su reposo, Su cántico. Oh Señor Jesús, por Tu amor
inmensurable para nosotros, enséñanos a amarte, a regocijarnos en Ti, y a
entonar el salmo de nuestra vida para Ti.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Deu
33:12 De Benjamín dijo: Habite el amado de YHVH confiado junto a Aquél
Que lo protege todo el día morando entre sus hombros (BTx 3)
“A Benjamín dijo: el amado de Jehová habitará confiado cerca de él; lo cubrirá siempre, y entre sus hombros morará.” Deu_33:12.
Sí,
no hay confianza comparable a la que proviene de morar cerca de Dios.
Para Sus bienamados el Señor no podría encontrar un lugar más firme y
seguro. Oh Señor, permíteme morar bajo Tu sombra, cerca de Tu costado
traspasado. Quiero acercarme más y más a Ti, mi Señor; y una vez que
esté especialmente cerca de Ti, quiero morar allí por siempre.
¡Qué
albergue es provisto por el Señor para Su escogido! No es un techo
seguro el que lo cubrirá, ni un búnker antibombas, ni siquiera el ala de
un ángel, sino el propio Jehová. Nada puede dañarnos cuando estamos
protegidos de esta manera. Este abrigo nos concederá el Señor durante
todo el día, sin importar cuán largo sea. Señor, concédeme morar en este
día conscientemente bajo este dosel de amor, bajo este pabellón de
poder soberano.
¿Cuál es el significado de la tercera frase?
¿Significa que el Señor en Su templo morará en medio de las montañas de
Benjamín, o que el Señor quiere estar allí donde esté colocada la carga
de Benjamín, o significa que somos cargados en los hombros del Eterno?
En cualquier caso, el Señor es la ayuda y la fortaleza de Sus santos.
Señor, que goce yo siempre de Tu ayuda, y entonces mis brazos me
bastarán.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Sal 92:12 El justo florecerá como la palmera, Crecerá como cedro en el Líbano (BTx 3)
“El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano.” Sal_92:12.
Estos
árboles no están apoyados en una espaldera ni son podados por el
hombre: las palmeras y los cedros son “árboles de Jehová”, y es debido a
Su cuidado que florecen; lo mismo ocurre con los santos del Señor, pues
Él los cuida especialmente. Estos árboles están siempre verdes y son
objetos hermosos en todas las estaciones del año. Los creyentes no son
santos algunas veces y algunas veces son impíos: ellos permanecen en la
belleza del Señor bajo todos los climas. Estos árboles llaman la
atención en todas partes: nadie podría contemplar un paisaje en el que
hubieren palmeras o cedros sin que su atención se fijara en estas
alturas reales. Los seguidores de Jesús son observados por todos los
observadores: como una ciudad asentada sobre un monte, no se pueden
esconder.
El hijo de Dios florece como una palmera que empuja
toda su potencia hacia arriba, en una columna erecta sin una sola rama.
Es un pilar con un glorioso capitel. No crece hacia la derecha ni hacia
la izquierda, sino que envía toda su fuerza hacia el cielo, y da su
fruto tan cerca del cielo como sea posible. Señor, cumple este tipo en
mí.
El cedro enfrenta todas las tormentas, y crece cerca de las
nieves eternas, y el propio Señor lo llena con una savia que conserva su
corazón cálido y sus ramas son fuertes. Señor, que así sea conmigo, te
lo ruego. Amén.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Mat
10:42 Y cualquiera que dé a beber tan sólo un vaso de agua fría a uno
de estos pequeños, por cuanto es discípulo,° de cierto os digo que de
ningún modo perderá su recompensa. (BTx 3)
“Y cualquiera
que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por
cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.”
Mat_10:42.
Pues bien, yo podría hacer al menos eso. Podría
realizar un acto de amabilidad para con el siervo del Señor. El Señor
sabe que amo a todos los discípulos, y consideraría un honor
lavar sus pies. Por causa del Señor amo a los discípulos.
¡Cuán
agraciado de parte del Señor es mencionar una acción tan
insignificante: “dar un vaso de agua fría”! Por pobre que sea, yo puedo
hacer eso: puedo hacer eso, por humilde que sea: y lo haré de buena
gana. El Señor se da cuenta de eso aunque parezca tan pequeño: lo
advierte cuando es hecho al más insignificante de Sus seguidores.
Evidentemente, no es el costo, ni la destreza, ni la cantidad, lo que Él
mira, sino el motivo: eso que hacemos a un discípulo, por ser un
discípulo, es visto y recompensado por el Señor.
Él no nos recompensa por el mérito de lo que hacemos, sino de conformidad a las riquezas de Su gracia.
Yo
doy un vaso de agua fría, y Él me da a beber del agua viva. Yo doy a
uno de Sus pequeñitos, y Él me trata como a uno de ellos.
Jesús
encuentra una apología para Su liberalidad en aquello mismo que Su
gracia me ha conducido a hacer, y dice: “de cierto os digo que no
perderá su recompensa.”
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Isa 32:2 Aquel varón será como abrigo del viento, Como refugio contra la tempestad, Como corrientes de aguas en tierra seca, Como sombra de roca maciza en tierra calurosa (BTx 3)
“Y será aquel varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión.” Isa_32:2.
Todos sabemos de Quién se trata. ¿Quién podría ser sino el Segundo Hombre, el Señor del cielo, el Varón de dolores, el Hijo del hombre? ¡Qué escondedero ha sido Él para Su pueblo! Él propio soporta la plena fuerza del viento, y así protege a aquellos que se esconden en Él. Hemos escapado de esta manera de la ira de Dios, y de esta manera escaparemos de la ira de los hombres, de los cuidados de esta vida, y del temor de la muerte. ¿Por qué nos exponemos al viento cuando podríamos estar pronta y seguramente protegidos si nos ocultáramos detrás de nuestro Señor? Corramos a Él en este día, y estemos en paz.
A menudo el viento común de la aflicción se levanta en su fuerza y se vuelve una tempestad, barriendo todo lo que se le pone enfrente. Las cosas que parecían firmes y estables se sacuden por el ventarrón, y muchas y grandes son las caídas entre nuestras confianzas carnales. Nuestro Señor Jesús, el Hombre glorioso, es un refugio que no es abatido nunca. En Él observamos la tempestad rugiendo, pero nosotros mismos descansamos en deleitable serenidad.
Hoy debemos refugiarnos en nuestro escondite, y sentarnos y cantar bajo la protección de nuestro albergue. ¡Bendito Jesús! ¡Bendito Jesús! ¡Cuánto te amamos! Bien hacemos, pues Tú eres para nosotros un escondedero en el tiempo de tormenta.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

Stg
1:12 Bienaventurado el varón que soporta la prueba,° porque cuando
salga aprobado, recibirá la corona de la vida, que prometió° a los que
lo aman (BTx 3)
"Bienaventurado el varón que soporta la
tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de
vida, que Dios ha prometido a los que le aman." Stg_1:12
Sí,
es bienaventurado mientras está soportando la prueba. Ningún ojo puede
ver esto mientras no haya sido ungido con el colirio celestial. Pero
debe soportarla, y no debe ni rebelarse en contra de Dios, ni apartarse
de su integridad. El que ha atravesado en medio del fuego y no ha sido
consumido como una falsificación, es bienaventurado.
Cuando la
prueba hubiere terminado, entonces viene el sello de la aprobación
divina: "la corona de vida." Como si el Señor dijera: "que viva; pesado
ha sido en balanza, y no fue hallado falto." La vida es la recompensa,
la realización del propósito divino concerniente a nosotros. Una forma
más elevada de vida espiritual y gozo coronan ya a aquellos que han
pasado con seguridad las pruebas más fieras de fe y de amor.
El
Señor ha prometido la corona de vida a quienes le aman. Sólo los amantes
del Señor soportarán en la hora de la prueba; el resto se hundirá, o se
abatirá, o regresará al mundo.
Vamos, corazón mío, ¿amas tú a tu Señor? ¿Verdaderamente? ¿Profundamente?
¿Enteramente?
Entonces ese amor será probado; pero las muchas aguas no podrán
apagarlo, ni lo ahogarán los ríos. Señor, que Tu amor alimente mi amor
hasta el final.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Lam 3:27 f
Bueno le es llevar al hombre el yugo desde su juventud. (BTx 3)
Bueno le es al hombre llevar el yugo desde su juventud." Lam_3:27. Esta afirmación es tan buena como una promesa. Ha sido bueno, es bueno y será bueno que yo lleve el yugo.
Temprano
en la vida tuve que sentir el peso de la convicción, y desde entonces
ha evidenciado ser una carga que enriquece el alma. ¿Acaso amaría tanto
el Evangelio si no hubiera aprendido, gracias a una profunda
experiencia, la necesidad de la salvación por gracia? Jabes fue más
ilustre que sus hermanos por cuanto su madre lo dio a luz con dolor, y
aquellos que sufren mucho para nacer para Dios, son conformados en
sólidos creyentes en la gracia soberana.
El yugo de la censura es
enfadoso, pero prepara al hombre para futura honra. Quien no haya
sufrido el castigo del desprecio no es idóneo todavía para ser líder. La
alabanza intoxica si no va precedida del ultraje. Los hombres que se
alzan a la eminencia sin una lucha previa usualmente caen en la
deshonra.
El yugo de la aflicción, del desencanto, y del trabajo
excesivo no ha de ser buscado de ninguna manera; pero cuando el Señor lo
pone sobre nosotros en nuestra juventud, desarrolla con frecuencia un
carácter que glorifica a Dios y bendice a la iglesia.
Vamos, alma
mía, inclina tu cerviz; toma tu cruz. Fue buena para ti cuando eras
joven, y no te hará ningún daño ahora. Sopórtala alegremente, por Jesús
nuestro Señor.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

Deu 28:6 Bendito serás en tu entrar y bendito serás en tu salir (BTx 3)
"Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir." Deu_28:6. Las
bendiciones de la ley están vigentes. Jesús confirmó la promesa cuando
soportó el castigo. Si yo guardo los mandamientos de mi Señor, puedo
apropiarme de esta promesa sin ninguna duda.
Hoy entraré a mi casa
sin temer malas noticias, y entraré a mi aposento esperando oír buenas
nuevas de mi Señor. No tendré temor de entrar en mi interior mediante un
autoexamen, ni de revisar mis asuntos mediante una diligente inspección
de mi actividad.
Tengo mucho trabajo por hacer dentro de casa,
dentro de mi propia alma; oh, anhelo una bendición en toda ella, la
bendición del Señor Jesús, que ha prometido habitar en mí.
También
debo salir. La timidez me orilla a desear quedarme adentro, y no salir
nunca más al mundo pecador. Pero debo salir para cumplir con mi llamado,
y debo salir para poder ser útil a mis hermanos, y útil a los impíos.
Debo ser un defensor de la fe y un atacante de la impiedad. ¡Oh, anhelo
una bendición para mi salir el día de hoy!
Señor, concédeme ir donde Tú me guíes, y ocuparme en Tus asuntos, bajo Tus órdenes, y en el poder de Tu Espíritu.
Señor
Jesús, entra conmigo y sé mi invitado; y luego sal conmigo, y haz que
mi corazón arda, cuando hables conmigo en el camino.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

Pro 28:14 ¡Dichoso el hombre que teme siempre! Pero el contumaz caerá en la desgracia (BTx 3)
"Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios." Pro_28:14.
El
temor del Señor es el comienzo y el fundamento de toda verdadera
religión. Sin un solemne temor y reverencia de Dios, no hay un asidero
para las virtudes más resplandecientes. Aquel hombre cuya alma no adora,
no vivirá nunca en santidad.
Feliz es quien siente un temor celoso
de hacer el mal. El santo temor se fija, no únicamente antes de saltar,
sino incluso antes de moverse.
Tiene un temor de errar, temor de
descuidar su deber, temor de cometer pecado. Teme las malas compañías,
la conversación liviana, y las tendencias cuestionables. Esto no hace
desdichado al hombre, sino que le trae felicidad. El centinela vigilante
es más feliz que el soldado que se duerme en su puesto. Quien anticipa
el mal y huye de él, es más feliz que quien sigue adelante
descuidadamente y es destruido.
El temor de Dios es una gracia
tranquila que conduce a un hombre a lo largo de una calzada selecta, de
la cual está escrito: "No habrá allí león, ni fiera subirá por él."
Temer
la simple apariencia del mal es un principio purificador que capacita
al hombre, por medio del poder del Espíritu Santo, a mantener sus
vestiduras inmaculadas de cualquier mancha del mundo. En ambos sentidos
el que "siempre teme" es hecho feliz.
Salomón había probado tanto la
mundanalidad como el santo temor: en el uno encontró vanidad, y en el
otro felicidad. No repitamos su experimento, sino que debemos ajustarnos
a su veredicto.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Isa 42:3 No quebrará la caña cascada, Ni apagará el pabilo que humea; Hará que la justicia actúe conforme a la verdad (BTx 3)
"No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare." Isa_42:3
Entonces puedo esperar un trato tierno de parte del Señor. En verdad, me siento estar mi mejor condición siendo tan débil, y tan plegable como un junco. Alguien dijo: "me importas un comino"; y la expresión, aunque poco amable, no dejaba de ser cierta. ¡Ay!, yo soy inferior a una caña que crece junto al río, pues ella al menos puede sostener en alto su cabeza. Yo estoy cascado, grandemente, tristemente cascado. No hay música en mí ahora; hay una rendija que deja escapar toda la melodía. ¡Ay de mí! Sin embargo, Jesús no me quebrará; y si Él no lo hará, entonces poco me importa lo que otros intenten hacer. ¡Oh, dulce y compasivo Señor, yo me acurruco bajo Tu protección, y me olvido de mis heridas!
En verdad es justo que también sea comparado al "pábilo que humeare", cuya luz se ha extinguido, y sólo su humo permanece. Me temo que soy una molestia más que un beneficio. Mis temores me indican que el diablo ha apagado mi luz, y me ha dejado un molesto humo, y que el Señor me aplicará pronto un extinguidor. Sin embargo, percibo que aunque hubieren despabiladeras bajo la ley, no había extinguidores; y Jesús no me apagará; por tanto, tengo esperanzas. Señor, enciéndeme de nuevo, y hazme brillar para Tu gloria, y para exaltación de Tu ternura.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
Ose
1:10 °Con todo, el número de los hijos de Israel será como la arena del
mar, que no se puede medir ni contar.° Y sucederá que donde se les haya
dicho: Vosotros no sois mi pueblo; se les dirá: Hijos del Dios viviente
(BTx 3)
"Y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente." Ose_1:10. La
gracia soberana puede convertir a los extraños en hijos, y el Señor
declara aquí Su propósito de tratar así con los rebeldes, y hacerlos
conocer lo que Él ha hecho. Amado lector, el Señor ha hecho esto en mi
caso; ¿ha hecho algo semejante en tu caso? Entonces juntemos nuestras
manos y nuestros corazones para alabar Su nombre adorable.
Algunos
de nosotros éramos tan decididamente impíos, que la Palabra del Señor
decía en verdad a nuestra conciencia y a nuestro corazón: "Vosotros no
sois pueblo mío." En la casa de Dios, y en nuestros propios hogares,
cuando leíamos la Biblia, esta era la voz del Espíritu de Dios en
nuestra alma: "Vosotros no sois pueblo mío."
Era verdaderamente una
triste voz condenatoria. Pero ahora, en los mismos lugares, oímos una
voz, procedente del mismo ministerio y de la Escritura, que dice: "Sois
hijos del Dios viviente." ¿Podemos estar lo suficientemente agradecidos
por esto? ¿No es maravilloso?
¿Acaso no nos proporciona esperanza
para otros? ¿Quién está fuera del alcance de la gracia todopoderosa?
¿Cómo podríamos perder la esperanza por alguien, puesto que el Señor ha
obrado un cambio tan maravilloso en nosotros?
El que ha guardado
esta grandiosa promesa, mantendrá cualquier otra; por tanto, prosigamos
con cánticos de adoración y confianza.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

Sal 27:14 Aguarda a YHVH. ¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón! ¡Sí, espera a YHVH! (BTx 3)
“Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová.” Sal_27:14. ¡Aguarda! ¡Aguarda! ¡Aguarda a Jehová! Él es digno de que se le espere. Él no defrauda al alma que espera.
Mientras esperen, mantengan el ánimo. Esperen una gran liberación, y estén prestos a alabar a Dios por ella.
La promesa que debería alentarlos, está en el centro del versículo: “aliéntese tu corazón.”
Esto
va de inmediato al lugar donde necesitan ayuda. Si el corazón está
sano, todo el resto del sistema trabajará bien. El corazón necesita
tranquilidad y aliento; y estos elementos vendrán si está fortalecido.
Un corazón potente descansa y se regocija y bombea fuerza al hombre
entero.
Nadie más tiene acceso a esa secreta urna de vida, el corazón, para suministrarle fortaleza.
Solamente
el que lo hizo puede fortalecerlo. Dios está lleno de fortaleza, y, por
eso, puede impartirla a quienes la necesitan. Oh, tengan valor; pues el
Señor les impartirá Su fortaleza, y estarán tranquilos en la tempestad,
y alegres en la aflicción.
El que escribió estas líneas, puede
expresar como David: “Sí, espera a Jehová.” En efecto, ciertamente, lo
digo. Sé por una larga y profunda experiencia que es bueno que aguarde a
Jehová.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

2Cr
20:17 Pero no tendréis que luchar en esta ocasión; resistid y estaos
quietos, y ved la salvación de YHVH para vosotros. ¡Oh Judá y Jerusalem,
no temáis ni os aterroricéis! Salid mañana contra ellos, porque YHVH
está con vosotros (BTx 3)
“Jehová estará con vosotros.” 2Cr_20:17. Esto
era una gran misericordia para Josafat, pues una gran multitud había
salido en su contra; y será también una gran misericordia para mí, pues
yo tengo gran necesidad, y no tengo poder ni sabiduría. Si el Señor está
conmigo, importa poco quién me abandone. Si el Señor está conmigo,
venceré en la batalla de la vida, y entre mayores sean mis pruebas, mi
victoria será más gloriosa. ¿Cómo puedo estar seguro que el Señor está
conmigo?
Ciertamente Él está conmigo si yo estoy con Él. Si yo
confío en Su fidelidad, y creo en Sus palabras y obedezco Sus
mandamientos, Él seguramente está conmigo. Si estoy del lado de Satanás,
Dios está contra mí, y no puede ser de otra manera; pero si vivo para
honrar a Dios, puedo estar seguro que Él me honrará.
Yo estoy
absolutamente seguro de que Dios está conmigo, si Jesús es mi solo y
único Salvador. Si he puesto mi alma en las manos del Unigénito Hijo de
Dios, entonces puedo estar seguro que el Padre empleará todo Su poder
para preservarme, para que Su Hijo no
sea deshonrado.
¡Oh, que
tuviéramos la fe para asirnos sobre el breve pero dulce texto para hoy!
¡Oh, Señor, cumple a Tu siervo esta palabra! Te pido que estés conmigo
en el hogar, en la calle, en el campo, en el taller, en la compañía, y
cuando estoy solo. Te pido que estés también con todo Tu pueblo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

Ose
1:7 Pero me compadeceré de la casa de Judá y los salvaré por YHVH, su
Dios. No los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con
caballos, ni con jinetes (BTx 3)
“Mas de la casa de
Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los
salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni
jinetes.” Ose_1:7. ¡Preciosa palabra! El propio Jehová librará a
Su pueblo en la grandeza de Su misericordia, pero no lo hará por los
medios ordinarios. Los hombres son tardos para rendir a Dios la gloria
debida a Su nombre. Si van a la batalla con espada y arco, y ganan la
victoria, deberían alabar a su Dios; sin embargo, no lo hacen, sino que
comienzan a engrandecer su propia diestra, y a gloriarse en sus caballos
y jinetes. Por esta razón, nuestro Jehová determina con frecuencia
salvar a Su pueblo sin utilizar medios secundarios, para que todo el
honor sea para Él solo.
Corazón mío, entonces mira únicamente al
Señor, y no al hombre. Espera ver a Dios mucho más claramente cuando no
haya nadie más a quien mirar. Aunque no cuente con ningún amigo, ni
consejero, ni nadie que me respalde, no debo desconfiar, si puedo sentir
que el propio Señor está de mi lado; sí, debo estar alegre si Él da la
victoria sin batalla, como el texto parece implicar. ¿Por qué habría de
necesitar caballos y jinetes si el propio Jehová tiene misericordia de
mí, y alza Su brazo en mi defensa? ¿Por qué habría de necesitar arco o
espada si Dios me salvará? Debo confiar, y no temer, a partir de este
día y para siempre. Amén.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

Eze 37:13 Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestras sepulturas, oh pueblo mío, sabréis que Yo soy YHVH (BTx 3)
“Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros, y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío.” Eze_37:13. En
verdad así ha de ser: los que reciben vida de entre los muertos,
reconocerán con certeza la mano del Señor en su resurrección. Este es el
cambio mayor y el más notable de todos los cambios que un hombre pueda
experimentar: ser levantado de la tumba de la muerte espiritual, y ser
conducido a regocijarse en la luz y en la libertad de la vida
espiritual. Nadie puede obrar esto sino el Dios vivo, el Señor y dador
de vida.
¡Ah, cuán bien recuerdo cuando yacía yo en el valle lleno
de huesos secos, tan seco como cualquiera de ellos! ¡Bienaventurado fue
el día cuando la gracia inmerecida y soberana envió al hombre de Dios a
profetizar sobre mis huesos! Gloria sea dada a Dios por la conmoción que
esa palabra de fe provocó entre los huesos secos. ¡Más bienaventurado
aún fue ese aliento celestial proveniente de los cuatro vientos que me
hizo vivir! Ahora conozco yo al Espíritu dador de vida del eterno
Jehová. Verdaderamente Jehová es el Dios vivo, pues me hizo vivir. Mi
nueva vida, incluso en sus languideces y en sus aflicciones, es una
clara prueba para mí que el Señor puede matar y hacer vivir. Él es el
único Dios. Él es todo lo que es grandioso, gracioso, y glorioso, y mi
alma revivida lo adora como el gran YO SOY. ¡Toda gloria sea dada a Su
sagrado nombre! En tanto que viva lo alabaré.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

Ose
6:3 ¡Conozcámoslo pues! ¡Sigamos adelante para conocer° a YHVH! Su
salida es tan cierta como la aurora, Y Él vendrá a nosotros como la
lluvia, Como la lluvia tardía° que riega la tierra. (BTx 3)
“Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová.” Ose_6:3.
Alcanzaremos
el santo conocimiento, no de una sola vez, sino gradualmente, y nuestro
deber es perseverar y aprender poco a poco. No debemos desesperar,
aunque nuestro progreso sea lento, pues todavía hemos de aprender. El
Señor, que se ha convertido en nuestro maestro, no se dará por vencido
con nosotros, independientemente de cuán tardos de entendimiento seamos;
pues no sería para honra Suya que algún grado de insensatez humana
frustrara Su destreza. Él Señor se deleita en volver sabio al necio.
Nuestro
deber es apegarnos a nuestro tópico principal, y proseguir en conocer,
no esta doctrina peculiar o aquella otra, sino al propio Jehová. Conocer
al Padre, Hijo, y Espíritu, el Dios Trino, esto es la vida eterna:
dediquémonos a esto, pues así obtendremos una instrucción completa. Al
proseguir en conocer a Jehová, aprenderemos la curación después del
desgarro, la restauración después del asolamiento, y la vida después de
la muerte. La experiencia tiene su obra perfecta cuando el corazón sigue
las pisadas del Señor Todopoderoso.
Alma mía, mantente cerca de
Jesús, prosigue en conocer a Dios en Jesús, y así llegarás al
conocimiento de Cristo, que es la más excelsa de todas las ciencias. El
Espíritu Santo te guiará a toda la verdad. ¿Acaso no este un oficio
lleno de gracia? Confía en que Él lo cumplirá.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

Jua
15:10 Si guardáis° mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; como Yo
he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor (BTx
3)
“Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor.” Jua_15:10.Permanecer
en obediencia y permanecer en el amor de Jesús, son cosas que no pueden
separarse. Una vida bajo el gobierno de Cristo es lo único que podría
demostrar que somos los objetos del deleite de nuestro Señor. Debemos
guardar el mandamiento de nuestro Señor, si queremos recibir el sol de
Su amor. Si vivimos en pecado, no podríamos vivir en el amor de Cristo.
Sin la santidad que agrada a Dios, no podríamos agradar a Jesús. Quien
no le da ninguna importancia a la santidad, no sabe nada del amor de
Jesús.
El disfrute consciente del amor de nuestro Señor es un
asunto delicado. Es mucho más sensible al pecado y a la santidad que el
mercurio lo es al frío y al calor. Cuando somos tiernos de corazón, y
prudentes de pensamiento, labios y vida, para honra de nuestro Señor
Jesús, entonces recibimos señales incontables de Su amor. Si deseamos
perpetuar esta bienaventuranza, debemos perpetuar la santidad. El Señor
Jesús no esconderá Su rostro de nosotros a menos que nosotros escondamos
nuestro rostro de Él. El pecado forma la nube que oscurece a nuestro
Sol: si somos diligentemente obedientes y completamente consagrados,
podremos caminar en la luz, como Dios está en la luz, y tendremos una
permanencia segura en el amor de Jesús como Jesús la tiene en el amor
del Padre. Aquí tenemos una dulce promesa con un solemne “si”. Señor,
pon este “si” en mi mano; pues, como una llave, abre este estuche de
joyas.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.
