Deu 31:8 YHVH es el que va delante de ti. Él estará contigo, no te dejará ni te desamparará. No temas ni desmayes (BTx 3)
“Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.” Deu_31:8. En
presencia de una gran obra o de una gran guerra, aquí tenemos un texto
que debería ayudarnos a sujetar nuestro arnés. Si el propio Jehová va
delante de nosotros, tiene que ser seguro seguirle. ¿Quién podría
obstruir nuestro progreso si el propio Señor va a la vanguardia? ¡Vamos,
soldados hermanos, hagamos un rápido avance! ¿Por qué dudamos de
obtener la victoria?
Y
no sólo está el Señor delante de nosotros; Él está con nosotros. Por
encima, por debajo, alrededor y adentro, está el Dios omnipotente y
omnipresente. En todo tiempo y hasta la eternidad, estará con nosotros
como siempre ha estado con nosotros. ¡Cómo debería vigorizar eso nuestro
brazo! ¡Láncense al frente con arrojo, soldados de la cruz, pues el
Señor de los ejércitos está con nosotros!
Estando
delante de nosotros y con nosotros, nunca retirará Su ayuda. Él no
puede fallar en Sí mismo, y no nos fallará. Continuará ayudándonos de
acuerdo a nuestra necesidad, hasta el fin. No puede fallarnos, ni nos
abandonará. Él siempre será capaz y estará dispuesto a proporcionarnos
fuerza y socorro hasta que los días de combate hubieren pasado.
No
temamos ni nos intimidemos; pues el Señor de los ejércitos descenderá a
la batalla con nosotros, soportará el embate de la lucha, y nos dará la
victoria.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
28:16 Por tanto, Adonay YHVH dice así: He aquí Yo pongo por fundamento
en Sión una piedra, Piedra probada,° angular, preciosa, de cimiento
estable.° El que crea, no será conturbado (BTx 3)
“El que creyere, no se apresure.” Isa_28:16. Se
apresurará para obedecer los mandamientos del Señor; pero no se
apresurará con ningún sentido de impaciencia o de impropiedad.
No
se apresurará a huir, pues no se verá sobrecogido del miedo que provoca
el pánico. Cuando otras personas vuelan por aquí y por allá como si la
razón les hubiere fallado, el creyente estará tranquilo, calmado, y
resuelto, y así será capaz de actuar sabiamente en la hora de la prueba.
No
se apresurará en sus expectativas, ansiando sus cosas buenas de
inmediato y al punto; sino que esperará el tiempo de Dios. Algunos
sienten una prisa desesperada para tener el pájaro en la mano, pues
consideran la promesa del Señor como un pájaro volando, que no es
probable que sea suyo. Los creyentes saben esperar.
No
se apresurará lanzándose a una acción indebida o cuestionable. La
incredulidad ha de hacer algo, y así obra su propia ruina; pero la fe no
se apresura por encima del progreso razonable, y así no se ve forzado a
regresar tristemente por el camino que siguió imprudentemente.
¿Qué
sucede conmigo? ¿Estoy creyendo, y, por tanto, estoy manteniendo el
paso del creyente, que consiste en caminar con Dios? ¡Paz, agitado
espíritu! ¡Oh, reposa en el Señor, y espéralo pacientemente! ¡Corazón,
asegúrate de hacer esto de inmediato!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Deu
28:8 YHVH mandará la bendición a tus graneros y a todo lo que emprenda
tu mano, y te bendecirá en la tierra que YHVH tu Dios te da (BTx 3)
“Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano.” Deu_28:8. Si
nosotros obedecemos al Señor nuestro Dios, Él bendecirá todo aquello
que nos da. Las riquezas no son una maldición cuando son bendecidas por
el Señor. Cuando los hombres poseen más de lo que requieren para
satisfacer su inmediata necesidad, y comienzan a almacenar en graneros,
la marchita podredumbre de la avaricia o el estéril endurecimiento del
corazón son propensos a acompañar a la acumulación; pero con la
bendición de Dios, esto no sucede así. La prudencia ordena el ahorro, la
liberalidad gobierna el gasto, la gratitud conserva la consagración, y
la alabanza endulza el gozo. Es una gran misericordia contar con la
bendición de Dios sobre nuestra caja fuerte, y sobre nuestra cuenta
bancaria.
¡Qué
favor nos es concedido con la última frase! “Jehová enviará su
bendición sobre todo aquello en que pusieres tu mano.” No pondríamos
nuestra mano en nada sobre lo que no nos atreviéramos a pedir la
bendición de Dios, ni nos pondríamos a hacer nada sin oración y sin fe.
¡Pero qué privilegio es poder esperar la ayuda del Señor en cada
actividad!
Algunos
hablan de un hombre con suerte: la bendición del Señor es mejor que la
suerte. La protección de los grandes no es nada comparada con el favor
del Señor. La confianza en uno mismo está muy bien, pero la bendición
del Señor es infinitamente mayor que todo el fruto del talento, del
genio o del tacto.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Éxo 33:14 Y Él dijo: ¿Mi presencia habrá de ir contigo y darte reposo? (BTx 3)
“Y él dijo: mi presencia irá contigo, y te daré descanso.” Éxo_33:14. ¡Preciosa
promesa! Señor, capacítame para apropiarme de ella como toda mía. En
ciertos momentos debemos abandonar nuestra residencia, pues aquí no
contamos con una ciudad permanente. Sucede con frecuencia que cuando nos
sentimos más en casa en un lugar, súbitamente somos llamados lejos de
él. Aquí hay un antídoto para ese mal. El propio Señor nos acompañará.
Su presencia, que incluye Su favor, Su comunión, Su cuidado, y Su poder,
estará siempre con nosotros en cada una de nuestras marchas. Esto
significa mucho más de lo que dice; pues, de hecho, quiere decir todo.
Si Dios está presente con nosotros, poseemos el cielo y la tierra. ¡Ve
conmigo, Señor, y entonces envíame donde quieras!
Pero
esperamos encontrar un lugar de reposo. El texto nos lo promete. Hemos
de tener reposo por el propio dar, actuar y preservar de Dios. Su
presencia nos conducirá a descansar incluso cuando vayamos en la marcha,
sí, incluso en medio de la batalla.
Descanso.
Palabra tres veces bendita. ¿Puede ser gozada alguna vez por los
mortales? Sí, allí está la promesa, y la invocamos por medio de la fe.
El descanso proviene del Consolador, del Príncipe de Paz, y del glorioso
Padre que descansó de todas Sus obras el séptimo día. Estar con Dios es
descansar en el sentido más enfático.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jua
16:20 De cierto, de cierto os digo que vosotros lloraréis y os
lamentaréis, y el mundo se alegrará. Vosotros os entristeceréis, pero
vuestra tristeza se convertirá en gozo (BTx 3)
“Vuestra tristeza se convertirá en gozo.” Jua_16:20. Su
tristeza particular era la muerte y la ausencia de su Señor, y fue
convertida en gozo cuando resucitó de los muertos y se mostró en medio
de ellos. Todas las tristezas de los santos serán transmutadas;
inclusive las peores de ellas, que parecería que deben permanecer para
siempre como fuentes de amarguras.
Entonces
entre más tristeza, mayor gozo. Si tenemos carretadas de tristeza,
entonces el poder del Señor las convertirá en toneladas de gozo.
Entonces entre más amarga sea la tribulación, más dulce será el placer:
la oscilación del péndulo hasta el extremo izquierdo lo conducirá a
llegar hasta el extremo derecho. El recuerdo del dolor enriquecerá el
sabor del deleite: contrastaremos el uno con el otro, y el brillo del
diamante será visto más claramente por causa del estuche negro sobre el
que descansa.
¡Vamos,
corazón mío, ten ánimo! Dentro de poco estaré tan contento como ahora
estoy abatido. Jesús me dice que por medio de una alquimia celestial, mi
tristeza será convertida en gozo. Yo no puedo ver cómo ha de ser eso,
pero lo creo, y comienzo a cantar anticipándolo. Esta depresión de
espíritu no durará mucho, y pronto seré elevado y estaré entre los seres
felices que alaban al Señor día y noche, y allí cantaré de la
misericordia que me libró de grandes aflicciones.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Zac
4:7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? ¡Ante Zorobabel serás aplanado! Él
sacará la piedra principal° con aclamaciones de: ¡Gracia, gracia a ella!
(BTx 3)
“¿Quién
eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura;
él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a
ella.” Zac_4:7. En
esta hora un gran monte de dificultad, de calamidad o de necesidad
podría aparecerse en nuestro camino, y la razón natural no ve manera de
remontarlo, ni atravesarlo, ni rodearlo.
Sólo
dejen que la fe intervenga, y al instante el monte desaparecerá y se
reducirá a llanura. Pero la fe debe oír primero la palabra del Señor:
“No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová
de los ejércitos.” Esta grandiosa verdad es una necesidad fundamental
para enfrentarse a las insuperables pruebas de la vida.
Yo
veo que no puedo hacer nada, y que toda confianza en el hombre es
vanidad. “No con ejército.” Yo veo que no se puede confiar en ningún
medio visible, sino que la fortaleza está en el Espíritu invisible.
Solamente Dios puede obrar, y los hombres y los instrumentos son algo
con los que no se puede contar.
Si
es así, si el Dios Todopoderoso asume los asuntos de Su pueblo,
entonces los grandes montes no son nada. Él puede quitar mundos así como
los niños empujan los balones, o los patean con su pie. Él me puede
proporcionar este poder. Si el Señor me pide que quite un monte de los
Alpes, yo puedo hacerlo mediante Su nombre. Podría ser un gran monte,
pero incluso delante de mi debilidad será reducido a una llanura; si el
Señor lo ha dicho, ¿qué podría temer si cuento con Dios de mi lado?
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 103:9 No contenderá para siempre, Ni para siempre estará enojado (BTx 3)
“No contenderá para siempre, ni para siempre guardará el enojo.” Sal_103:9.
Él
contenderá algunas veces, pues no sería un padre sabio para tales
pobres hijos errantes como somos nosotros. Su reprensión es muy dolorosa
para quienes son sinceros, pues sienten cuán tristemente la merecen, y
cuán indebido de su parte es contristarlo. Nosotros sabemos lo que esta
contención significa, y nos inclinamos delante del Señor, lamentando
haberle conducido a estar enojado con nosotros.
Pero,
¡qué consuelo encontramos en estas líneas! No contenderá “para
siempre”. Si nos arrepentimos y nos volvemos a Él con corazones
quebrantados por el pecado y quebrantados a consecuencia del pecado, Él
nos sonreirá de inmediato. Para Él no es un placer volver un rostro
ceñudo hacia aquellos que ama de todo corazón: Él se goza de que nuestro
gozo sea pleno.
Vamos,
busquemos Su rostro. No hay motivo para la desesperación, y ni siquiera
para el desaliento. Amemos al Dios contendiente, y antes de que pase
mucho tiempo cantaremos: “Tu indignación se apartó, y me has consolado.”
¡Desaparezcan, oscuros presentimientos, cuervos del alma! ¡Vengan a mí,
humildes esperanzas y recuerdos agradecidos, palomas del corazón! Quien
nos perdonó hace mucho tiempo como un juez, puede perdonarnos otra vez
como Padre, y nos regocijaremos en Su amor dulce e inmutable.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Deu
7:22 YHVH tu Dios irá expulsando esos pueblos poco a poco. No podrás
acabar con ellos en seguida, no sea que las fieras del campo lleguen a
ser demasiado numerosas para ti (BTx 3)
“Y Jehová tu Dios echará a estas naciones de delante de ti poco a poco.” Deu_7:22. No
debemos esperar ganar victorias para el Señor Jesús de un solo golpe.
Las prácticas y principios perversos tardan en morir. En algunos lugares
toma años de trabajo echar siquiera a uno de los muchos vicios que
corrompen a los habitantes. Debemos continuar la guerra con toda nuestra
fuerza, aun cuando sólo seamos favorecidos con un pequeño éxito
evidente.
Nuestro
deber en este mundo es conquistarlo para Jesús. No hemos de hacer
concesiones, sino que hemos de exterminar los males. No hemos de buscar
popularidad, sino que hemos de mantener una guerra incesante contra la
iniquidad. Infidelidad, papado, bebida, impureza, opresión,
mundanalidad, error; todo esto ha de ser “echado fuera”.
Sólo
el Señor nuestro Dios puede lograr esto. Él obra por medio de Sus
siervos fieles; y, bendito sea Su nombre, Él promete que obrará de esta
manera. “Jehová tu Dios echará a estas naciones de delante de ti.” Esto
lo hará gradualmente, para que aprendamos la perseverancia, crezcamos en
la fe, vigilemos con denuedo, y evitemos la seguridad carnal.
Demos
gracias a Dios cuando haya un pequeño éxito, y oremos pidiendo más
éxitos. No enfundemos nunca la espada hasta que la tierra entera sea
conquistada para Cristo.
¡Ten valor, corazón mío! Prosigue poco a poco pues muchas pequeñas victorias constituirán un gran todo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jer
50:20 En aquellos días y en aquella hora, dice YHVH, se buscará la
culpa de Israel, y no se hallará, y el pecado de Judá, y no se
encontrará, porque Yo habré perdonado al remanente que me haya reservado
(BTx 3)
“En
aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová, la maldad de Israel será
buscada, y no aparecerá; y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque
perdonaré a los que yo hubiese dejado.” Jer_50:20. ¡Esta
es en verdad una palabra gloriosa! ¡Qué perdón tan perfecto es
prometido aquí para las naciones pecadoras de Israel y Judá! El pecado
será quitado de tal manera que no será encontrado, será tan borrado que
no habrá ninguno. ¡Gloria sea dada al Dios de los perdones!
Satanás
busca pecados con los cuales acusarnos y nuestros enemigos los buscan
para poder ponerlos a nuestro cargo, y nuestra propia conciencia los
busca incluso con una avidez mórbida. Pero cuando el Señor aplica la
sangre preciosa de Jesús, no tememos ninguna forma de búsqueda, pues “no
aparecerá”, “no se hallarán”. El Señor ha hecho que los pecados de Su
pueblo cesen de existir: ha acabado con la transgresión, y ha puesto un
término al pecado. El sacrificio de Jesús ha arrojado a nuestros pecados
a las profundidades del mar. Esto nos hace saltar de alegría.
La
razón de la desaparición de nuestros pecados se basa en el hecho que el
propio Jehová perdona a Sus elegidos. Su palabra de gracia no sólo es
real, sino divina. Él habla absolución, y nosotros somos absueltos. Él
aplica la expiación, y a partir de esa hora Su pueblo está más allá de
todo temor de condenación. ¡Bendito sea el nombre del Dios aniquilador
del pecado!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa 45:22 Miradme, y sed salvos en todos los confines de la tierra, Porque Yo soy ’Elohim, Y no hay ningún otro (BTx 3)
“Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.” Isa_45:22. Esta
es la promesa de las promesas. Está colocada en el cimiento de nuestra
vida espiritual. La salvación viene por una mirada a Él, que es “Dios
justo y Salvador”. ¡Cuán simple es la orden! “Mirad a mí”. ¡Cuán
razonable es el requerimiento! Ciertamente la criatura ha de mirar al
Creador. Hemos mirado a otras partes durante suficiente tiempo, y ya es
hora de que le miremos sólo a Él, que invita nuestra esperanza y promete
darnos Su salvación.
¡Sólo
una mirada! ¿Acaso no deberíamos mirar de inmediato? No debemos traer
nada con nosotros, sino hemos de mirar hacia fuera y hacia arriba, a
nuestro Señor en Su trono, hacia donde ha ascendido desde la cruz. Una
mirada no requiere ninguna preparación, ni ningún esfuerzo violento: no
se necesita talento ni sabiduría, riqueza ni fuerza. Todo lo que
necesitamos se encuentra en el Señor nuestro Dios, y si lo miramos a Él
para todo, todo será nuestro, y seremos salvos.
¡Vengan,
ustedes que están lejos, miren aquí! ¡Ustedes que son los términos de
la tierra, vuelvan sus ojos a este lugar! Así como los hombres pueden
ver al sol y gozar de su luz desde las regiones más alejadas, de la
misma manera ustedes que yacen en los límites de la muerte y en las
propias puertas del infierno pueden, por una mirada, recibir la luz de
Dios, la vida del cielo, la salvación del Señor Jesucristo, quien es
Dios, y que, por tanto, es capaz de salvar.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 107:9 Porque Él sacia al alma sedienta, Y colma de bienes al alma hambrienta (BTx 3)
“Porque sacia el alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta.” Sal_107:9. Es
bueno tener anhelos, y entre más intensos sean, mejor. El Señor saciará
los anhelos del alma, por grandes y por absorbentes que sean. Anhelemos
grandemente, porque el Señor saciará grandemente. Nunca tendremos el
estado mental adecuado mientras estemos contentos con nosotros mismos, y
estemos libres de anhelos. Los deseos de mayor gracia, y los gemidos
que no pueden ser expresados, son dolores propios del crecimiento, y
deberíamos desearlos más y más. ¡Bendito Espíritu, condúcenos a suspirar
y a clamar pidiendo mejores cosas, y pidiendo más de lo mejor!
El
hambre no es de ninguna manera una sensación placentera. Sin embargo,
bienaventurados son los que tienen hambre y sed de justicia. Tales
personas no solamente verán su hambre aplacada con un poco de alimento,
sino que serán saciadas. No serán saciadas con cualquier tipo de
alimento burdo, sino que su dieta será digna del buen Señor, pues serán
saciadas con bien por el propio Jehová.
Vamos,
no nos inquietemos porque anhelemos y tengamos hambre, sino que oigamos
la voz del Salmista cuando él mismo anhela y tiene hambre de ver a Dios
enaltecido. “Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para
con los hijos de los hombres.”
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Hag
2:19 ¿Hay acaso todavía cosecha en el granero? Ni tampoco la vid ni la
higuera, ni el granado ni el olivo han producido; pero desde este día os
daré bendición (BTx 3)
“Mas desde este día os bendeciré.” Hageo 2: 19.
Las
cosas futuras están ocultas de nosotros. Sin embargo, aquí tenemos un
espejo en el que podemos ver los años venideros. El Señor dice: “Mas
desde este día os bendeciré.”
Vale
la pena tomar nota del día al que se hace referencia en esta promesa.
Las cosechas habían sido muy escasas, se habían secado y habían sufrido
de añublo, todo por causa del pecado del pueblo. Ahora, el Señor vio que
estos castigados comenzaban a obedecer Su palabra, y a construir Su
templo, y por tanto, Él dice: “Desde el día que se echó el cimiento del
templo de Jehová; considerad. . .Mas desde este día os bendeciré.”
Si
hemos vivido en cualquier pecado, y el Espíritu nos conduce a alejarnos
de él, podemos contar con la bendición del Señor. Su sonrisa, Su
Espíritu, Su gracia, la más plena revelación de Su verdad, todo nos
indica una bendición incrementada. Podremos encontrar una mayor
oposición por parte del hombre por causa de nuestra fidelidad, pero nos
elevaremos a tratos más íntimos con el Señor nuestro Dios, y a una
visión más clara de nuestra aceptación en Él.
Señor,
estoy resuelto a ser más sincero contigo, y más exacto en el
seguimiento de Tu doctrina y de Tu precepto; y Te ruego, por tanto, por
Cristo Jesús, que aumentes la bendición de mi vida cotidiana a partir de
este momento y para siempre.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Zac
12:8 Aquel día YHVH será escudo al habitante de Jerusalem; aquel día el
más débil de entre ellos será como David, y la casa de David será como
’Elohim: como el ángel de YHVH delante de ellos (BTx 3)
“En
aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos
fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como
Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos.” Zac_12:8.
Uno
de los mejores métodos que tiene el Señor para defender a Su pueblo, es
hacerlos fuertes con poder interior. Los hombres son mejores que los
muros, y la fe es más fuerte que las fortalezas.
El
Señor puede tomar al más débil de nosotros y hacerlo como a David, un
paladín de Israel. ¡Señor, haz esto conmigo! Infunde Tu poder en mí, y
lléname de valor sagrado para que pueda enfrentarme al gigante con honda
y con piedra, confiando en Dios.
El
Señor puede hacer a Sus más grandes paladines mucho más poderosos de lo
que son: David puede ser como Dios, como el ángel de Jehová. Este sería
un cambio maravilloso, pero totalmente factible, o no se hablaría de
él. ¡Oh Señor, obra eso en nuestros mejores líderes! ¡Muéstranos lo que
eres capaz de hacer, es decir, levantar a Tus fieles siervos a una
altura de gracia y santidad que será claramente sobrenatural!
Señor,
mora en Tus santos, y serán como Dios; pon Tu poder en ellos, y serán
como las criaturas vivientes que habitan en la presencia de Jehová.
Cumple esta promesa a Tu iglesia entera en este nuestro día, por
Jesucristo nuestro Señor. Amén.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 94:14 Porque YHVH no abandonará a su pueblo, Ni desamparará a su heredad (BTx 3)
“Porque no abandonará Jehová a su pueblo, ni desamparará su heredad.” Sal_94:14.
No,
Dios ni siquiera abandonará a uno de ellos. Los hombres abandonan, pero
Dios no, pues Su elección es inmutable, y Su amor es eterno. Nadie
puede encontrar a una sola persona a la que Dios haya desamparado
después de habérsele revelado salvadoramente.
El
Salmo menciona esta grandiosa verdad para dar ánimos al corazón del
afligido. El Señor disciplina a los Suyos, pero nunca los desampara.
Nuestra instrucción es el resultado de la doble obra de la ley y de la
vara, y el fruto de esa instrucción es una quietud de espíritu y una
sobriedad de mente, de las que procede el descanso. Los impíos son
dejados solos hasta que es cavado el hoyo en el que se hundirán y serán
sumidos; pero los piadosos son enviados a la escuela para que sean
preparados para su glorioso destino en el más allá. El juicio retornará y
terminará su obra sobre los rebeldes, pero igualmente retornará para
vindicar
a los sinceros y a los piadosos. Por esta razón podemos soportar la
vara de la disciplina con calmada sumisión pues no significa para
nosotros ira, sino amor.
“Dios puede castigar y corregir
Pero no puede nunca abandonar;
Puede en fidelidad reprender,
Pero nunca dejar de amar.”
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
54:17 Ningún arma forjada contra ti prosperará, Y condenarás a toda
lengua que se levante en juicio contra ti. Esta es la herencia de los
siervos de YHVH, Y su victoria de parte mía, dice YHVH (BTx 3)
“Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio.” Isa_54:17. Hay
un gran martilleo en las fraguas y en las forjas del enemigo. Están
fabricando armas con las cuales aniquilar a los santos. Ellos no podrían
ni siquiera hacer eso si el Señor no se los permitiera; pues Él ha
creado al forjador que sopla los carbones en el fuego. ¡Pero vean cuán
diligentemente laboran! ¡Cuántas espadas y lanzas moldean! No importa,
pues en la hoja de cada arma se puede leer esta inscripción: no
prosperará.
Pero
ahora escuchen otro ruido: se trata de la contienda de las lenguas. Las
lenguas son instrumentos más terribles que los que pueden forjarse con
martillos y yunques, y el mal que infligen corta más profundamente y
tiene un mayor alcance. ¿Qué será de nosotros ahora? La calumnia, la
falsedad, la insinuación, el ridículo: estos constituyen flechas
envenenadas; ¿cómo podremos enfrentarlos? El Señor Dios nos promete que,
si no podemos silenciar las lenguas, por lo menos escaparemos de ser
arruinados por ellas. Nos condenan por el momento, pero nosotros las
condenaremos al fin, y para siempre. La boca de quienes hablan será
acallada, y sus falsedades serán tornadas para honra de esos hombres
buenos que sufrieron por causa de ellas.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Flp 4:19 Mi Dios, pues, suplirá toda vuestra necesidad según su riqueza en gloria en Jesús el Mesías (BTx 3)
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” Flp_4:19.
El
Dios de Pablo es nuestro Dios, y suplirá toda nuestra necesidad. Pablo
estaba seguro de esto en relación a los filipenses, y nosotros estamos
seguros de esto en cuanto a nosotros mismos. Dios lo hará, pues así es
Él: Él nos ama, se deleita en bendecirnos, y, haciéndolo, recibirá la
gloria. Su misericordia, Su poder, Su amor, Su fidelidad, todo se
conjuga para que no suframos carestía.
Qué
gran medida es la que usa el Señor: “Conforme a sus riquezas en gloria
en Cristo Jesús.” Las riquezas de Su gracia son grandes, pero, ¿qué
diremos de las riquezas de Su gloria? ¿Quién podría estimar Sus
“riquezas en gloria en Cristo Jesús”? De acuerdo a esta medida
inmensurable Dios llenará el inmenso abismo de nuestras necesidades. Él
convierte al Señor Jesús en el receptáculo y en el canal de Su plenitud,
y luego nos imparte Su riqueza de amor en su forma más elevada.
¡Aleluya!
Este
escritor sabe en qué consiste ser probado en la obra del Señor. La
fidelidad ha sido recompensada con enojo, y donadores liberales han
puesto un fin a sus contribuciones; pero este escritor al que han
procurado oprimir no ha quedado un centavo más pobre, no, sino que más
bien ha prosperado; pues esta promesa ha demostrado ser verdadera, “Mi
Dios, pues, suplirá lo que os falta”. Las provisiones de Dios son más
seguras que el Banco de Inglaterra.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jua 14:14 Si algo me pedís en mi nombre, Yo lo haré (BTx 3)
“Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.” Jua_14:14. ¡Qué
promesa tan amplia! ¡Algo! Ya sean grandes o pequeñas, todas mis
necesidades están cubiertas por esa palabra “algo”. Ven, alma mía, con
libertad delante del propiciatorio, y oye a tu Señor cuando te dice:
“Abre tu boca, y yo la llenaré”.
¡Qué
promesa tan sabia! Siempre hemos de pedir en el nombre de Jesús. A la
vez que esto nos alienta, también lo honra a Él. Este es un argumento
constante. Ocasionalmente cualquier otro argumento es oscurecido,
especialmente aquellos que podríamos sacar de nuestra propia relación
con Dios, o nuestra experiencia de Su gracia; pero en momentos así, el
nombre de Jesús es tan poderoso en el trono como siempre, y podemos
argumentarlo con plena seguridad.
¡Qué
oración tan instructiva! No podría pedir nada a lo que Cristo no
pudiera poner Su mano y Su sello. No me atrevería a usar el nombre de mi
Señor para una petición egoísta o caprichosa. Sólo puedo usar el nombre
de mi Señor para oraciones que Él mismo diría si estuviese en mi caso.
Es un gran privilegio que seamos autorizados a pedir en el nombre de
Jesús como si el propio Jesús lo pidiera; pero nuestro amor a Él no nos
permitiría nunca interponer ese nombre donde Él no lo pondría.
¿Estoy pidiendo lo que Jesús aprueba? ¿Me atrevería a poner Su sello a mi oración? Entonces ya tengo lo que busco del Padre.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 121:4 He aquí no se adormecerá ni dormirá, El que guarda a Israel (BTx 3)
“He aquí, no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel.” Sal_121:4.Jehová
es “el Guarda de Israel”. Ninguna forma de descuido se introduce
clandestinamente en Él, ni el más profundo sueño ni el más ligero
reposo. Nunca deja de vigilar la casa y el corazón de Su pueblo. Esta es
razón suficiente para que descansemos en perfecta paz. Alejandro decía
que él dormía porque su amigo Parmenio velaba; con mayor razón
deberíamos dormir porque nuestro Dios es nuestro guarda.
“He
aquí” es introducido aquí para llamar nuestra atención a esta verdad
alentadora. Israel, cuando tenía una piedra por almohada, se durmió;
pero su Dios estaba despierto y vino en visión a Su siervo. Cuando
estemos indefensos, el propio Jehová cubrirá nuestras cabezas.
El
Señor guarda a Su pueblo como un hombre rico guarda su tesoro, como un
capitán guarda una ciudad con una guarnición, como un centinela mantiene
la custodia de su soberano. Nadie podría dañar a aquellos que están
bajo esa custodia. Quiero poner mi alma en Sus amadas manos. Él no nos
olvida nunca, no cesa nunca de cuidarnos diligentemente, y nunca se
considera incapaz de preservarnos.
Oh
mi Señor, guárdame, para que no me descarríe y caiga y perezca.
Guárdame, para que pueda guardar Tus mandamientos. Por Tu cuidado
vigilante impide que duerma como el haragán, y que perezca como aquellos
que sueñan el sueño de la muerte.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jer 31:14 Saciaré el alma de los sacerdotes con grosura, Y mi pueblo será saciado con mi benevolencia, dice YHVH (BTx 3)
“Y mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová.” Jer_31:14.Noten
la palabra “mi” que aparece dos veces: “Mi pueblo será saciado de mi
bien.” Las personas que son saciadas por Dios están marcadas como
pertenecientes a Dios. Dios se agrada con ellas, pues ellas se agradan
con Él. Ellas le llaman su Dios, y Él las llama Su pueblo; Él se agrada
de tomarlas como una porción, y ellas se sacian con Él como su porción.
Hay una comunión mutua de deleite entre el Israel de Dios y el Dios de
Israel.
Estas
personas están saciadas. Eso es algo grandioso. Muy pocos de los hijos
de los hombres son saciados alguna vez, sin importar cuál sea su
porción; se han tragado la sanguijuela borriquera que continuamente
clama: “¡dame! ¡Dame!” Únicamente las almas santificadas son almas
saciadas. El propio Dios es quien ha de convertirnos y contentarnos.
No
es sorprendente que el pueblo del Señor sea saciado con el bien de su
Señor. Pues allí hay bien sin mezcla, liberalidad sin restricción,
misericordia sin reprensión, amor sin cambio, favor sin reserva. Si el
bien de Dios no nos sacia, ¿qué podría saciarnos? ¡Cómo!, ¿todavía
estamos gimiendo? Con certeza hay un deseo maligno internamente si es un
deseo que el bien de Dios no sacia.
Señor, yo estoy saciado. Bendito sea Tu nombre.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Rom 6:14 Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia (BTx 3)
“Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.” Rom_6:14. El
pecado reinaría si pudiera, pues no puede aceptar ningún lugar que esté
por debajo del trono del corazón. Algunas veces tenemos miedo que nos
conquiste, y entonces clamamos al Señor: “Ninguna iniquidad se enseñoree
de mí.” Esta es Su respuesta consoladora: “el pecado no se enseñoreará
de vosotros.” Podría asediarlos, e incluso herirlos; pero no establecerá
nunca una soberanía sobre ustedes.
Si
estuviésemos bajo la ley, nuestro pecado cobraría fuerzas y nos
mantendría bajo su poder; pues el castigo del pecado es que un hombre
quede bajo el poder del pecado. Pero como nosotros estamos bajo el pacto
de gracia, estamos protegidos de apartarnos del Dios vivo por la cierta
declaración del pacto. Gracia nos es prometida, por la cual somos
recuperados de nuestros extravíos, limpiados de nuestras impurezas, y
liberados de las cadenas del hábito.
Podríamos
quedar sumidos en la desesperación y estar “contentos de servir a los
egipcios” si fuéramos todavía como esclavos trabajando para ganar la
vida eterna; pero como somos los hombres libres del Señor, cobramos
ánimo para luchar contra nuestras corrupciones y tentaciones, estando
seguros que el pecado no nos someterá bajo su influjo de nuevo. Dios
mismo nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo, a Quien
sea la gloria por siempre y para siempre. Amén.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 121:3 No dará tu pie al resbaladero, Ni se dormirá el que te guarda (BTx 3)
“No dará tu pie al resbaladero.” Sal_121:3.
Si
el Señor no va a permitirlo, ni los hombres ni los demonios podrían
hacerlo. ¡Cuán grandemente se regocijarían si pudieran provocarnos una
ignominiosa caída, echarnos de nuestra posición y desterrarnos de la
memoria! Harían esto para el disfrute de sus corazones si no fuera por
un obstáculo, y solamente un obstáculo: el Señor no lo permitirá; y si
Él no lo tolerará, nosotros no lo sufriremos.
El
camino de la vida es como un viaje por entre los Alpes. A lo largo de
los senderos de las montañas uno está constantemente expuesto a que sus
pies resbalen. Allí donde el camino es elevado la mente está inclinada a
padecer vahídos, y entonces el pie pronto resbala: hay partes que son
lisas como el cristal, y otras que son escarpadas con piedras sueltas, y
en cualquiera de ellas una caída es difícil de evitar. Aquel que a lo
largo de su vida recibe la capacidad para mantenerse íntegro y para
caminar sin tropezar tiene el mejor de los motivos para estar
agradecido. Con escollos y trampas, rodillas débiles, pies cansados y
enemigos sutiles, ningún hijo de Dios podría mantenerse firme durante
una hora si no fuera por el amor fiel que no dará su pie al
resbaladero.
“En medio de mil trampas estoy
Sostenido y protegido por Tu mano;
Esa mano invisible todavía me sostendrá,
Y me conducirá a Tu santo monte.”
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Eze
34:30 Y sabrán que Yo, YHVH su Dios, estoy con ellos, y que ellos, la
casa de Israel, son mi pueblo, dice Adonay YHVH (BTx 3)
“Y sabrán que yo Jehová su Dios estoy con ellos, y ellos son mi pueblo, la casa de Israel, dice Jehová el Señor.” Eze_34:30. Ser
el propio pueblo del Señor es una bendición especial, pero saber que lo
somos es una bendición consoladora. Una cosa es esperar que Dios esté
con nosotros, y otra cosa es saber que en efecto está con nosotros. La
fe nos salva, pero la seguridad nos sacia.
Tomamos
a Dios para que sea nuestro Dios cuando creemos en Él; pero alcanzamos
el gozo de Él cuando sabemos que es nuestro y que somos Suyos. Ningún
creyente debería contentarse con esperar y confiar, sino que debería
pedirle al Señor que lo conduzca a la plena certidumbre, de tal forma
que los asuntos de fe puedan convertirse en asuntos de certidumbre.
Llegamos
a un claro conocimiento del favor de Dios hacia nosotros cuando gozamos
de las bendiciones del pacto y vemos al Señor levantado para nosotros
como una planta de renombre. Aprendemos que somos el pueblo del Señor
por la gracia, no por la ley.
Volvamos
siempre nuestra mirada en la dirección de la gracia inmerecida. La
seguridad de la fe nunca puede venir por las obras de la ley. Es una
virtud evangélica, y sólo puede llegarnos de una manera evangélica. No
miremos hacia dentro. Miremos únicamente al Señor. Conforme veamos a
Jesús veremos nuestra salvación.
Señor, envíanos tal marea de tu amor que seamos arrastrados más allá del cieno de la duda y del miedo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

2Co
12:9 y me ha dicho: Bástate mi gracia, porque el° poder se perfecciona
en la debilidad. Por tanto, gustosamente me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que resida en mí el poder del Mesías (BTx 3)
“Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” 2Co_12:9. Nuestra
debilidad debe ser valorada en la medida que abre paso a la fortaleza
divina. No podríamos haber conocido nunca el poder de la gracia si no
hubiéramos experimentado la debilidad de la naturaleza. Bendito sea el
Señor por el aguijón en la carne y el mensajero de Satanás, ya que nos
encaminan a la fortaleza de Dios.
Esta
es una preciosa palabra que brota del propio labio del Señor. Ha
llevado a este escritor a reír de gozo. ¡La gracia de Dios es suficiente
para mí! Estoy seguro que es así. ¿Acaso no basta el cielo para el
pájaro, y no basta el océano para el pez? El Todosuficiente es
suficiente para mi mayor necesidad. Aquel que es suficiente para la
tierra y el cielo, es en verdad capaz de satisfacer el caso de un pobre
gusano como yo.
Apoyémonos,
entonces, en nuestro Dios y en Su gracia. Si no quitara nuestro dolor
nos daría la capacidad de aguantarlo. Su fortaleza será derramada sobre
nosotros hasta que el gusano remonte las montañas; y quien es un don
nadie saldrá victorioso sobre todos los encumbrados y poderosos; pues
aun si fuésemos mil veces más fuertes de lo que somos, eso sería igual a
nada delante del enemigo; y aunque pudiésemos ser más débiles de lo que
somos, lo cual sería muy difícil, podríamos hacerlo todo por medio de
Cristo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Luc
18:14 Os digo que éste bajó a su casa justificado antes que aquél,
porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla, será
enaltecido (BTx 3)
“El que se humilla será enaltecido.” Luc_18:14. No
debería ser difícil que nos humilláramos pues, ¿qué tenemos de lo que
debamos estar orgullosos? Deberíamos ocupar el lugar más bajo sin
necesidad de que se nos diga que lo hagamos. Si fuéramos sensatos y
honestos seríamos muy poca cosa en nuestra propia opinión. Especialmente
delante del Señor, en oración, deberíamos reducirnos a nada. Allí no
podemos hablar de mérito, pues no tenemos ninguno: nuestra sola y única
apelación ha de ser a la misericordia: “Dios, sé propicio a mí,
pecador.”
Aquí
tenemos una palabra de ánimo procedente del trono. Seremos enaltecidos
por el Señor si nos humillamos. Para nosotros la forma de subir es ir
cuesta abajo. Cuando somos despojados del yo, entonces somos vestidos de
humildad, y esta es la mejor ropa. El Señor nos enaltecerá con paz y
felicidad de mente; Él nos enaltecerá al conocimiento de Su Palabra y a
la comunión con Él; Él nos enaltecerá en el gozo del perdón garantizado y
la justificación. El Señor otorga Sus honores a quienes pueden
llevarlos para honra del Dador.
Él
da utilidad, aceptación e influencia a aquellos que no son inflados por
estas cosas, sino que más bien son humillados por un sentido de mayor
responsabilidad. Ni Dios ni el hombre se interesarán por ensalzar a un
hombre que se ensalce a sí mismo; pero tanto Dios como los hombres
buenos se unen en honrar una condición modesta.
Oh, Señor, húndeme en el yo, para que pueda ser levantado en Ti.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 37:4 Deléitate asimismo en YHVH, Y Él te concederá las peticiones de tu corazón (BTx 3)
“Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón.” Sal_37:4. El
deleite en Dios tiene un poder transformador, y eleva a un hombre por
encima de los bajos deseos de nuestra naturaleza caída. El deleite en
Jehová no es solamente dulce en sí mismo, sino que endulza al alma
entera, hasta que los anhelos del corazón se vuelven tales que el Señor
promete cumplirlos con seguridad. ¿Acaso no es grandioso el deleite que
moldea nuestros deseos hasta que lleguen a ser semejantes a los deseos
de Dios?
La
insensata manera nuestra es desear, y luego ponernos a trabajar para
lograr lo que deseamos. No salimos a trabajar a la manera de Dios, que
es buscarlo primero a Él, y luego esperar que todas las cosas nos sean
añadidas. Si dejáramos que nuestro corazón fuera llenado por Dios hasta
desbordar con deleite, entonces el Señor mismo cuidaría que no nos falte
ninguna cosa buena. En lugar de salir a buscar gozos, quedémonos en
casa con Dios, y bebamos las aguas procedentes de nuestra propia fuente.
Él puede hacer nosotros mucho más que lo que podrían hacer todos
nuestros amigos. Es mejor estar contento únicamente con Dios que andar
por todos lados irritados y desfallecidos por culpa de las nimiedades
despreciables del tiempo y el sentido. Por un tiempo podríamos tener
desilusiones; pero si nos acercan al Señor, entonces son cosas que han
de ser valoradas en grado sumo, pues garantizarán el cumplimiento de
todos nuestros rectos deseos al final.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
57:16 No contenderé para siempre, Ni para siempre estaré airado, Porque
delante de mí sucumbiría el espíritu° y las almas que he creado (BTx 3)
“Porque
no contenderé para siempre, ni para siempre me enojaré; pues decaería
ante mí el espíritu, y las almas que yo he creado.” Isa_57:16. Nuestro
Padre celestial busca nuestra instrucción, no nuestra destrucción. Su
contención con nosotros tiene una amorosa intención hacia nosotros. Él
no siempre estará alzado en armas en contra nuestra. Nosotros creemos
que el Señor prolonga Sus castigos, pero eso es porque nuestra paciencia
es limitada. Su compasión permanece para siempre, mas no su contención.
La noche pudiera parecer inacabable, pero al fin ha de dar paso al
alegre día.
Así
como la contención es únicamente por un tiempo, así la ira que conduce a
ella es únicamente por un pequeño rato. El Señor ama demasiado a Sus
elegidos y no puede estar siempre airado con ellos.
Si
Él tratara siempre con nosotros como lo hace algunas veces, decaeríamos
sin tardanza, y descenderíamos sin esperanza a las puertas de la
muerte. ¡Valor, querido corazón! El Señor pronto pondrá término a Su
reprimenda. Aguanta, pues el Señor te sostendrá, y te transportará. El
que te creó sabe cuán frágil eres, y cuán poco puedes soportar. Él
manejará tiernamente lo que creó tan delicadamente. Por tanto, no tengas
temor por causa del doloroso presente, pues se desliza rápidamente
hacia un jubiloso futuro. El que te afligió te sanará; Su pequeña ira
será seguida por grandes misericordias.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

2Re 3:16 y dijo: Así dice YHVH: Haced en este valle muchas zanjas,
2Re
3:17 porque YHVH dice así: No veréis viento, ni veréis lluvia, pero
aquel valle se llenará de agua, y beberéis vosotros, vuestros ganados° y
vuestras bestias (BTx 3)
“Quien
dijo: Así ha dicho Jehová: Haced en este valle muchos estanques. Porque
Jehová ha dicho así: No veréis viento, ni veréis lluvia; pero este
valle será lleno de agua, y beberéis vosotros, y vuestras bestias y
vuestros ganados.” 2Re_3:16-17. Tres
ejércitos estaban pereciendo de sed, y el Señor intervino. Aunque no
envió ni nube ni lluvia, sin embargo, les suministró una abundancia de
agua. Él no depende de métodos ordinarios, sino que puede sorprender a
Su pueblo con cosas novedosas de sabiduría y poder. De esta manera somos
conducidos a ver más de Dios de lo que los procesos ordinarios habrían
podido revelarnos. Aunque el Señor no se nos aparezca de la manera que
esperamos, o deseamos, o suponemos, sin, embargo, de una manera o de
otra Él nos proveerá. Es una gran bendición para nosotros que seamos
alzados por encima de la búsqueda de causas secundarias, de tal forma
que podamos contemplar el rostro de la grandiosa Causa Primera.
¿Contamos
en este día con la gracia suficiente para cavar cauces por los que
pueda fluir la bendición divina? ¡Ay!, a menudo fallamos en la
demostración de fe verdadera y práctica.
En
este día debemos estar en guardia buscando respuestas a la oración.
Como la niña que asistió a una reunión de oración pidiendo lluvia y
llevó un paraguas consigo, así nosotros hemos de esperar verdadera y
prácticamente que el Señor nos bendiga. Llenemos el valle de estanques y
esperemos verlos todos llenos.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Hab
2:3 Porque es aún visión para el tiempo señalado: ella hablará al fin y
no será frustrada. Aunque tarde, aguárdala, porque sin duda vendrá, y
no se retrasará (BTx 3)
“Aunque
la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no
mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no
tardará.” Hab_2:3. La
misericordia podría parecer tardada, pero es segura. El Señor ha
establecido, con sabiduría infalible, un tiempo para las salidas de Su
poder lleno de gracia, y el tiempo de Dios es el mejor tiempo. Nosotros
tenemos prisa; la visión de la bendición estimula nuestro deseo, y
acelera nuestros anhelos; pero el Señor guardará Sus señalamientos. Él
nunca se adelanta; Él nunca se atrasa.
Se
dice aquí que la Palabra de Dios es algo vivo que hablará, y que
vendrá. No es nunca una letra muerta, como estamos tentados a temerlo
cuando hemos esperado largamente su cumplimiento. La Palabra viva viene
en camino proveniente del Dios vivo, y aunque pareciera dilatarse, en
realidad no se está tardando. El tren de Dios no está retrasado. Sólo
hemos de tener paciencia, y pronto veremos por nosotros mismos la
fidelidad del Señor.
Ninguna
de Sus promesas fallará: “no mentirá”. Ninguna de Sus promesas se
perderá en el silencio: “se apresura hacia el fin”. ¡Qué consuelo
hablará al oído de la fe! Ninguna de Sus promesas necesitará ser
renovada como una factura que no pudo ser pagada en el día en que se
vencía: “no tardará”.
Vamos, alma mía, ¿no puedes esperar a tu Dios? Descansa en Él, y quédate quieta en una paz indecible.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal
84:11 Porque sol y escudo es YHVH ’Elohim, Favor y honor concede YHVH,
No quitará el bien a los que andan en integridad (BTx 3)
“No quitará el bien a los que andan en integridad.” Sal_84:11. El
Señor puede quitar muchas cosas placenteras, pero no “el bien”. Él es
el mejor juez de lo que es bueno para nosotros. Algunas cosas son
indudablemente buenas, y estas las podemos obtener cuando las pedimos
por medio de Jesucristo nuestro Señor.
La
santidad es un bien, y Él la obrará en nosotros libremente. Él nos
concederá gustosamente la victoria sobre las malas tendencias, sobre los
temperamentos violentos, y los malos hábitos, y no hemos de permanecer
sin ella.
Él
otorgará la plena certidumbre, y la comunión cercana con Él, y el
acceso a toda la verdad, y el valor que predomina delante del
propiciatorio. Si no tenemos estas cosas, es por falta de fe de
recibirlas, y no por cualquier renuencia de parte de Dios de otorgarlas.
Una disposición tranquila y celestial, gran paciencia, y amor ferviente: Él concederá todas estas cosas a la santa diligencia.
Pero
noten que hemos de “andar en integridad”. No ha de haber propósitos
encontrados ni tratos aviesos; ni hipocresía ni engaño. Si andamos
suciamente, Dios no puede otorgarnos favores, pues eso sería un galardón
por el pecado. El camino de la integridad es el camino de la riqueza
celestial: una riqueza tan grande que incluye todo el bien.
¡Qué promesa es esta para argumentarla en la oración! Pongámonos de rodillas.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

1Ts 5:24 Fiel es el que os llama, el cual también lo hará (BTx 3)
“Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.” 1Ts_5:24.¿Qué
hará Él? Él nos santificará por completo. Vean el versículo anterior.
Él completará la obra de purificación hasta que seamos perfectos en
todo. Él preservará todo nuestro ser, “espíritu, alma y cuerpo,
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.” Él no
permitirá que caigamos de la gracia, ni que estemos bajo el dominio del
pecado. ¡Cuán grandes favores son estos! Haríamos muy bien en adorar al
Dador de tales dones inefables.
¿Quién
hará esto? El Señor que nos ha llamado de las tinieblas a Su luz
admirable, de la muerte en el pecado a la vida eterna en Cristo Jesús.
Únicamente Él puede hacer esto: tal perfección y preservación sólo
pueden provenir del Dios de toda gracia.
¿Por
qué lo hará? Porque es fiel, fiel a Su propia promesa de salvar al
creyente; fiel a Su hijo, cuya recompensa es que Su pueblo será
presentado delante de Él sin mancha; fiel a la obra que ha comenzado en
nosotros por nuestro llamamiento eficaz. Los santos no descansan en su
propia fidelidad, sino en la propia fidelidad del Señor.
Vamos,
alma mía, aquí tienes un gran festín con el que puedes comenzar un mes
opaco. Puede ser que haya niebla afuera, pero debe haber brillo del sol
por dentro.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
