Heb
10:34 Porque compartisteis los padecimientos de los presos y el despojo
de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros
mismos una mejor y perdurable herencia (BTx 3)
“Sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos.” Heb_10:34. Esto
es bueno. Nuestra herencia aquí es muy poco perdurable: no hay
permanencia en ella. Pero Dios nos ha dado una promesa de bien es raíces
en la tierra de gloria, y esa promesa viene a nuestros corazones con
tan plena garantía de su certeza, que sabemos en nosotros que tenemos
una perdurable herencia allá. Sí, “la tenemos” incluso ahora.
Hay
un dicho que dice: “Más vale pájaro en mano que cien volando”; nosotros
tenemos los cien pájaros volando y en la mano también. El cielo es
nuestro incluso ahora.
Poseemos
los títulos de propiedad del cielo, tenemos la garantía de él, y
tenemos las primicias de él. Tenemos al cielo en precio, en promesa y en
principio: esto lo sabemos no sólo por oírlo con el oído, sino “en
nosotros”.
¿Acaso
el pensamiento de una mejor herencia al otro lado del Jordán, no
debería reconciliarnos con las pérdidas presentes? Podemos perder el
dinero para cubrir los gastos, pero nuestro tesoro está seguro. Hemos
perdido las sombras, pero la herencia permanece, pues nuestro Salvador
vive, y el lugar que Él ha preparado para nosotros, persiste. Hay una
tierra mejor, una mejor herencia, una mejor promesa; y todo esto viene a
nosotros a través de un mejor pacto; por tanto, hemos de tener un mejor
ánimo, y decirle al Señor: “Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre
eternamente y para siempre.”
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 112:7 'No tendrá temor de malas noticias, Su corazón está firme, confiado en YHVH. (BTx 3)
“No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová.” Sal_112:7. El
suspenso es terrible. Cuando no tenemos noticias de casa, somos
propensos a ponernos ansiosos, y no podemos ser persuadidos de que
“ningunas noticias son buenas noticias.” La fe es el remedio para esta
condición de tristeza: el Señor por Su Espíritu sosiega a la mente con
santa serenidad, y ahuyenta todo temor relativo al futuro así como al
presente.
La
firmeza de corazón de la que habla el Salmista ha de ser buscada
diligentemente. No se trata de creer en esta o esa promesa del Señor,
sino es la condición general de confianza plena e imbatible en nuestro
Dios, la confianza que tenemos en Él consistente en que Él mismo no nos
perjudicará ni permitirá que nadie más nos haga daño. Esta confianza
constante se enfrenta a lo desconocido así como a lo conocido de la
vida. Sin importar lo que el mañana pueda ser, nuestro Dios es el Dios
de mañana. Muchos eventos pudieran haber ocurrido que son desconocidos
para nosotros, pero Jehová es Dios de lo desconocido así como de lo
conocido. Estamos resueltos a confiar en el Señor, sin importar lo que
venga. Si sucediera lo peor, nuestro Dios es todavía el más grande y el
mejor. Por tanto no temeremos aunque el timbre del cartero nos
sobresalte, o un telegrama nos despierte a medianoche. El Señor vive, y
¿qué podrían temer Sus hijos?
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Pro 12:19 El labio veraz permanece para siempre, Pero la lengua mentirosa por un instante (BTx 3)
“El labio veraz permanecerá para siempre; mas la lengua mentirosa sólo por un momento.” Pro_12:19. La
verdad resiste el paso del tiempo. El tiempo la prueba, pero la verdad
soporta la prueba muy bien. Si, entonces, yo hubiera dicho la verdad, y
por el momento tuviera que sufrir por ella, debería estar contento de
esperar. Si creo también en la verdad de Dios, y me esfuerzo por
declararla, podría enfrentarme a severa oposición, pero no he de temer,
pues al fin la verdad ha de prevalecer.
¡Qué
pobre cosa es el triunfo temporal de la falsedad! “¡El labio mentiroso
sólo por un momento!” Es como una simple calabacera que crece en una
noche, y perece en una noche; y entre mayor sea su desarrollo, más
manifiesto será su deterioro. Por otro lado, cuán digno de un ser
inmortal es la confesión y la defensa de esa verdad que no cambia nunca;
¡el Evangelio eterno, que es establecido en la inmutable verdad de un
Dios inmutable! Un viejo proverbio reza: “Quien dice la verdad
avergüenza al demonio.” En verdad, el que habla la verdad de Dios pondrá
en vergüenza a todos los demonios del infierno, y confundirá a toda la
simiente de la serpiente que ahora sisea sus falsedades.
Oh
corazón mío, esfuérzate en todas las cosas por estar del lado de la
verdad, tanto en las cosas pequeñas como en las grandes; pero,
especialmente, ¡esfuérzate por estar del lado de Aquel por quien la
gracia y la verdad han venido entre los hombres!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
61:6 Pero en cuanto a vosotros, seréis llamados Sacerdotes de YHVH;
Dirán de vosotros: Ministros de nuestro Dios. Comeréis la opulencia de
las naciones, Y entraréis en posesión de su gloria (BTx 3)
“Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová.” Isa_61:6. Esta
promesa, que es literal para Israel, pertenece espiritualmente a la
simiente según el Espíritu, es decir, a todos los creyentes. Si
viviéramos según nuestros privilegios, viviríamos para Dios tan
claramente y tan distintamente, que los hombres verían que somos
apartados para el santo servicio, y nos nombrarían sacerdotes del Señor.
Podríamos
trabajar, o dedicarnos al comercio, como lo hacen los demás, y, sin
embargo, seríamos única y enteramente los siervos ministrantes de Dios.
Nuestra única ocupación sería presentar el sacrificio perpetuo de
oración, y alabanza, y testimonio, y consagración propia, al Dios
viviente por medio de Jesucristo.
Siendo
este nuestro único objetivo, podríamos dejar los asuntos que distraen, a
aquellos que no tienen un llamado más elevado. “Deja que los muertos
entierren a sus muertos.”
Está
escrito: “Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños
serán vuestros labradores y vuestros viñadores.” Ellos pueden manejar la
política, desenmarañar problemas financieros, discutir ciencia, y
resolver las nuevas argucias recientes de la crítica; pero nosotros nos
entregaremos al servicio que conviene a aquellos que, como el Señor
Jesús, son ordenados para un sacerdocio perpetuo.
Aceptando
que esta honorable promesa involucra un deber sagrado, pongámonos la
vestimenta de la santidad, y ministremos delante del Señor durante todo
el día.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jua 15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis, y se os hará (BTx 3)
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.” Jua_15:7. Necesariamente
debemos estar en Cristo para poder vivir para Él, y hemos de permanecer
en Él para ser capaces de argumentar la largueza de esta promesa Suya.
Permanecer
en Jesús es no abandonarlo nunca por otro amor, o por otro objeto, sino
que es permanecer en una unión viva, amorosa, consciente y dispuesta,
con Él. El pámpano no sólo está siempre cerca del tallo, sino que
siempre está recibiendo vida y fertilidad de él. Todos los verdaderos
creyentes permanecen en Cristo en un sentido; pero hay un significado
más elevado que debemos conocer antes de que podamos alcanzar un poder
ilimitado en el trono. “Pedid todo lo que queréis es para los ‘Enocs’
que caminan con Dios, para los ‘Juanes’ que se recuestan en el pecho del
Señor, para aquellos cuya unión con Cristo los conduce a una constante
comunión.
El
corazón debe permanecer en amor, la mente debe estar enraizada en la
fe, la esperanza debe estar cimentada en la Palabra, el hombre entero
debe ser unido al Señor, pues de lo contrario sería peligroso que se nos
confiara el poder de la oración. La carte blanche (carta blanca) puede
ser otorgada únicamente a alguien cuya misma vida es: “Ya no vivo yo,
mas vive Cristo en mí.” ¡Oh, ustedes que rompen su comunión, cuánto
poder pierden! Si quisieran ser poderosos en sus súplicas, el Señor
mismo ha de permanecer en ustedes, y ustedes en Él.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

1Sa
17:37 Y añadió David: YHVH, quien me ha librado de la garra del león y
de la garra del oso, Él también me librará de la mano de este filisteo.
Entonces Saúl dijo a David: Ve, y YHVH sea contigo (BTx 3)
“Añadió
David: Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras
del oso, él también me librará de la mano de este filisteo.” 1 Samuel:
17: 37. Esta
no es una promesa si consideráramos únicamente las palabras, pero lo es
verdaderamente en cuanto a su sentido; pues David habló una palabra
que el Señor endosó haciéndola verdadera. Él argumentaba, partiendo de
pasadas liberaciones, que recibiría ayuda en algún nuevo peligro. En
Jesús, todas las promesas son Sí y Amén para la gloria de Dios por medio
de nosotros, y así los tratos anteriores del Señor con Su pueblo
creyente, serán repetidos.
Procedamos,
entonces, a recordar las anteriores misericordias del Señor. Nosotros
no podríamos haber esperado ser librados anteriormente por nuestra
propia fuerza; pero el Señor nos liberó. ¿Acaso no nos salvará otra vez?
Estamos seguros que lo hará. Así como David corrió para enfrentarse al
enemigo, así lo haremos nosotros. El Señor ha estado con nosotros, está
con nosotros, y ha dicho: “No te desampararé, ni te dejaré.”
¿Por
qué nos estremecemos? ¿Acaso fue un sueño el pasado? Piensen en el oso y
en el león, ya muertos. ¿Quién este filisteo? Es cierto que no se trata
del mismo filisteo, y tampoco es oso ni león; pero Dios sí es el mismo,
y Su honor está tan involucrado en un caso como en el otro. Él no nos
salvó de las bestias del bosque para permitir que un gigante nos mate.
Tengamos mucho ánimo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 115:13 Bendecirá a los que temen a YHVH, A pequeños y a grandes (BTx 3)
“Bendecirá a los que temen a Jehová, a pequeños y a grandes.” Sal_115:13. Esta
es una palabra de aliento para aquellos que son de una condición
humilde y de un patrimonio insignificante. Nuestro Dios tiene una
agraciada consideración por aquellos de poca propiedad, poco talento,
poca influencia y poco peso. Dios cuida de las cosas pequeñas de la
creación, e incluso considera a los gorriones cuando se posan sobre el
suelo. Nada es pequeño para Dios, pues Él hace uso de agentes
insignificantes para el cumplimiento de Sus propósitos. El hombre más
insignificante debe buscar la bendición de Dios sobre la base de su
pequeñez, y encontrará que su reducida esfera es una esfera feliz.
Entre
quienes temen al Señor hay pequeños y grandes. Algunos son bebés, y
otros son gigantes. Pero todos ellos son bendecidos. La poca fe es una
fe bendecida. La temblorosa esperanza es una esperanza bendecida. Cada
gracia del Espíritu Santo, aunque sea todavía solamente un capullo,
lleva una bendición consigo. Además, el Señor Jesús compró tanto a los
pequeños como a los grandes con la misma preciosa sangre y se ha
comprometido a preservar tanto a los corderos como a las ovejas adultas.
Ninguna
madre descuida a su hijo porque sea pequeño; es más, entre más pequeño
sea, con más ternura lo criará. Si hubiera alguna preferencia de parte
del Señor, sería esta: no los clasifica como “grandes y pequeños”, sino
como “pequeños y grandes”.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
58:11 YHVH te pastoreará siempre, Y en las sequías saciará tu alma y
dará vigor a tus huesos. Serás un huerto bien regado; Un manantial cuyas
aguas nunca faltan (BTx 3)
“Jehová te pastoreará siempre.” Isa_58:11. ¿Qué
te aqueja? ¿Has perdido tu camino? ¿Estás enredado en un siniestro
bosque y no puedes encontrar tus senderos? Quédate quieto, y mira la
salvación de Dios. Él conoce el camino, y Él te guiará en ese camino
cuando clames a Él.
Cada
día trae su propia perplejidad. ¡Cuán dulce es sentir que la guía del
Señor es continua! Si nosotros escogemos nuestro propio camino, o
consultamos con carne y sangre, desechamos la guía del Señor; pero si
nos abstenemos de nuestra terquedad, entonces Él dirigirá cada paso de
nuestro camino, cada hora del día, y cada día del año, y cada año de
nuestra vida. Si nos dejamos guiar, seremos guiados. Si queremos confiar
nuestro camino al Señor, Él dirigirá nuestro curso de tal forma que no
nos perderemos.
Pero
noten a quién está hecha esta promesa. Lean el versículo previo: “Si
dieres tu pan al hambriento.” Debemos apiadarnos de otros, y darles, no
sólo tiesos mendrugos de pan, sino las mismas cosas que nosotros
desearíamos recibir. Si mostráramos un tierno cuidado por nuestros
semejantes en la hora de su necesidad, entonces el Señor cuidará de
nuestras necesidades, y se constituirá en nuestro continuo Guía. Jesús
es el Líder, no de los avarientos, ni de aquellos que oprimen al pobre,
sino de los generosos y de los que tienen un tierno corazón. Tales
individuos son peregrinos que nunca perderán su camino.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Nah
1:12 Pero así dice YHVH: Aunque estén robustos y sean muchos, Con todo
serán cortados, y él° pasará. Aunque te he afligido, no te afligiré más
(BTx 3)
“Bastante te he afligido; no te afligiré ya más.” Nah_1:12. Hay
un límite para la aflicción. Dios la envía y Dios la quita. ¿Acaso
suspiras y dices: “cuándo acabará”? Recuerda que nuestras congojas
acabarán segura y finalmente cuando termine esta pobre vida terrenal.
Esperemos quietamente, y acatemos pacientemente la voluntad de Dios
hasta que Él venga.
Mientras
tanto, nuestro Padre en el cielo retirará la vara cuando Su designio al
usarla esté plenamente cumplido. Cuando Él haya azotado nuestra
necedad, no habrá más golpes. O, si la aflicción fuere enviada para
probarnos, para que nuestras gracias glorifiquen a Dios, acabará cuando
el Señor nos haya conducido a dar testimonio para Su alabanza. No
queremos que la aflicción se vaya mientras Dios no haya extraído todavía
todo el honor que podamos rendirle.
Hoy
podría haber “una grande bonanza”. ¿Quién podría saber cuándo esas
furibundas ondas darán paso a un mar de cristal, y los pájaros marinos
se posen sobre las delicadas olas? Después de una prolongada tribulación
el flagelo es colgado y el trigo descansa en el granero. Podríamos,
antes de que pasen muchas horas, ser tan felices como ahora estamos
tristes. Para el Señor no es difícil convertir a la noche en día. Él,
que envía las nubes, puede con igual facilidad limpiar los cielos.
Tengamos buen ánimo. El futuro será mejor que el pasado. Cantemos
Aleluya en anticipación
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 145:19 Cumplirá el deseo de los que lo temen, Oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará (BTx 3)
“Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará.” Sal_145:19. Su
propio Espíritu ha obrado este deseo en nosotros, y por tanto, lo
satisfará. Es Su propia vida interior la que incita el clamor, y, por
ello, lo oirá. Los que le temen son hombres que están bajo la más santa
influencia, y, por ello, su deseo es glorificar a Dios, y gozar de Él
para siempre. Como Daniel, son hombres de deseos, y el Señor los
conducirá a cumplir sus aspiraciones.
Los
deseos santos son gracia en la hierba, y el Labrador celestial los
cultivará hasta que lleguen a ser grano lleno en la espiga. Los hombres
temerosos de Dios desean ser santos, ser útiles, ser una bendición para
otros, y así honrar a su Señor. Ellos desean provisiones para sus
necesidades, ayudas cuando están bajo el peso de sus cargas, guía en
medio de la perplejidad, liberación en la calamidad; y algunas veces
este deseo es tan fuerte, y su caso es tan apremiante, que claman en
agonía, como niños pequeñitos que sufren dolor, y entonces el Señor obra
de una manera sumamente integral, y hace todo lo que es necesario, de
conformidad a Su palabra: “Y los salvará”.
Sí, si tememos a Dios, no debemos temer nada más; si clamamos al Señor, nuestra salvación es cierta.
El
lector ha de poner este texto en su lengua, y ha de conservarlo en su
boca todo el día, y será para él como “una hojuela con miel”.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Ose
11:9 No ejecutaré el ardor de mi ira, no me volveré para destruir a
Efraín, Por cuanto Yo soy ’El, y no hombre; El Santo en medio de ti, no
vendré con furor (BTx 3)
“No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre” Ose_11:9. El
Señor da a conocer así Sus pacientes misericordias. Pudiera ser que el
lector se encuentre en medio de una grave desgracia, y todo amenace su
pronta condenación. Que permita entonces que el texto lo saque de la
desesperación. El Señor te invita ahora a considerar tus caminos, y a
confesar tus pecados. Si Él fuera un hombre, desde hace mucho tiempo te
habría cortado. Si fuera a actuar ahora según la manera de los hombres,
sería una palabra y un golpe, y luego llegarías a tu fin: pero no es
así, pues “Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis
caminos más altos que vuestros caminos.”
Juzgas
correctamente que Él está enojado, pero Él no guarda Su ira para
siempre: si te apartas del pecado y vienes a Jesús, Dios se apartará de
su ira. Porque Dios es Dios, y no hombre, hay perdón todavía para ti,
aunque estuvieras hundido hasta tu garganta en la iniquidad. Tienes a un
Dios que tratar, y no a un hombre duro, y ni siquiera simplemente a un
hombre justo. Ningún ser humano podría tener paciencia contigo: habrías
cansado a un ángel, como has cansado a un padre afligido; pero Dios es
paciente. Ven y pruébalo de inmediato. Confiesa, cree, y regresa de tu
mal camino, y serás salvo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

“El Señor se acordó de nosotros; nos bendecirá.” Sal_115:12. Yo
puedo poner mi sello en la primera frase. ¿No puedes hacerlo tú? Sí,
Jehová se ha acordado de nosotros, nos ha provisto, nos ha consolado,
nos ha liberado y nos ha guiado. En todos los movimientos de Su
providencia se ha acordado de nosotros, sin pasar nunca por alto
nuestros nimios asuntos. Su mente ha estado llena de nosotros: esa es
otra forma de decir que “se acordó”. Este ha sido el caso todo el
tiempo, sin ninguna interrupción. Sin embargo, en momentos especiales,
hemos visto más claramente Su interés, y queremos recordar esos momentos
con desbordante gratitud. Sí, sí, “el Señor se acordó de nosotros.”
La
siguiente frase es una inferencia lógica de la anterior. Como Dios es
inmutable, Él continuará acordándose de nosotros en el futuro, tal como
lo ha hecho en el pasado; y que nos recuerde es equivalente a que nos
bendiga. Pero tenemos aquí no sólo una conclusión de la razón sino una
declaración de la inspiración: recibimos esto sobre la base de la
autoridad del Espíritu Santo: “NOS BENDECIRÁ”. Esto quiere decir cosas
grandes e inescrutables. La propia amplitud de la promesa indica su
infinito alcance. Él nos bendecirá de conformidad a Su propia divina
manera, y lo hará por siempre y para siempre. Por tanto, cada uno de
nosotros ha de decir: “¡Bendice, alma mía, a Jehová!”
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 32:10 Muchos dolores habrá para el impío, Pero al que confía en YHVH lo rodea la misericordia (BTx 3)
“Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.” Sal_32:10. ¡Oh
hermosa recompensa de la esperanza! ¡Señor mío, concédemela a plenitud!
El que espera, se siente un pecador mayor que los demás hombres; y he
aquí que la misericordia es preparada para él: él mismo sabe que no
tiene merecimientos, pero la misericordia interviene, y provee para él
en una escala liberal. ¡Oh Señor, dame esta misericordia puesto que yo
espero en Ti!
¡Observa,
alma mía, qué escolta personal tienes! Como un príncipe que está
rodeado de tropas, así estás tú rodeada de misericordia. Enfrente, y
atrás, y en todos los costados, cabalgan estos guardias montados de la
gracia. Nosotros habitamos en el centro del sistema de misericordia,
pues moramos en Cristo Jesús.
¡Oh
alma mía, qué atmósfera respiras! Como el aire que te rodea, así
también te rodea la misericordia de tu Señor. Para los perversos hay
muchas aflicciones, pero para ti hay tantas misericordias que tus
aflicciones no son dignas de mención. David dice: “Alegraos en Jehová y
gozaos, justos; y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de
corazón.” En obediencia a este precepto mi corazón triunfará en Dios, y
proclamaré mi alegría. ¡Como Tú me has rodeado de misericordia, así
también rodearé yo Tus altares, oh mi Dios, con cánticos de
agradecimiento!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Deu 28:3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo (BTx 3)
“Y bendito tú en el campo.” Deu_28:3. Así
fue bendecido Isaac cuando salió al campo a la hora de la tarde para
meditar. ¡Cuán a menudo se ha reunido el Señor con nosotros cuando hemos
estado solos! Los vallados y los árboles pueden dar testimonio de
nuestro gozo. Ansiamos tal bendición de nuevo.
Así
fue bendecido Booz cuando segó su cosecha y sus segadores lo recibieron
con bendiciones. ¡Que el Señor prospere a todos los que llevan el
arado! Cada agricultor puede argumentar esta promesa ante Dios, si en
verdad obedece la voz del Señor Dios.
Salimos
al campo a trabajar como lo hizo nuestro padre Adán; y como la
maldición cayó sobre la tierra a través del pecado del primer Adán, es
un gran consuelo encontrar una bendición a través del segundo Adán.
Salimos
al campo para ejercitarnos, y somos felices en la creencia de que el
Señor bendecirá ese ejercicio, y nos dará salud, la cual usaremos para
Su gloria.
Vamos
al campo para estudiar a la naturaleza, y no hay nada en el
conocimiento de la creación visible que no pueda ser santificado para
los usos más elevados por la bendición divina.
Por
último, tenemos que ir al campo para enterrar a nuestros muertos; sí, y
otros a su vez nos llevarán al camposanto; pero somos benditos, ya sea
llorando junto a la tumba, o durmiendo en ella.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Gén
13:14 Y después que Lot se separara de su lado, YHVH dijo a Abram: Alza
ahora tus ojos y mira del lugar donde estás hacia el norte y hacia el
Neguev, y hacia el oriente y hacia el mar,° Gén 13:15 porque toda la tierra que tú ves te la daré a ti y a tu descendencia para siempre (BTx 3)
“Y
Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus
ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al
oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a
tu descendencia para siempre.” Gén_13:14-15. Una
bendición especial para una ocasión memorable. Abram había resuelto una
disputa familiar. Había dicho: “No haya ahora altercado entre nosotros
dos,… porque somos hermanos”; y por esto él recibió la bendición que
pertenece a los pacificadores. El Señor y dador de paz se deleita en
manifestar Su gracia a quienes buscan la paz y la siguen. Si deseamos
una comunión más íntima con Dios, hemos de mantenernos muy cerca de las
vías de paz.
Abram
se había portado muy generosamente con su pariente, dándole lo que
eligiera de la tierra. Si nos negamos a nosotros mismos por causa de la
paz, el Señor nos compensará con creces. El patriarca puede reclamar
todo aquello que pueda ver, y nosotros podemos hacer lo mismo por la fe.
Abram tuvo que esperar la posesión real, pero el Señor le legó la
tierra a él y a su posteridad. Bendiciones ilimitadas nos pertenecen por
el don del pacto. Todas las cosas son nuestras. Cuando complacemos al
Señor, nos pide que miremos a todos lados, y que veamos todo como
nuestro, sea lo presente, sea lo porvenir, todo es nuestro, y nosotros
de Cristo, y Cristo de Dios.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
44:3 Yo derramaré aguas sobre el sequedal, Y torrentes sobre la tierra
seca: Derramaré mi Espíritu sobre tu simiente, Y mi bendición sobre tus
renuevos (BTx 3)
“Mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos.” Isa_44:3. Nuestros
amados hijos no tienen el Espíritu de Dios por naturaleza, como podemos
verlo claramente. Vemos mucho en ellos que nos hace temer en cuanto a
su futuro, y esto nos conduce a una oración agonizante. Cuando un hijo
se torna especialmente perverso, clamamos con Abraham: “Ojalá Ismael
viva delante de ti.” Preferimos que nuestras hijas sean como Ana antes
que sean emperatrices. Este versículo debería alentarnos grandemente.
Sigue a las palabras: “No temas, siervo mío Jacob”, y ha de desterrar
nuestros temores.
El
Señor dará Su Espíritu; lo dará abundantemente, derramándolo; lo dará
eficazmente, de tal forma que será una bendición real y eterna. Bajo
este derramamiento divino, nuestros hijos pasarán al frente, y “Este
dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob.”
Esta
es una de esas promesas relativas a las cuales el Señor quiere nuestra
oración. ¿No deberíamos, en determinados momentos, de una manera clara,
orar por nuestros descendientes? Nosotros no podemos darles corazones
nuevos, pero el Espíritu Santo sí puede; y es fácil suplicarle a Él. El
grandioso Padre se complace en las oraciones de los padres y de las
madres. ¿Tenemos a algunos seres queridos fuera del arca? No descansemos
hasta que sean introducidos con nosotros por la propia mano del Señor.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Hch 22:15 Porque le serás testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído (BTx 3)
“Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.” Hch_22:15. Pablo
fue elegido para ver y oír al Señor que le hablaba desde el cielo. Esta
elección divina fue un elevado privilegio para Pablo; pero no tenía el
propósito de acabar allí, sino que tenía por propósito que ejerciera una
influencia sobre otros; sí, sobre todos los hombres. Es a Pablo a quien
Europa le debe el Evangelio en esta hora.
Nos
corresponde a nosotros, en nuestra medida, ser testigos de aquello que
el Señor nos ha revelado, y es a nuestro propio riesgo que ocultemos esa
preciosa revelación.
Primero,
hemos de ver y oír, pues de lo contrario no tendríamos nada que decir;
pero cuando hayamos hecho eso, debemos estar ansiosos de dar nuestro
testimonio. Ha de ser personal: “Serás”. Ha de ser por Cristo: “Serás
testigo suyo.” Ha de ser constante y completamente absorbente; hemos de
ser esto por encima de todas las otras cosas, y excluyendo muchas otras
cosas. Nuestro testimonio no ha de ser para unos cuantos selectos que
nos reciban alegremente; sino a “todos los hombres”, a todos los que
podamos llegar, jóvenes o viejos, ricos o pobres, buenos o malos. No
hemos de quedarnos callados nunca como esos que son poseídos por un
espíritu mudo; pues el texto que está ante nosotros es una orden, y una
promesa, y no debemos perderla: “Serás testigo suyo”. “Sois mis
testigos, dice Jehová.”
¡Señor, cumple esta palabra para mí también!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Zac
13:9 Y a esa tercera parte la haré pasar por el fuego, Y los refinaré
como se refina la plata, Y los probaré como se prueba el oro. Invocará
mi Nombre, y Yo le responderé, Y diré: Es mi pueblo, Y él dirá: YHVH es
mi Dios (BTx 3)
“Y
meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la
plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo
le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios.” Zac_13:9. La
gracia nos transmuta en metal precioso, y luego el fuego y el horno
siguen como una consecuencia necesaria. ¿Comenzamos en ese punto?
¿Preferiríamos ser considerados indignos para que pudiéramos gozar del
reposo, como las piedras del campo? Esto sería elegir la parte más vil:
como Esaú, sería tomar el potaje y renunciar a la porción del pacto.
¡No, Señor, preferimos gozosamente ser arrojados en el horno que ser
echados de Tu presencia!
El
fuego únicamente refina, no destruye. Hemos de ser conducidos a través
del fuego, y no seremos dejados allí. El Señor valora a Su pueblo como
plata, y por ello se toma el trabajo de eliminar su escoria. Si somos
sabios, más bien le daremos la bienvenida al proceso refinador en lugar
de rechazarlo. Nuestra oración será que nuestra aleación sea suprimida
en nosotros en vez de que seamos retirados del crisol.
¡Oh
Señor, Tú en verdad nos pruebas! Estamos listos a derretirnos bajo la
fiereza de las llamas. Sin embargo, este es el camino, y Tu camino es el
mejor. Sostennos en la prueba, y completa el proceso de nuestra
purificación, y seremos Tuyos por siempre y para siempre.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
41:10 No temas, porque Yo estoy contigo; No desmayes, porque Yo soy tu
Dios; Te fortaleceré y siempre te ayudaré, Sí, Yo te sostendré con mi
diestra victoriosa (BTx 3)
“Siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Isa_41:10. El
temor de caer es saludable. Ser osado no es un signo de sabiduría. Nos
llegan tiempos cuando sentimos que debemos desplomarnos a menos que
tengamos un muy especial sustento. Aquí lo tenemos. La diestra de Dios
es un grandioso apoyo. Observen que no sólo dice Su mano, aunque
mantenga el cielo y la tierra en sus lugares, sino Su diestra: Su poder
unido a la habilidad, Su poder donde es más diestro. Pero esto no es
todo; está escrito: “Siempre te sustentaré con la diestra de mi
justicia.” Esa mano que Él utiliza para mantener Su santidad, y para
ejecutar Sus reales sentencias, es la que será extendida para sostener a
los que confían en Él. Estar temerosos es nuestro peligro, pero estar
gozosos es nuestra seguridad. Los diablos no pueden derribar al hombre a
quien Dios sostiene.
Nuestros
pies pueden ser débiles, pero todopoderosa es la diestra de Dios. El
camino puede ser áspero, pero la Omnipotencia es nuestro sustento.
Podemos seguir adelante valerosamente. No caeremos. Apoyémonos
continuamos en el apoyo de todas las cosas.
Dios
no retirará Su fortaleza, pues Su justicia está también allí: Él será
fiel a Su promesa, y fiel a Su Hijo, y, por tanto, fiel a nosotros.
¡Cuán felices deberíamos estar! ¿No lo estamos?
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román
Job 22:23 Si te vuelves a ’El-Shadday, serás reedificado. Si alejas de tus tiendas la injusticia (BTx 3)
“Si te volvieres al Omnipotente, serás edificado.” Job_22:23. Elifaz,
en esta expresión, habló una gran verdad, que puede ser un resumen de
muchas inspiradas Escrituras. Lector, ¿te ha abatido el pecado? ¿Te has
convertido en una ruina? ¿Ha salido la mano del Señor contra ti, de tal
forma que en bienes estás empobrecido y en espíritu estás quebrantado?
¿Fue tu propia insensatez la que atrajo sobre ti toda esta dilapidación?
Entonces lo primero que se debe hacer es retornar al Señor. Con
profundo arrepentimiento y fe sincera encuentra el camino de regreso
desde tu rebeldía. Es tu deber, pues te has apartado de Aquel a quien
profesabas servir. Es tu sabiduría, pues no puedes oponerte a Él y
prosperar. Es tu inmediata necesidad, pues lo que Él ha hecho no es nada
comparado con lo que podría hacer a modo de castigo, pues Él es
todopoderoso para castigar.
¡Considera
cuál es la promesa que te invita! Serás “edificado”. Nadie sino el
Todopoderoso puede levantar las columnas caídas y restaurar las
tambaleantes paredes de tu condición; pero Él puede hacerlo y lo hará si
regresas a Él. No te demores. Tu mente trastornada podría fallarte si
continúas rebelándote; pero una confesión sincera te aliviará, y la fe
humilde te consolará. Haz esto, y todo estará bien.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Deu 28:2 Y por haber obedecido la voz de YHVH tu Dios, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones:
Deu 28:3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo (BTx 3)
“Si oyeres la voz de Jehová tu Dios, bendito serás tú en la ciudad.” Deu_28:2-3. La
ciudad está llena de zozobras, y quien tiene que ir allí cada día
descubre que es un lugar de gran desgaste. Está llena de ruido , y de
actividad, y de alboroto y de duro trabajo: sus tentaciones, y pérdidas y
aflicciones son muchas. Pero ir allí con la bendición divina le quita
el filo a su dificultad; permanecer allí con esa bendición es encontrar
placer en sus deberes, y la fortaleza que requieren sus exigencias.
Una
bendición en la ciudad tal vez no nos haga grandes, pero nos mantendrá
buenos; tal vez no nos haga ricos, pero nos conservará honestos. Ya sea
que seamos obreros, o empleados de oficina, o gerentes, o comerciantes, o
magistrados, la ciudad nos brindará oportunidades para que seamos
útiles. Allí donde hay cardumen, hay buena pesca, y es esperanzador
trabajar para nuestro Señor en medio de las apretujadas muchedumbres.
Podríamos
preferir la quietud de la vida en el campo; pero si somos llamados a la
ciudad, hemos de preferirla ciertamente porque allí hay espacio para
nuestras energías.
Hoy
hemos de esperar cosas buenas debido a esta promesa, y nuestro cuidado
ha de ser tener un oído abierto a la voz del Señor, y una mano dispuesta
a ejecutar su orden. La obediencia trae la bendición. “En guardar sus
mandamientos hay grande galardón.”
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Éxo
12:13 La sangre os será por señal en las casas donde estéis, pues veré
la sangre y os pasaré por alto, y no habrá en vosotros plaga para
destruir cuando Yo azote la tierra de Egipto (BTx 3)
“Y veré la sangre y pasaré de vosotros.” Éxo_12:13. Mi
propia contemplación de la preciosa sangre me sirve de consuelo; pero
es la contemplación del Señor de esa sangre lo que garantiza mi
seguridad. Incluso cuando estoy imposibilitado de contemplarla, el Señor
la mira, y pasa de mí por causa de ella.
Si
no estoy tan tranquilo como debería estarlo, porque mi fe es débil, a
pesar de ello estoy igualmente seguro, porque el ojo del Señor no es
débil, y Él ve la sangre del grandioso sacrificio con una mirada
constante. ¡Qué gran gozo es este!
El
Señor ve el profundo significado interno, la infinita plenitud de todo
lo que está significado por la muerte de Su amado Hijo. Él lo ve con una
memoria pacificada por la justicia satisfecha, y todos Sus
incomparables atributos glorificados. Él contempló la creación en su
progreso de creación y dijo: “es bueno en gran manera”; pero ¿qué dice
de la redención en su consumación? ¿Qué dice de la obediencia hasta la
muerte de Su Bienamado Hijo? Nadie puede decir de Su deleite en Jesús,
Su descanso en el dulce olor que Jesús presentó cuando se ofreció a Sí
mismo sin mancha a Dios.
Ahora
descansamos en una calma seguridad. Tenemos el Sacrificio de Dios y la
Palabra de Dios que crean en nosotros un sentido de perfecta seguridad.
Él pasará de nosotros, Él ha de pasar de nosotros, porque no perdonó a
nuestro glorioso Sustituto. La justicia une sus manos al amor para
proveer salvación eterna para todos los que son rociados con Su sangre.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jua 14:18 No os dejaré huérfanos; vengo a vosotros (BTx 3)
“No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.” Jua_14:18. Él
nos dejó y, sin embargo, no nos hemos quedado huérfanos. Él es nuestro
consuelo, y Él se ha ido; pero no nos hemos quedado sin consuelo.
Nuestro consuelo es que Él vendrá a nosotros, y esa es una suficiente
consolación que nos sostiene a lo largo de Su prolongada ausencia. Jesús
ya viene en camino: Él dice: “Yo vengo pronto”: Él viaja
apresuradamente hacia nosotros. Él dice: “Vendré”: y nadie puede impedir
Su venida, o retrasarla aunque fuera un cuarto de hora. Él dice
especialmente: “Vendré a vosotros”; y eso hará. Su venida es
especialmente para y por Su propio pueblo. Esto tiene el propósito de
ser el presente consuelo de ese pueblo, mientras se duele porque el
Esposo no aparece todavía.
Cuando
perdemos el gozoso sentido de Su presencia, nos lamentamos; pero no
hemos de afligirnos como si no hubiese esperanza. Nuestro Señor, con un
poco de ira, ha escondido Su rostro de nosotros por un momento; pero
regresará desbordando favor. Él nos deja en un sentido, pero sólo en un
sentido. Cuando Él se retira, nos deja una garantía tras de Sí para
confirmar que regresará. ¡Oh, Señor, ven pronto! No hay vida en esta
existencia terrenal si Tú te has ido. Suspiramos por el retorno de Tu
dulce sonrisa.
¿Cuándo vendrás a nosotros? Estamos seguros que te presentarás; pero sé semejante al corzo, o como el cervatillo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Rom
8:32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente también con Él todas las
cosas? (BTx 3)
“El
que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? Rom_8:32. En
su forma esta no es una promesa, pero lo es de hecho. En verdad, es más
que una promesa, pues es un conglomerado de promesas. Es un conjunto de
rubíes, y esmeraldas, y diamantes con una pepita de oro por montura. Es
una pregunta que no puede ser respondida nunca negativamente, como para
que nos cause ansiedad de corazón. ¿Qué cosa podría negarnos el Señor
después de darnos a Jesús? Si necesitáramos todas las cosas del cielo y
de la tierra, Él nos las concedería: pues si hubiese habido algún límite
en algún punto, no habría entregado a Su propio Hijo.
¿Qué
necesito hoy? Sólo tengo que pedirlo. Puedo buscar con denuedo, pero no
como si tuviese que ejercer presión para obtener por la fuerza un don
involuntario de la mano del Señor; pues Él dará gratuitamente. Por Su
propia voluntad, Él nos dio a Su propio Hijo. Ciertamente nadie le
habría propuesto ese don a Él. Nadie se habría aventurado a pedirlo.
Habría sido demasiado presuntuoso. Él dio libremente a Su Unigénito; y,
oh alma mía, ¿no puedes confiar en tu Padre celestial para que te dé
cualquier cosa, para que te lo dé todo? Tu pobre oración no tendría
fuerza con el Omnipotente, si se requiriera de fuerza; pero Su amor,
como un manantial, brota espontáneamente y se desborda para la
satisfacción de todas tus necesidades.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Mal
4:2 Mas para vosotros, los que teméis mi Nombre, nacerá el Sol de
Justicia, trayendo salvación en sus alas, y saldréis y saltaréis como
becerros salidos del establo (BTx 3)
“Y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada.” Mal_4:2. Sí,
cuando el sol brilla, los enfermos abandonan sus aposentos y caminan
afuera para respirar aire fresco. Cuando el sol trae la primavera y el
verano, el ganado deja los establos, y busca los pastos en los más
empinados Alpes. De igual manera, cuando tenemos una comunión consciente
con nuestro Señor, dejamos el establo del abatimiento, y caminamos
libremente por los campos de la santa confianza.
Ascendemos
a las montañas del gozo, y nos alimentamos con la dulce pastura que
crece más cerca del cielo que el forraje de los hombres carnales.
“Saldréis”
y “saltaréis” es una doble promesa. ¡Oh alma mía, has de tener avidez
de gozar de ambas bendiciones! ¿Por qué habrías de ser una prisionera?
Levántate y camina en libertad. Jesús dice que Sus ovejas entrarán y
saldrán y encontrarán pastura; sal, entonces, y aliméntate en los ricos
prados del amor infinito.
¿Por
qué has permanecer siendo un bebé en la gracia? Crece. Los becerros
crecen rápido, especialmente si son alimentados en los establos; y tú
gozas del especial cuidado de tu Redentor. Crece, entonces, en la
gracia, y en el conocimiento de tu Señor y Salvador. No seas estrechado
ni limitado en tu crecimiento. El Sol de Justicia ha salido para ti.
Responde a Sus rayos, como los capullos responden al sol natural. Abre
tu corazón, expándete y crece en todo en Él.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Mal
4:2 Mas para vosotros, los que teméis mi Nombre, nacerá el Sol de
Justicia, trayendo salvación en sus alas, y saldréis y saltaréis como
becerros salidos del establo (BTx 3)
“Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación.” Mal_4:2.Cumplida
una vez en el primer advenimiento de nuestro glorioso Señor, y todavía
por tener un pleno cumplimiento en Su segunda venida, esta graciosa
palabra es también para uso diario. ¿Está el lector en la oscuridad? ¿Se
hunde la noche en una negrura más densa? Aun así no hemos de
desesperar: el sol habrá de salir todavía. Cuando la noche está más
oscura, la aurora está más cercana.
El
sol que ha de nacer no es de tipo común. Es El sol: el Sol de Justicia,
y cada uno de sus rayos es santidad. El que viene a alegrarnos, viene
en el camino de la justicia así como de la misericordia, y no violará
ninguna ley ni siquiera salvarnos. Jesús manifiesta tanto la santidad de
Dios como Su amor. Nuestra liberación, cuando llegue, será segura
porque es justa.
Un
punto de indagación ha de ser: “¿tememos el nombre del Señor?
¿Reverenciamos al Dios vivo, y andamos en Sus caminos?” Entonces para
nosotros la noche será corta; y cuando llegue la mañana, toda la
enfermedad y la aflicción de nuestra alma habrán terminado por siempre y
para siempre. Luz, calor, gozo y claridad de visión vendrán, y la
curación de toda enfermedad y dolor seguirá después.
¿Ha
resucitado Cristo en nosotros? Sentémonos bajo el sol. ¿Ha ocultado Su
rostro? Esperemos Su salida. Él resplandecerá tan seguramente como el
sol.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
