Jua
16:33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo
tenéis aflicción, pero confiad, Yo he vencido al mundo. (BTx 3)
“En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Jua_16:33.
Las
palabras de mi Señor son ciertas en lo relativo a la tribulación. Yo
tengo mi porción de tribulación más allá de toda duda. El trillo no está
colgado fuera del alcance, ni puedo esperar que sea guardado mientras
yo permanezca en la era. ¿Cómo podría esperar sentirme en casa en el
país del enemigo, o gozoso mientras estoy en el exilio, o confortable en
un desierto? Este no es mi reposo. Este es el lugar del horno, y de la
forja, y del martillo. Mi experiencia concuerda con las palabras de mi
Señor.
Observo
cómo me ordena que “tenga buen ánimo”. ¡Ay!, yo soy demasiado propenso a
estar abatido. Mi espíritu se abate pronto cuando soy severamente
afligido. Pero no debo ceder ante este sentimiento. Cuando el Señor me
ordena que tenga ánimo, no he de atreverme a estar abatido.
¿Cuál
es el argumento que Él utiliza para alentarme? Pues es Su propia
victoria. Él dice: “Yo he vencido al mundo.” Su batalla fue mucho más
severa que la mía. Yo todavía no he resistido hasta la muerte. ¿Por qué
no tendría esperanza de vencer? Alma mía, observa que el enemigo ha sido
vencido una vez. Yo lucho contra un enemigo derrotado. Oh mundo, Jesús
ya te ha vencido; y en mí, por Su gracia, te vencerá otra vez. Por
tanto, tengo buen ánimo, y entono himnos a mi Señor vencedor.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Mat
26:64 Jesús le dice: Tú lo has dicho. Y además, os digo: Desde ahora
veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder, y viniendo en
las nubes del cielo. (BTx 3)
“Y
además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la
diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.”
Mat_26:64
¡Ah,
Señor, Tú estabas en Tu estado de mayor humillación cuando fuiste
presentado como un criminal delante de Tus perseguidores! Sin embargo,
los ojos de Tu fe podían ver más allá de Tu presente humillación, hasta
la gloria futura. ¡Qué palabras son estas: “Y además os digo, que desde
ahora”! Yo quisiera imitar Tu visión anticipada, y en medio de la
pobreza, o de la enfermedad, o de la calumnia, que pudiera decir: “y
además os digo, que desde ahora”. En lugar de debilidad, Tú tienes todo
el poder; en vez de vergüenza, tienes toda la gloria; en vez de
escarnio, tienes toda la adoración. Tu cruz no ha disminuido el
esplendor de Tu corona, ni la saliva ha estropeado la belleza de Tu
rostro. Más bien, Tú eres más exaltado y honrado por causa de Tus
sufrimientos.
Por
tanto, Señor, yo quiero cobrar valor a partir del “desde ahora”. Quiero
olvidar la presente tribulación recordando el triunfo futuro. Ayúdame,
conduciéndome al amor de Tu Padre y a Tu propia paciencia, de tal forma
que cuando sea escarnecido por Tu nombre, no sea bamboleado, sino que
piense más y más en el “desde ahora”, y, por tanto, piense menos en el
hoy. Pronto estaré contigo y contemplaré Tu gloria. Por lo tanto, no
estoy avergonzado, sino que digo en lo íntimo de mi alma: “Y además os
digo, que desde ahora”.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

“Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.” Mar_1:17.
Únicamente
viniendo en pos de Jesús podemos obtener el deseo de nuestro corazón, y
ser realmente útiles para nuestros semejantes. ¡Oh, cómo anhelamos ser
pescadores exitosos para Jesús! Quisiéramos sacrificar nuestras vidas
para ganar almas. Pero somos tentados
a probar métodos que Jesús nunca habría probado. ¿Cederemos ante esta
sugerencia del enemigo? Si así fuera, podríamos chapotear en el agua,
pero no sacaríamos nunca ningún pez. Hemos de ir en pos de Jesús si
queremos tener éxito. Los métodos sensacionalistas, los
entretenimientos, y cosas parecidas: ¿implica todo esto ir en pos de
Jesús? ¿Podemos imaginar al Señor atrayendo una congregación mediante
tales medios como los que son usados ahora comúnmente? ¿Cuál es el
resultado de tales recursos? El resultado no es nada que Jesús tomará en
cuenta en el último gran día.
Hemos
de apegarnos a nuestra predicación como lo hizo nuestro Maestro, pues
por este medio, las almas son salvadas. Debemos predicar la doctrina de
nuestro Señor, y proclamar un Evangelio completo y libre; pues esta es
la red en las que las almas serán pescadas. Debemos predicar con Su
benignidad, valor, y amor; pues este el secreto del éxito con los
corazones de los hombres. Hemos de trabajar bajo la unción divina,
dependiendo del sagrado Espíritu. Así, viniendo en pos de Jesús, y no
corriendo delante de Él, ni junto a Él, seremos pescadores de hombres.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Gén
32:12 Pero Tú mismo dijiste: De cierto te haré bien y pondré tu
descendencia como la arena del mar, que por ser tanta no se puede
contar (BTx 3)
“Y tú has dicho: Yo te haré bien.” Gén_32:12.
Esta
es la vía segura de prevalecer con el Señor en la oración: podemos
recordarle humildemente lo que Él ha dicho. Nuestro Dios fiel nunca se
retractará de Su palabra, ni la dejará sin cumplimiento; sin embargo, Él
quiere que Su pueblo le pida y le recuerde Su promesa. Esto es un
refrigerio para la memoria del pueblo, es un avivamiento a su fe, y una
renovación de su esperanza. La palabra de Dios es dada, no para Su
beneficio, sino para el nuestro. Sus propósitos están establecidos, y no
necesita nada que lo obligue a Su designio de hacer el bien a Su
pueblo; pero Él da la promesa para nuestro fortalecimiento y consuelo.
Por esta razón Él desea que argumentemos la promesa, y que le digamos:
“Tú has dicho.” “Yo
te haré bien” es justamente la esencia de todos los dichos
misericordiosos del Señor. Hay un especial énfasis en la certeza. Él nos
hará bien, un bien real, un bien duradero, sólo el bien y toda clase de
bien. No s hará bien, y esto es hacernos bien en el grado más alto
posible. Él nos tratará como lo hace con los santos mientras estemos
aquí, y eso es el bien. Pronto nos llevará para que estemos con Jesús y
con todos Sus elegidos, y eso es un bien supremo. Con esta promesa en
nuestros corazones, no hemos de temer al airado Esaú, ni a nadie más. Si
el Señor nos hará bien, ¿quién podría hacernos daño?
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román
2Pe
1:8 Porque si estas cualidades están en vosotros y abundan, no os
dejarán estar ociosos ni estériles en el conocimiento pleno de Jesús el
Mesías, nuestro Señor.
“Porque
si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar
ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo.” 2Pe_1:8.
Si
deseamos glorificar a nuestro Señor con muchos frutos, hemos de poseer
ciertas cosas dentro de nosotros, pues nada puede salir de nosotros que
no esté previamente dentro de nosotros. Debemos comenzar con la fe, que
es el fundamento de todas las virtudes; y luego añadir diligentemente a
la fe virtud, conocimiento, dominio propio y paciencia. Junto a todas
ellas, hemos de tener piedad y afecto fraternal. Todas estas cosas
juntas nos conducirán a producir con toda certeza, como fruto de nuestra
vida, los racimos de la utilidad, y no seremos meros conocedores
ociosos, sino hacedores reales de la palabra. Estas cosas santas no
solamente han de estar en nosotros, sino que han de abundar, o seremos
estériles. El fruto es el derramamiento de la vida, y hemos de estar
llenos antes de que podamos desbordar.
Hemos
observado a algunos hombres de considerables dotes y oportunidades que
nunca han tenido éxito en hacer un bien real en la conversión de las
almas; y después de un diligente escrutinio hemos concluido que carecían
de ciertas gracias que son absolutamente esenciales para dar fruto. Las
gracias de una utilidad real son mejores que los dones. Según es el
hombre, así es su trabajo. Si queremos tener mayor utilidad, debemos
ser mejores. Este texto debe ser una delicada insinuación para los
profesantes estériles, y para mí también.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Éxo 23:25 Serviréis a YHVH vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua, y apartaré la enfermedad de en medio de ti. (BTx 3)
“Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas.” Éxo_23:25.
¡Qué
promesa es esta! Servir a Dios, en sí mismo, es un excelso deleite.
Pero ¡qué inmenso privilegio es que la bendición del Señor descanse
sobre nosotros en todas las cosas! Nuestras cosas más comunes se vuelven
benditas cuando nosotros mismos somos consagrados al Señor. Nuestro
Señor Jesús tomó el pan y lo bendijo; he aquí, nosotros también comemos
del pan bendito. Jesús bendijo el agua y la convirtió en vino: el agua
que bebemos es mucho mejor para nosotros que cualquier vino con el que
los hombres celebran; cada gota contiene una bendición. La bendición
divina está en el hombre de Dios en todo, y permanecerá con él en todo
momento.
¡Qué
importa si sólo contamos con pan y agua! Pues se trata de pan y agua
benditos. Pan y agua tendremos. Esto está implícito, pues tienen que
estar allí para que el Señor los bendiga. “Se te dará tu pan, y tus
aguas serán seguras.” Con Dios a nuestra mesa, no solamente pedimos una
bendición, sino que tenemos una. No es sólo en el altar, sino también en
la mesa, que Él nos bendice. Él sirve bien a quienes le sirven bien.
Esta bendición de la mesa no es por deuda, sino por gracia. En verdad,
hay una gracia triple: Él nos concede gracia para servirle, por Su
gracia nos alimenta con pan, y luego, en Su gracia lo bendice.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Deu
28:12 YHVH te abrirá su buen tesoro de los cielos para dar lluvia a tu
tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Prestarás a
muchas naciones, pero tú no tomarás prestado (BTx 3)
“Te abrirá Jehová su buen tesoro.” Deu_28:12.
Esto
se refiere primero a la lluvia. Él Señor la dará a su tiempo. La lluvia
es el emblema de todos esos refrigerios celestiales que el Señor está
presto a otorgar a Su pueblo. ¡Oh, que tengamos una lluvia copiosa que
refresque la herencia del Señor!
Pareciera
que pensamos que la tesorería de Dios únicamente puede ser abierta por
un gran profeta como Elías, pero no es así, pues esta promesa es para
todos los fieles de Israel, y, en verdad, para cada uno de ellos. Oh
amigo creyente, “Te abrirá Jehová su buen tesoro.” Tú también puedes ver
el cielo abierto, y meter tu mano y tomar tu porción, sí, y una porción
para todos tus hermanos a tu alrededor. Pide lo que quieras, y no te
será negado, si permaneces en Cristo, y Sus palabras permanecen en ti.
Todavía
no has conocido todos los tesoros de tu Señor, pero Él los abrirá para
tu entendimiento. Ciertamente todavía no has gozado la plenitud de las
riquezas del pacto, pero Él dirigirá tu corazón hacia Su amo r, y
revelará a Jesús en ti. Únicamente el propio Señor puede hacer esto por
ti; pero aquí está Su promesa, y si escuchas diligentemente Su voz, y
obedeces Su voluntad, Sus riquezas serán tuyas en la gloria por Cristo
Jesús.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jos
23:10 Un varón de vosotros persigue a mil, porque YHVH vuestro Dios es
quien pelea por vosotros, tal como Él os habló (BTx 3)
“Un varón de vosotros perseguirá a mil; porque Jehová vuestro Dios es quien pelea por vosotros, como él os dijo.” Jos_23:10.
¿Para
qué contar las cabezas? Un hombre que está con Dios es mayoría aunque
hubiere mil en el bando contrario. Algunas veces nuestros ayudadores
podrían ser demasiados para que Dios obre por medio de ellos, como
sucedió con Gedeón, que no pudo hacer nada hasta no haber incrementado
sus fuerzas gracias a que disminuyó sus números.
Pero
el ejército del Señor nunca es demasiado pequeño. Cuando Dios quiso
fundar una nación, llamó únicamente a Abram y le bendijo. Cuando quiso
vencer al altivo Faraón, no usó ningún ejército, sino únicamente a
Moisés y a Aarón. El “ministerio de un solo hombre”, según lo llaman
ciertos sabios, ha sido usado mucho más por el Señor, que grupos
entrenados con sus oficiales. ¿Acaso todos los israelitas juntos mataron
a tantos filisteos como lo hizo Sansón solo? Saúl y sus ejércitos
hirieron a sus miles, y David a sus diez miles.
El
Señor puede dar amplias ventajas al enemigo y a pesar de ello vencerlo.
Si tenemos fe, tenemos a Dios con nosotros, y, entonces, ¿qué son las
multitudes de hombres? Un perro pastor puede pastorear un gran rebaño de
ovejas. Si el Señor te envía, oh hermano mío, Su fuerza alcanzará Su
propósito divino. Por tanto, descansa en la promesa, y sé valiente.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 72:12 Porque él librará al necesitado que suplica, Y al pobre, que no tiene quien lo ayude (BTx 3)
“Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra.” Sal_72:12.
El
menesteroso clama; ¿qué otra cosa podría hacer? Su clamor es oído por
Dios; ¿qué otra cosa necesitaría hacer? El lector menesteroso necesita
ponerse a clamar de inmediato, pues esto será su sabiduría. No clames a
los oídos de amigos, pues incluso si pudieran ayudarte sería únicamente
debido a que el Señor los capacita para ayudarte. La ruta más rápida es
acudir directamente a Dios, y hacer que tu clamor suba delante de Él. La
línea recta permite correr mejor: corre al Señor, y no acudas a las
causas secundarias.
“¡Ay!”,
-clamas- “no tengo ni amigos ni ayudadores”. Es mucho mejor así; puedes
apoyarte en Dios bajo ambas carencias: sin provisiones y sin
ayudadores. Haz de tu doble necesidad tu doble súplica. Incluso en lo
relativo a las misericordias temporales puedes esperar en Dios, pues Él
se preocupa por Sus hijos en estos asuntos temporales. En cuanto a las
necesidades espirituales, que son las más abrumadoras de todas, el Señor
oirá tu clamor, y te liberará y te abastecerá.
Oh, amigo pobre, prueba a tu Dios rico. Oh, tú que eres desvalido, apóyate en Su ayuda.
Él
nunca me ha fallado, y estoy seguro de que nunca te fallará. Acude
como un mendigo, y Dios no rehusará darte ayuda. Ven sin otro argumento
que Su gracia. Jesús es Rey, ¿acaso te dejará perecer por causa de tu
necesidad? ¡Cómo! ¿Olvidaste esto?
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal
138:7 Aunque yo ande en medio de la angustia, Tú me vivificarás,
Extenderás tu mano frente a la ira de mis enemigos, Y me salvará tu
diestra (BTx 3)
“Si
anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; contra la ira
de mis enemigos extenderás tu mano, y me salvará tu diestra.”
Sal_138:7.
Desdichado
es andar en medio de la angustia. No, es un bendito andar, puesto que
hay una promesa especial para ese andar. Si cuento con una promesa,
entonces, ¿cuál es el problema? ¿Qué es lo que aquí me enseña el Señor?
Pues me enseña esto: “Tú me vivificarás.” Tendré más vida, más energía,
más fe. ¿Acaso no sucede con frecuencia que la angustia nos vivifica
como una bocanada de aire fresco, cuando uno está a punto de
desfallecer?
¡Cuán
airados están mis enemigos y especialmente el archienemigo! ¿Extenderé
mi mano para luchar con mis enemigos? No, mi mano está mejor empleada
cuando sirve a mi Señor. Además, no tengo necesidad de extenderla, pues
el Señor usará Su brazo que tiene largo alcance, y Él tratará con mis
enemigos mucho mejor de lo que yo lo haría si lo intentara. “Mía es la
venganza, yo pagaré, dice el Señor.” Él me salvará con Su propia diestra
de poder y sabiduría, ¿y qué más podría desear?
Vamos,
corazón mío, repite para ti mismo esta promesa hasta que puedas usarla
como el himno de tu confianza y el solaz de tu soledad. Pide para que tú
mismo seas vivificado, y dejes todo lo demás al Señor, que hace todo
por ti.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Ecl
11:3 Si las nubes están llenas de lluvia, Se vaciarán sobre la tierra, Y
si un árbol cae hacia el sur o hacia el norte, En el lugar donde caiga
quedará (BTx 3)
“Si las nubes fueren llenas de agua, sobre la tierra la derramarán.” Ecl_11:3.
¿Por
qué, entonces, sentimos miedo de las nubes que oscurecen ahora nuestro
firmamento? Es verdad que por un momento ocultan al sol, pero el sol no
se ha apagado; brillará de nuevo en breve. Mientras tanto, esas nubes
negras están llenas de lluvia; y entre más negras estén, más
probablemente derramarán una abundante lluvia. ¿Cómo podríamos tener
lluvia sin nubes?
Nuestros
problemas siempre nos han acarreado bendiciones, y siempre lo harán.
Son los carruajes negros de la gracia resplandeciente. Estas nubes se
vaciarán dentro de poco, y toda la tierna hierba estará jubilosa por la
lluvia. Puede ser que el Señor nos remoje con aflicción, pero no nos
ahogará con ira; más bien, Él nos refrescará con misericordia. Las
cartas de amor de nuestro Señor, nos llegan a menudo en sobres con
bordes negros. Sus carruajes avanzan con estruendo, pero están cargados
de beneficios. Su vara florece con tiernas flores y fruto s nutritivos.
No hemos de preocuparnos de las nubes, sino que debemos cantar porque
nos son entregadas las flores de Mayo gracias a las nubes y a las
lluvias de Abril.
¡Oh
Señor, las nubes son el polvo de Tus pies! ¡Cuán cerca estás Tú en el
día nublado y oscuro! El amor te contempla, y se alegra. La Fe ve que
las nubes se vacían y alegran a los pequeños montes por doquier.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
45:2 Yo iré delante de ti, y allanaré los lugares escabrosos, Quebraré
los batientes de bronce, y haré pedazos las barras de hierro (BTx 3)
“Yo
iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré
puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos.” Isa_45:2.
Esto
estaba dirigido a Ciro; pero es para siempre la herencia de todos lo s
propios siervos espirituales del Señor. Sólo hemos de seguir adelante
por fe, y nuestro camino será allanado para nosotros. Las torceduras y
las curvas de la astucia humana y de la sutileza satánica serán
enderezadas para nosotros; no necesitaremos pisar sus tortuosos
recovecos. Las puertas de bronce serán quebrantadas, y los cerrojos de
hierro que las aseguran serán hechos pedazos. No necesitaremos arietes
ni barras de hierro: el propio Señor hará lo imposible por nosotros, y
lo inesperado será un hecho.
No
hemos de quedarnos paralizados, sumidos en un miedo cobarde. Hemos de
esforzarnos en el sendero del deber, pues el Señor lo ha dicho: “Yo iré
delante de ti”.
No
nos corresponde a nosotros razonar por qué; nuestra responsabilidad es
atrevernos y proseguir adelante. Es la obra del Señor, y Él nos
habilitará para llevarla a cabo: todos los impedimentos habrán de ceder
delante de Él. ¿Acaso no ha dicho: “Quebrantaré puertas de bronce”? ¿Qué
cosa podría obstaculizar Su propósito o frustrar Sus decretos? Aquellos
que sirven a Dios tienen infinitos recursos. El camino está allanado
para la fe aunque esté trancado para la fuerza humana. Cuando Jehová
dice: “Yo haré”, como lo hace dos veces en esta promesa, no nos
atrevemos a dudar.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jer
15:19 Entonces me respondió YHVH: Si te vuelves, Yo te restauraré, Para
que puedas estar en pie delante de mi presencia; Si apartas lo precioso
de lo vil, Serás mi boca. ¡Conviértanse ellos a ti, Y no te conviertas
tú a ellos! (BTx 3)
“Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.” Jer_15:19.
¡Pobre
Jeremías! Pero, ¿por qué decimos eso? El profeta llorón fue uno de los
siervos más especiales de Dios, y fue honrado por Él por encima de
muchos. Jeremías era odiado por decir la verdad. La palabra que era muy
dulce para él, era amarga para sus oyentes; sin embargo Jeremías era
aceptado por su Señor. Se le había ordenado que permaneciera siendo
fiel, y entonces el Señor continuaría hablando por medio de Jeremías.
Tenía que tratar valerosa y fielmente con los hombres, y llevar a cabo
el trabajo de limpieza del Señor en relación a los profesantes de su
día, y entonces el Señor le dio esta palabra: “Serás como mi boca.”
¡Cuán
grande honor! ¿Acaso no debería ambicionarlo cada predicador, sí, cada
creyente? ¡Qué maravilla es que Dios hable por nosotros! Expondremos una
verdad segura y pura, y la diremos con poder. Nuestra palabra no
regresará vacía; será una bendición para aquellos que la reciban, y
quienes la rechacen lo harán bajo su propio riesgo. Nuestros labios
alimentarán a muchos. Despertaremos a los que duermen y llamaremos a
vida a los muertos.
Oh,
querido lector, ora para que esto suceda con el que escribe estas
líneas, y con todos los siervos enviados por nuestro Señor.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Joe
2:25 Os restituiré los años que devoró el saltón, El saltamontes, el
cigarrón y la langosta,° Mi gran ejército que envié contra vosotros (BTx
3)
“Y os restituiré los años que comió la oruga.” Joe_2:25.
Sí,
esos años desperdiciados por cuya causa suspiramos, nos serán
restaurados. Dios puede darnos una gracia tan abundante, que, en lo que
resta de nuestros días, podremos acumular un servicio que compense todos
aquellos años de impiedad, por los que gemimos en humilde penitencia.
Las
orugas de la rebeldía, de la mundanalidad y de la tibieza, son ahora
vistas por nosotros como una terrible plaga. ¡Oh, que nunca se nos
hubieran acercado! El Señor, en Su misericordia, las ha eliminado de
nosotros, y estamos llenos de celo por servirle.
Bendito
sea Su nombre porque podremos levantar tales cosechas de gracias
espirituales, que harán que nuestra esterilidad anterior desaparezca.
Por medio de una copiosa gracia, podremos sacar provecho de nuestra
amarga experiencia y usarla para advertir a otros.
Debido
a nuestras deficiencias anteriores, podremos quedar más arraigados en
la humildad, en la dependencia infantil y en la espiritualidad
penitente. Si nos volvemos más vigilantes, celosos y tiernos, ganaremos
por causa de nuestras lamentables pérdidas. Los años desperdiciados
pueden ser restaurados por un milagro de amor. ¿Les parece una bendición
demasiado grande? Creamos en eso y vivamos para eso y todavía podremos
realizarlo, así como Pedro se volvió un hombre mucho más útil después de
que su presunción fue curada por su manifiesta debilidad. Señor,
ayúdanos por Tu gracia.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Pro 28:10 El que extravía al recto por el mal camino, Caerá en su propia fosa, Pero los íntegros heredarán el bien (BTx 3)
“Mas los perfectos heredarán el bien.” Pro_28:10
El
Libro de Proverbios es también un Libro de Promesas. Las promesas deben
ser proverbios para el pueblo de Dios. Esta promesa es muy notable.
Estamos acostumbrados a pensar en nuestras buenas cosas como
reversibles, pero aquí se nos dice que las tendremos en posesión.
Ni
toda la malicia y la astucia de nuestros enemigos pueden obrar nuestra
destrucción: ellos caerán en el hoyo que han cavado. Nuestra herencia
está tan vinculada a nosotros que no seremos privados de ella, ni
seremos desviados del camino como para no encontrarla.
Pero,
¿qué tenemos ahora? Tenemos una conciencia tranquila por medio de la
sangre preciosa de Jesús. Tenemos el amor de Dios fijado en nosotros más
allá de todo cambio.
Tenemos
poder con Dios en la oración, en todo tiempo de necesidad. Tenemos la
providencia de Dios que nos vigila, los ángeles de Dios que nos
ministran, y, sobre todo, el Espíritu de Dios que mora en nosotros. De
hecho, todas las cosas son nuestras: “Sea lo presente, sea lo porvenir,
todo es vuestro.” Jesús es nuestro. Sí, la divina Trinidad en Unidad es
nuestra. Aleluya. No debemos desfallecer ni gemir, ni escatimar ni
trabajar como esclavos, puesto que tenemos la posesión de cosas buenas.
Vivamos de nuestro Dios y regocijémonos en Él todo el día. ¡Ayúdanos, oh
Espíritu Santo!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

“Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” Mat_5:7.
No
es bueno que el hombre que no quiera perdonar sea perdonado, y que
quien no quiera dar a los pobres vea sus propias necesidades subsanadas.
Dios nos medirá con nuestra propia medida, y aquellos que han sido
duros señores y duros acreedores, descubrirán que el Señor tratará
duramente con ellos. “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel
que no hiciere misericordia.”
En
este día, tratemos de dar y de perdonar. Hemos de ocuparnos en estos
dos verbos: tolerar y soportar. Hemos de ser amables, y benévolos y
tiernos. No malinterpretemos la conducta de los demás, ni impongamos
onerosos contratos, ni iniciemos insensatas querellas, ni seamos
demasiado exigentes. Ciertamente deseamos ser bendecidos, y también
necesitamos obtener misericordia: seamos misericordiosos para que
alcancemos misericordia. Cumplamos con la condición, para que recibamos
la bienaventuranza. ¿Acaso no es un deber agradable ser amable? ¿Acaso
no hay mucho más dulzura en eso que en estar enfadados y ser mezquinos?
Vamos, ¡hay una beatitud en la cosa misma! Además, la obtención de
misericordia es una rica recompensa.
¿Quién,
con la excepción de la gracia soberana, podría sugerir una promesa como
esta? Nosotros somos misericordiosos a nuestros semejantes mortales en
cosas de centavos, y
el Señor nos perdona “toda aquella deuda”.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 91:14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, Yo también lo libraré, Lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi Nombre (BTx 3)
“Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.” Sal_91:14.
¿Me
dice el Señor esto a mí? Sí, si he conocido Su nombre. Bendito sea el
Señor porque no soy un extraño para Él. Lo he probado, y lo he
experimentado, y lo he conocido, y, por tanto, yo en verdad confío en
Él. Conozco Su nombre como un Dios que odia el pecado, pues por el poder
convincente de Su Espíritu, he aprendido que Él nunca tolerará el mal.
Pero también lo conozco como el Dios que perdona el pecado en Cristo
Jesús, pues Él me ha perdonado todas las ofensas. Su nombre es
fidelidad, y yo lo sé, pues Él nunca me ha abandonado aunque mis
tribulaciones se hayan multiplicado sobre mí.
Este
conocimiento es un don de la gracia, y el Señor lo convierte en la
razón por la que Él concede otro don de la gracia, es decir, poner en
alto. Esto es gracia sobre gracia.
Observemos
que si subimos a lo alto, la posición podría ser peligrosa; pero si el
Señor nos pone allí, es segura. Él nos puede levantar a una gran
utilidad, a una experiencia eminente, al éxito en el servicio, al
liderazgo entre los obreros, al lugar de un padre entre los pequeñitos.
Si no hiciera esto, podría ponernos en alto por medio de una comunión
cercana, un claro discernimiento, un santo triunfo , y una agraciada
anticipación de la gloria eterna. Cuando Dios nos pone en alto, Satanás
mismo no puede derribarnos. ¡Oh, que este sea nuestro caso a lo largo de
todo este día!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Apo 2:28 como también Yo la he recibido de mi Padre; y le daré la estrella de la mañana (BTx 3)
“Y le daré la estrella de la mañana.” Rev_2:28.
Hasta
que apunte el día, y huyan las sombras, ¡qué bendición es ver en Jesús a
“la estrella de la mañana”! Recuerdo cuando leímos en los periódicos la
ociosa historia de que la estrella de Belén había aparecido de nuevo.
Al investigar descubrimos que era únicamente “la estrella de la mañana”;
pero, después de todo, no se había cometido un grave error.
Es
mejor ver a Jesús como el sol; pero cuando no podemos hacerlo, lo
segundo mejor es verlo como la estrella que profetiza el día, y muestra
que la luz eterna está cerca a la mano. Si yo no soy hoy todo lo que
deseo ser, sin embargo, veo a Jesús, y eso me asegura que un día seré
como Él. Ver a Jesús por fe, es la garantía de contemplarlo en Su gloria
y de ser transformado en Su imagen. Si no tengo en esta hora toda la
luz y el gozo que podría desear, sé que los tendré, pues tan ciertamente
como veo la estrella de la mañana, veré el día. La estrella de la
mañana nunca está lejos del sol.
Vamos,
alma mía, ¿te ha dado el Señor la estrella de la mañana? ¿Sostienes
firmemente esa verdad, esa gracia, esa esperanza y ese amor que el Señor
te ha dado? Entonces, en esto, tienes el amanecer de la gloria
venidera. Quien te hace vencer al mal y perseverar en justicia, te ha
dado en ello la estrella de la mañana.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Pro 27:18 Quien cuida la higuera comerá higos, Y el que custodia a su amo recibirá honores (BTx 3)
“Quien cuida la higuera comerá su fruto, y el que mira por los intereses de su señor, tendrá honra.” Pro_27:18.
El
que vela por la higuera, recibe higos a cambio de sus preocupaciones, y
el que mira por los intereses de un buen señor, recibe honor como
recompensa. Verdaderamente el Señor Jesús es el mejor de todos los
señores, y es un honor que se le permita a alguien hacer el más nimio
acto por Su causa. Servir a ciertos señores es como velar por manzanos
silvestres y comer manzanas amargas como salario; pero servir a mi
Señor Jesús es cuidar una higuera que produce los más dulces higos. Su
servicio es en sí mismo un deleite, la continuación de ese servicio es
una promoción, y el éxito en ese servicio es la bendición aquí abajo, y
la recompensa por ese servicio es la gloria arriba.
Nuestros
más grandes honores serán recogidos en aquel tiempo cuando los higos
estén maduros, en el mundo venidero. Los ángeles que son ahora nuestros
servidores nos llevarán a casa cuando nuestro día de trabajo hubiere
concluido. El cielo donde está Jesús, será nuestra honorable mansión, la
eterna bienaventuranza será nuestra honorable porción, y el propio
Señor será nuestro honorable compañero. ¿Quién podría imaginar el pleno
significado de esta promesa: “el que mira por los intereses de su señor,
tendrá honra”?
Señor,
ayúdame a mirar por los intereses de mi Maestro. Haz que deje toda idea
de honor para la hora cuando Tú mismo me honrarás. ¡Que Tu Santo
Espíritu me convierta en un obrero y un servidor humilde y paciente!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Gén 49:19 Gad, salteadores lo asaltarán, Mas él asaltará al final (BTx 3)
“Gad, ejército lo acometerá; mas él acometerá al fin.” Gén_49:19.
Algunos
de nosotros hemos sido como la tribu de Gad. Por un tiempo nuestros
adversarios fueron demasiado numerosos para nosotros, y vinieron en
contra nuestra como una tropa. Sí, y por un tiempo nos acometieron y
mostraron gran exultación por causa de su victoria temporal. Con eso
únicamente demostraron que la primera parte de la herencia familiar es
nuestra realmente, pues el pueblo de Cristo, como Dan, será acometido
por una tropa. Ser acometido es muy doloroso, y habríamos desesperado,
si no hubiésemos creído por fe, en la segunda parte de la bendición de
nuestro padre, “él acometerá al fin.” “Bien está lo que bien acaba”,
dijo el poeta del mundo; y dijo la verdad. Una guerra ha de ser juzgada,
no por los primeros éxitos o reveses, sino por lo que ocurre “al fin”.
El Señor dará la victoria a la verdad y a la justicia “al fin”; y, como
dice el señor Bunyan, eso quiere decir para siempre, pues nada puede
sobrevenir después del fin.
Lo
que necesitamos es una paciente perseverancia en hacer el bien, y una
tranquila confianza en nuestro glorioso Capitán. Cristo, nuestro Señor
Jesús, quiere enseñarnos Su arte santa de poner nuestros rostros como un
pedernal para completar nuestra obra o para atravesar nuestro
sufrimiento hasta que podamos decir: “consumado es.” Aleluya.
¡Victoria! ¡Victoria! Nosotros creemos en la promesa. “Él acometerá al fin.”
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Heb 13:6 De manera que podemos decir osadamente: El Señor es mi ayudador, no temeré. ¿Qué me puede hacer el hombre? (BTx 3)
“De manera que podemos decir confiadamente: el Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.” Heb_13:6.
Debido
a que el Señor nunca nos dejará ni nos abandonará, hemos de estar muy
contentos con las cosas que tenemos. Puesto que el Señor es nuestro, no
nos podemos quedar sin ningún amigo, sin ningún tesoro y sin ninguna
morada. Esta seguridad debe hacernos sentir que somos muy independientes
de los hombres. Contando con tal amparo, no nos sentimos tentados a
amedrentarnos delante de nuestros semejantes, ni a pedirles permiso para
considerar a nuestras vidas como nuestras propias vidas; por el
contrario, lo que decimos, lo decimos valerosamente, y desafiamos la
contradicción.
El
que teme a Dios no tiene nada más que temer. Hemos de vivir en tal
temor del Dios vivo, que todas las amenazas que pudieran ser usadas por
el más altivo perseguidor no deberían tener más efecto en nosotros que
el silbido del viento. El hombre en estos días no puede hacer tanto en
contra nuestra como lo que podía hacer cuando el apóstol escribió el
versículo que encabeza esta reflexión. El potro de tormento y la hoguera
están fuera de moda. El Gigante llamado el Papa no puede quemar a los
peregrinos ahora. Si los seguidores de falsos maestros intentan la cruel
burla y el escarnio, no nos sorprendemos por ello, pues los hombres de
este mundo no pueden amar a la simiente celestial. ¿Qué pasa entonces?
Debemos soportar el escarnio del mundo. El escarnio no quiebra ningún
hueso. Con la ayuda de Dios, seamos valerosos, y cuando el mundo se
enfurezca, que lo haga, pero no debemos tenerle miedo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 33:21 Por tanto, en Él se alegrará nuestro corazón, Porque en su santo Nombre hemos confiado (BTx 3)
“Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado.” Sal_33:21.
La
raíz de la fe produce la flor del gozo del corazón. Tal vez al
principio no nos regocijemos, pero llega a su debido tiempo. Confiamos
en el Señor cuando estamos tristes, y en su debido momento, Él responde
de tal manera a nuestra confianza que nuestra fe se logra cumplidamente y
nosotros nos regocijamos en el Señor. La duda engendra zozobra, pero la
confianza significa gozo a la larga.
La
seguridad expresada por el Salmista en este versículo, es realmente una
promesa entregada en las manos de la santa confianza. Oh que recibamos
gracia para apropiarnos de ella. No obstante que no nos regocijemos en
este momento, lo haremos, tan ciertamente como que el Dios de David es
nuestro Dios.
Debemos
meditar en el santo nombre del Señor, para que podamos confiar más en
Él y para que podamos regocijarnos más prestamente. Él es en carácter
santo, justo, verdadero, misericordioso, fiel e inmutable. ¿Acaso no
hemos de confiar en un Dios así?
Él
es omnisciente, todopoderoso y omnipresente; ¿no podemos confiar en Él
alegremente? Sí, eso haremos de inmediato, y lo haremos sin reservas.
Jehová-jireh proveerá, Jehová-salom enviará la paz, Jehová-tsidkenu
justificará, Jehová-sama estará por siempre cerca, y en Jehová-nisi
venceremos a cualquier enemigo. Quienes conocen Tu nombre confiarán en
Ti; y quienes confíen en Ti se regocijarán en Ti, oh Señor.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Mat 20:7 Le dicen: Porque nadie nos ha contratado. Les dice: Id también vosotros a la viña (BTx 3)
“Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo.” Mat_20:7.
Sí,
hay trabajo para cuerpos envejecidos en la viña de Cristo. Es la hora
undécima, y, sin embargo, Él nos permitirá trabajar. ¡Qué grandiosa
gracia es esta! ¡Ciertamente toda persona
anciana debería apresurarse a aceptar esta invitación! Cuando los
hombres tienen una edad avanzada nadie los quiere como trabajadores; van
de taller en taller, y los patronos miran sus cabellos grises y menean
su cabeza. ¡Pero Jesús contrata a la gente vieja, y les da también
buenos salarios! Esto es verdadera misericordia. Señor, ayuda a los edad
avanzada a alistarse en Tu servicio sin demora ni siquiera de una
hora.
¿Pero
pagará salarios el Señor a viejos individuos cansados? No lo dudes. Él
dice que te dará lo que sea justo si trabajas en Su viña. Él en verdad
te dará gracia aquí y gloria en el más allá. Él concederá alivio
presente y descanso futuro; la fuerza que necesites en tu día, y una
visión de gloria cuando la noche de la muerte llegue. Todas estas cosas
dará el Señor muy libremente tanto al convertido de edad avanzada como
al que entra a Su servicio en su juventud.
He
de decir esto a algún anciano o anciana que no sean salvos, y pedirle
al Señor que bendiga mis palabras, por el Señor Jesús. ¿Dónde puedo
encontrar a ese tipo de personas? Estaré buscándolas atentamente, para
decirles amablemente las nuevas.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Deu
13:17 Nada del anatema se pegará a tu mano, para que YHVH se vuelva del
ardor de su ira, te conceda misericordia, se compadezca de ti y te
multiplique, como juró a tus antepasados (BTx 3)
“Y
no se pegará a tu mano nada del anatema, para que Jehová se aparte del
ardor de su ira, y tenga de ti misericordia, y tenga compasión de ti, y
te multiplique, como lo juró a tus padres.” Deu_13:17.
Israel
debía sojuzgar a las ciudades idólatras, y debía destruir todo el
despojo de todo lo que había sido contaminado por la idolatría, como un
anatema que debía ser quemado con fuego. Ahora, el pecado, cualquiera
que sea, debe ser tratado por los cristianos de la misma forma. No
debemos permitir que permanezca ni un solo hábito pernicioso. Ahora es
guerra a muerte con los pecados de todo tipo y tamaño, ya sean del
cuerpo, de la mente o del espíritu. No consideramos que esta renuncia
del mal merezca misericordia, sino que la vemos como un fruto de la
gracia de Dios, que de ninguna manera nos perderíamos.
Cuando
Dios nos conduce a ser inmisericordes con nuestros pecados, entonces Él
tiene gran misericordia de nosotros. Cuando estamos airados con el mal,
Dios no está más airado con nosotros. Cuando multiplicamos nuestros
esfuerzos en contra de la iniquidad, el Señor multiplica nuestras
bendiciones. El camino de la paz, del crecimiento, de la seguridad y del
gozo en Cristo Jesús, será encontrado cuando sigamos estas palabras:
“No se pegará a tu mano nada del anatema.” Señor, purifícame en este
día. Compasión, prosperidad, crecimiento y gozo serán otorgados en
verdad a quienes repudian el pecado con solemne determinación.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Pro 23:17 No tengas envidia de los pecadores, Antes, persevera en el temor de YHVH en todo tiempo,
Pro 23:18 Porque ciertamente hay un porvenir, Y tu esperanza no será frustrada (BTx 3)
“No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo;
porque ciertamente hay fin, y tu esperanza no será cortada.” Pro_23:17-18.
Cuando
vemos prosperar a los malvados, somos propensos a envidiarlos. Cuando
oímos el ruido de su júbilo, y nuestro propio espíritu está decaído,
casi llegamos a pensar que ellos se llevan la mejor parte. Esto es
insensato y pecaminoso. Si los conociésemos mejor, y especialmente si
recordáramos su fin, les tendríamos lástima.
El
remedio para la envidia radica en una vida bajo un constante sentido de
la presencia divina, adorando a Dios y teniendo comunión con Él a lo
largo de todo el día, independientemente de cuán largo parezca el día.
La verdadera religión levanta al alma a una región más elevada, donde el
juicio se torna más claro y los deseos son más elevados. Entre más
porción de cielo haya en nuestras vidas, menos porción de la tierra
ambicionaremos. El temor de Dios echa fuera la envidia de los hombres.
El
golpe mortal para la envidia es una calmada consideración del futuro.
La riqueza y la gloria de los impíos son un vano espectáculo. Esa
apariencia pomposa destella durante una hora, y luego se extingue. ¿En
qué estará mejor el próspero pecador por su prosperidad cuando le
sobrevenga el juicio? En cuanto al hombre piadoso, su fin es paz y
bienaventuranza y nadie podría robarle su gozo; por tanto, el hombre
piadoso ha de renunciar a la envidia, y ha de llenarse dulce
contentamiento.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Deu
30:3 entonces YHVH hará volver tu cautiverio, y tendrá misericordia de
ti, y volverá a recogerte de todos los pueblos adonde te haya esparcido
YHVH tu Dios (BTx 3)
“Jehová hará volver a tus cautivos.” Deu_30:3
El
propio pueblo de Dios puede venderse a la cautividad por el pecado.
Este es un fruto muy amargo de una raíz sumamente amarga. ¡Cuán terrible
es la servidumbre cuando el hijo de Dios es vendido al pecado, es
encadenado por Satanás, es privado de su libertad, desposeído de su
poder en la oración y de su deleite en el Señor! Debemos vigilar para no
caer en tal cautividad; pero si esto ya nos ha sucedido, de ninguna
manera hemos de desesperar.
Pero
no podemos ser mantenidos en esclavitud por siempre. El Señor
Jesucristo ha pagado un precio demasiado alto por nuestra redención para
dejarnos en mano del enemigo. El camino a la libertad es “Vuelve a
Jehová tu Dios.” Allí donde encontramos la salvación al principio, la
encontraremos otra vez. Confesando el pecado al pie de la cruz de
Cristo, encontraremos perdón y liberación. Además, el Señor quiere que
obedezcamos Su voz de acuerdo a todo lo que nos ha mandado, y debemos
hacer esto con todo nuestro corazón, y con toda nuestra alma, y entonces
nuestra cautividad terminará.
Con
frecuencia, la depresión de espíritu y un gran abatimiento del alma son
quitados tan pronto abandonamos nuestros ídolos y nos inclinamos en
obediencia delante del Dios vivo. No necesitamos ser cautivos. Podemos
retornar a la ciudadanía de Sion, y podemos hacerlo rápidamente. ¡Señor,
haz volver a Tus cautivos!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Miq
7:8 ¡Oh enemigo mío! No te regocijes sobre mí, Aunque caiga, me
levantaré, Aunque esté sentado en las tinieblas, YHVH será mi luz (BTx
3)
“Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.” Miq_7:8.
Esto
podría expresar los sentimientos de un hombre o de una mujer sojuzgados
y oprimidos. Nuestro enemigo podría apagar nuestra lámpara por un
tiempo. Pero hay una esperanza segura para nosotros en el Señor, y si
estamos confiando el Él, y manteniendo firmes nuestra integridad,
nuestra temporada de abatimiento y tinieblas pronto pasará. Los
insultos del enemigo son sólo momentáneos. El Señor pronto convertirá su
risa en lamentación, y nuestros suspiros en cánticos.
Aunque
el gran enemigo de las almas triunfe sobre nosotros por algún tiempo,
como ha triunfado sobre hombres mejores que nosotros, cobremos ánimo,
pues lo venceremos antes de que pase mucho tiempo. Nos levantaremos de
nuestra caída, pues nuestro Dios no ha caído, y Él nos levantará. No
permaneceremos en las tinieblas, aunque por un tiempo nos sentemos en
medio de ellas, pues nuestro Señor es la fuente de la luz, y pronto nos
proporcionará un día gozoso. No debemos desesperar, y ni siquiera dudar.
Una
vuelta de la rueda y entonces la parte más baja estará en la parte más
alta. Ay de aquellos que se ríen ahora, pues lamentarán y llorarán
cuando su jactancia sea convertida en menosprecio eterno. Pero
bienaventurados son todos los santos que lloran, porque ellos serán
divinamente consolados.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

2Sa
5:24 Y cuando oigas el ruido de marcha en las copas de las balsameras,
te apresurarás, porque entonces YHVH saldrá delante de ti para herir al
ejército de los filisteos (BTx 3)
“Y
cuando oigas ruido como de marcha por las copas de las balsameras,
entonces te moverás; porque Jehová saldrá delante de ti a herir el
campamento de los filisteos.” 2Sa_5:24.
Hay
señales de los movimientos del Señor que deberían movernos a nosotros.
El Espíritu de Dios sopla de donde quiere, y nosotros oímos su sonido.
Entonces llegó el momento de que estemos más activos que nunca. Debemos
asir esa oportunidad de oro, y sacarle el máximo provecho. Es
responsabilidad nuestra pelear con los filisteos en todo momento; pero
cuando el propio Señor sale delante de nosotros, entonces hemos de ser
especialmente valientes en la guerra.
La
brisa sacudió las copas de los árboles, y David y sus hombres tomaron
esto como la señal para una arremetida, y en su avance el Señor, Él
mismo, hirió a los filisteos. ¡Oh, que en este día el Señor nos abra una
puerta para hablar de Él con muchos de nuestros amigos! Hemos de velar
para aprovechar la oportunidad esperanzadora cuando llegue. Quién sabe
si este pudiera ser un día de buenas noticias; un tiempo de ganar almas.
Debemos
mantener nuestro oído abierto para oír el susurro del viento, y
nuestras mentes listas para obedecer la señal. ¿No es esta promesa:
“porque Jehová saldrá delante de ti”, un estímulo suficiente para que
actuemos valientemente? Puesto que el Señor sale delante de nosotros, no
nos atrevemos a retroceder.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Gál
6:8 Porque el que siembra para su carne, de la carne cosechará
corrupción, pero el que siembra para el espíritu, del Espíritu cosechará
vida eterna (BTx 3)
“Mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” Gál_6:8.
Da
la impresión de que sembrar es un negocio perdedor, pues ponemos buena
semilla en tierra para no verla nunca más. Sembrar para el Espíritu
parecería ser un asunto muy antojadizo e ilusorio; pues nos negamos a
nosotros mismos y aparentemente no obtenemos nada a cambio. Sin embargo,
si sembramos para el Espíritu por medio del estudio de cómo vivir para
Dios, y buscando obedecer la voluntad de Dios, y entregándonos a
promover Su honra, no sembraremos en vano. Vida será nuestra recompensa,
y vida eterna. Ya la gozamos aquí, cuando entramos en el conocimiento
de Dios, en la comunión con Dios, y en el gozo de Dios. Esta vida fluye
como un río que se hace cada vez más profundo y más ancho, hasta
llevarnos al océano de la felicidad infinita, donde la vida de Dios es
nuestra por siempre y para siempre.
En
este día no debemos sembrar para la carne, pues la cosecha será
corrupción, puesto que la carne tiende siempre en esa dirección; pero
por medio de la conquista de nosotros mismos, hemos de vivir para los
fines más elevados, más puros, y más espirituales, buscando honrar a
nuestro santísimo Señor y obedeciendo a Su agraciadísimo Espíritu.
¡Qué
cosecha será cuando seguemos la vida eterna! ¡Qué gavillas de
bienaventuranza sin fin serán segadas! ¡Qué festival será esa cosecha!
Señor, haznos segadores de ese tipo, por Tu Hijo Jesucristo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
55:12 Con alegría saldréis y en paz seréis conducidos; Los montes y los
collados prorrumpirán en cánticos de júbilo delante de vosotros, Y
todos los árboles del campo batirán palmas (BTx 3)
“Los
montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos
los árboles del campo darán palmadas de aplauso.” Isa_55:12.
Cuando
el pecado es perdonado, nuestra mayor aflicción llega a su fin, y
comienza nuestra mayo r complacencia. El gozo que el Señor otorga a Sus
reconciliados es tal, que desborda y llena toda la naturaleza con
deleite. El mundo material contiene música latente, y un corazón
renovado sabe cómo extraerla y vocalizarla. La creación es el órgano, y
un hombre agraciado encuentra sus teclas, pone las manos sobre el
teclado y despierta al sistema entero del universo a una armonía de
alabanza. Los montes y las colinas, y otros grandiosos objetos, son, por
decirlo así, los bajos d el coro; mientras que los árboles del bosque, y
todas las cosas que tienen vida adoptan el aire de una canción
melodiosa.
Cuando
la palabra de Dios es prosperada en medio de nosotros, y las almas son
salvadas, entonces todo parece lleno de melodías. Cuando oímos las
confesiones de jóvenes creyentes, y los testimonios de los santos bien
instruidos, somos conducidos a ser tan felices, que hemos de alabar al
Señor, y entonces parecería como si las rocas y las colinas, y los
bosques y los campos, hicieran eco a nuestras notas de júbilo, y
convirtieran al mundo en una orquesta. Señor, en este feliz primero de
Mayo, condúceme afuera, a Tu mundo armonioso, tan rico en alabanzas como
una alondra en pleno canto.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
