1Pe 1:25 Pero la palabra del Señor permanece para siempre. Y ésta es la palabra anunciada a vosotros por el evangelio (BTx 3)
“Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.” 1Pe_1:25.
Toda
enseñanza humana, y, en verdad, todos los seres humanos, llegarán a su
fin como la hierba del campo; pero aquí se nos asegura que la palabra
del Señor es de una naturaleza muy diferente, pues permanecerá para
siempre.
Tenemos
aquí un Evangelio divino; pues, ¿cuál palabra podría permanecer para
siempre sino la palabra que es hablada por el Dios eterno?
Tenemos
aquí un Evangelio que vive para siempre, tan lleno de vitalidad como
cuando salió por primera vez de los labios de Dios; tan poderoso para
convencer y convertir, para regenerar y consolar, para sostener y
santificar, como lo fue desde sus primeros días en que obró maravillas.
Tenemos
un Evangelio inmutable, pues no es hierba verde hoy, y mañana paja
seca; sino que siempre es la verdad permanente del inmutable Jehová. Las
opiniones cambian, pero la verdad certificada por Dios no puede
cambiar, como no cambia el Dios inmutable que la expresó.
Entonces,
aquí tenemos un Evangelio en el que nos regocijamos, una palabra del
Señor en la que podemos apoyar todo nuestro peso. “Para siempre” incluye
vida, muerte, juicio y eternidad. Gloria sea dada a Dios en Cristo
Jesús por la consolación eterna. Aliméntense de la palabra hoy, y todos
los días de su vida.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

2Sa
23:5 Y aunque mi casa no haya sido así para con Dios, Él ha hecho
conmigo un pacto eterno, En todo ordenado y bien seguro, Que hará
prosperar mis anhelos de plena salvación (BTx 3)
“No
es así mi casa para con Dios; sin embargo, él ha hecho conmigo pacto
perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado, aunque todavía
no haga él florecer toda mi salvación y mi deseo.” 2Sa_23:5.
Esta no es tanto una promesa sino un cúmulo de promesas: una caja de perlas. El pacto es el arca que contiene todas las cosas.
Estas
son las últimas palabras de David, pero pueden ser mías hoy. Aquí
encontramos un suspiro: las cosas no están conmigo y no son mías como yo
lo desearía; hay pruebas, cuidados y pecados. Todo esto pone dura a la
almohada.
Aquí
encontramos un solaz: “Él ha hecho conmigo pacto perpetuo.” Jehová se
ha comprometido conmigo, y ha sellado el pacto con la sangre de Jesús.
Estoy ligado a mi Dios, y mi Dios a mí.
Esto
hace prominente una seguridad, puesto que este pacto es eterno, bien
ordenado y guardado. No hay nada que temer por el paso del tiempo, ni
fallará por algún punto olvidado, o por la incertidumbre natural de las
cosas. El pacto es un cimiento hecho de roca sobre el cual se construye
para vida o para muerte.
David
siente satisfacción: no necesita nada más para salvación o
deleitación. Está liberado, y complacido. El pacto es todo lo que el
hombre pueda desear.
Oh
alma mía, vuélvete en este día a tu Señor Jesús, a Quien el grandioso
Dios ha dado para que sea un pacto para el pueblo. Tómalo para que sea
tu todo en todo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jer
31:12 Y vendrán con aclamaciones a la altura de Sión, Afluirán hacia
los bienes de YHVH: Al trigo, al vino, y al aceite, A las crías del
rebaño y a la vacada; Y su alma será como huerto bien regado, Y nunca
más tendrán dolor (BTx 3)
“Y su alma será como huerto de riego.” Jer_31:12.
¡Oh,
tener el alma de uno bajo el cuidado celestial; que ya no fuese un
desierto, sino un huerto del Señor! Delimitada en el yermo, amurallada
alrededor por la gracia, plantada por la instrucción, visitada por el
amor, desyerbada por la disciplina celestial, y protegida por el poder
divino, el alma favorecida de uno es preparada para dar fruto para el
Señor.
Pero
un huerto puede perder su lozanía por falta de agua, y entonces todos
sus cultivos se ponen mustios y llegan al punto de secarse. ¡Oh, alma
mía, cuán pronto sería este tu caso si el Señor te dejara! En el
oriente, un huerto carente de agua pronto deja de ser un huerto: nada
puede madurar, crecer, o ni siquiera vivir. Cuando se mantiene la
irrigación, el resultado es encantador. Oh, que nuestra alma fuese
regada uniformemente por el Espíritu Santo. Que cada parte del huerto
contara con su propio torrente; abundantemente: que un refrescamiento
suficiente llegara a cada árbol y a cada planta, independientemente de
cuán sedientos estén por naturaleza; continuamente: que cada hora
trajera no solamente su calor, sino también su refrigerio; sabiamente:
que cada planta recibiera justo lo que necesitara. En un huerto pueden
ver que su verdor depende de dónde corre el agua, y pronto pueden
percibir cuando el Espíritu de Dios viene.
Oh, Señor, riégame en este día, e indúceme a producir para ti una cosecha completa. Amén.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 55:16 Pero yo clamaré a ’Elohim, y YHVH me salvará (BTx 3)
“En cuanto a mí, a Dios clamaré; y Jehová me salvará.” Sal_55:16.
Sí,
debo orar y lo haré. ¿Qué otra cosa podría hacer? Traicionado,
abandonado, acongojado, frustrado, oh mi Dios, clamo a Ti. Mi Siclag
está reducida a cenizas, y los hombres hablan de apedrearme; pero yo
aliento a mi corazón en el Señor, que me sostendrá en esta prueba como
me ha sostenido en otras muchas pruebas. Jehová me salvará; estoy seguro
que lo hará, y yo declaro mi fe.
El
Señor me salvará y nadie más. No deseo ninguno otro ayudador, y no
confiaría en un brazo de carne aun si pudiera. Clamaré a Él en la noche,
y en la mañana, y al mediodía, y no clamaré a nadie más, pues Él es
Todo-suficiente.
No
tengo la menor idea de cómo me salvará; pero lo hará, lo sé. Él lo hará
de la mejor y más segura manera, y lo hará en el sentido más grande,
más verdadero, y más pleno. El grandioso YO SOY me librará de esta
prueba y de todas las futuras pruebas, tan ciertamente como Él vive; y
cuando llegue la muerte, y todos los misterios de la eternidad se
presenten a continuación, esta afirmación todavía será cierta: “Jehová
me salvará.” Este será mi cántico a lo largo de todo este día de otoño.
¿No es acaso como una manzana madura proveniente del árbol de la vida?
Me alimentaré de ella. ¡Cuán dulce es a mi paladar!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa 48:10 Mira, te purifico no como a plata; Te probaré en el crisol de la aflicción (BTx 3)
“Te he escogido en horno de aflicción.” Isa_48:10.
Este
ha sido desde hace mucho tiempo el lema fijado delante de nuestros ojos
en la pared de nuestro aposento, y de muchas maneras ha sido escrito
también en nuestro corazón. No es algo insignificante ser elegido por
Dios. La elección de Dios convierte a los elegidos en hombres
especiales. Es mejor ser elegido por Dios que elegido por una nación
entera. Este privilegio es tan eminente, que aunque viniere acompañado
de algún inconveniente, lo aceptaríamos gozosamente, de la misma manera
que el judío comía las hierbas amargas que acompañaban al Cordero
Pascual. Nosotros escogemos el horno, puesto que Dios nos escoge en él.
Somos
escogidos como un pueblo afligido, y no como un pueblo próspero;
elegidos, no en el palacio, sino en el horno. En el horno la belleza es
desfigurada, la moda es destruida, la fortaleza es derretida, la gloria
es consumida, y, sin embargo, aquí el amor eterno revela sus secretos, y
declara su escogencia. Así ha sido en nuestro caso. En tiempos de las
más severas pruebas, Dios nos ha hecho claros nuestro llamamiento y
elección, y nosotros los hemos hecho firmes: entonces hemos elegido al
Señor para que sea nuestro Dios, y Él ha mostrado que somos ciertamente
Sus elegidos. Por lo tanto, si hoy el horno es calentado siete veces
más, no le temeremos, pues el glorioso Hijo de Dios caminará con
nosotros en medio de los carbones ardientes.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Eze 34:22 Por tanto Yo salvaré a mis ovejas, y no serán más una presa, y juzgaré entre oveja y oveja (BTx 3)
“Y juzgaré entre oveja y oveja.” Eze_34:22.
Algunos
son gordos y prósperos, y por eso son rudos con los débiles. Este es un
pecado cruel, y causa mucha aflicción. Esos empujones con el costado y
con el hombro, esos empellones a las enfermas con los cuernos, son un
triste instrumento de ofensa en las asambleas de los creyentes
profesantes. El Señor toma nota de estos hechos altivos y groseros, y se
enoja grandemente por causa de ellos, pues Él ama al débil.
¿Se
cuenta mi lector entre los despreciados? ¿Es un gemidor en Sion y un
hombre marcado por causa de su tierna conciencia? ¿Lo juzgan duramente
estos hermanos? Que no resienta su conducta; sobre todo, que no empuje
ni dé empellones en retribución.
Que
deje el asunto en las manos del Señor. Él es el Juez. ¿Por qué
habríamos de entrometernos en Su oficio? Él decidirá mucho más
justamente que nosotros. Su tiempo para el juicio es el mejor, y no
debemos tener ansias de apresurarlo.
Que
se ponga a temblar el opresor de empedernido corazón. Aunque atropelle
impunemente a los demás en el momento presente, todas sus altivas
expresiones están debidamente registradas, y por cada una de ellas habrá
de rendir cuentas ante el tribunal del Grandioso Juez.
¡Paciencia alma mía! ¡Paciencia! El Señor conoce tu aflicción. ¡Tu Jesús tiene piedad de ti!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Eze 34:15 Yo apacentaré mi rebaño, y Yo lo haré sestear, dice Adonay YHVH (BTx 3)
Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor.” Eze_34:15.
Bajo
el pastorado divino, los santos son alimentados hasta la saciedad. La
suya no es una insatisfactoria ración vana de simple “pensamiento”; mas
el Señor alimenta a los santos con la sólida verdad sustancial de la
revelación divina. Hay en la Escritura un nutrimento real para el alma
que es introducido en el corazón por el Espíritu Santo.
Jesús,
Él propio, es el alimento que sostiene la vida de los creyentes.
Nuestro Grandioso Pastor nos promete que ese sagrado sustento nos será
dado por Su propio Ser. Si, en el día domingo, nuestro pastor terrenal
tuviera las manos vacías, el Señor no las tiene vacías.
La
mente descansa cuando es alimentada con la santa verdad. Quienes son
alimentados por Jehová están en paz. Ningún perro los preocupará, ningún
lobo los devorará, ningunas inclinaciones a la intranquilidad los
turbarán. Se acostarán y digerirán el alimento que han disfrutado. Las
doctrinas de la gracia no sólo son sustentadoras, sino también
consoladoras: en ellas tenemos los medios que nos vigorizan y nos hacen
descansar. Si los predicadores no nos proporcionaran descanso, busquemos
al Señor para encontrar el descanso.
Que
el Señor nos conduzca en este día a alimentarnos en los pastos de la
Palabra, y nos dé descanso en ellos. Que este día esté marcado, no por
la insensatez, ni por la preocupación, sino por la Meditación y la Paz.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

1Co 1:19 Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé la inteligencia de los entendidos (BTx 3)
“Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos.” 1Co_1:19.
Este
versículo es una amenaza para los sabios del mundo, pero es una promesa
para el simple creyente. Los que se declaran eruditos están
continuamente tratando de convertir en cenizas la fe del humilde
creyente. Pero fallan en sus intentos. Sus argumentos se desploman, sus
teorías caen por su propio peso, y sus conspiraciones infernales se
delatan a sí mismas antes de que su propósito se vea cumplido. El viejo
Evangelio no está extinto todavía, ni lo estará mientras el Señor viva.
Si pudiera ser exterminado, ya habría perecido de sobre la faz de la
tierra desde hace mucho tiempo.
Nosotros
no podemos destruir la sabiduría de los sabios, ni procuramos
intentarlo, pues la obra está en mejores manos. El propio Señor dice:
“lo haré” y Él nunca resuelve en vano. Él declara Su propósito dos veces
en este versículo, y podemos tener la certeza que no se apartará de
él.
¡Qué
obra tan perfecta de limpieza hace el Señor en lo relativo a la
filosofía y al “pensamiento moderno” cuando pone Sus manos en ello!
Abate la fina apariencia hasta convertirla en nada; destruye por
completo la madera, el heno y la hojarasca. Está escrito que será así, y
así será. Señor, hazlo pronto. Amén y Amén.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

“Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan.” Pro_8:17.
La
sabiduría ama a los que la aman, y busca a los que la buscan. El que
busca ser sabio, ya es sabio, y el que diligentemente busca la
sabiduría, ya casi la ha encontrado. Lo que es válido para la sabiduría
en general, es especialmente válido para la sabiduría encarnada en
nuestro Señor Jesús. A Él hemos de amar y buscar, y, a cambio, gozaremos
de Su amor, y lo encontraremos.
Nuestra
obligación es buscar a Jesús pronto en la vida. ¡Felices son los
jóvenes que pasan su mañana con Jesús! Nunca es demasiado temprano para
buscar al Señor Jesús.
Los
que buscan temprano tienen certeza de encontrar. Hemos de buscarle
temprano con diligencia. Los comerciantes que prosperan se levantan
temprano, y los santos que prosperan buscan a Jesús con avidez. Los que
encuentran a Jesús para su enriquecimiento se entregan de corazón a
buscarlo. Primero, hemos de buscarlo, y por tanto hemos de buscarlo lo
más temprano posible. Jesús por sobre todo. Jesús, primero, y ninguna
otra cosa, ni siquiera como un mal secundario.
La
bendición es que Él será hallado. Él se revela más y más a nuestra
búsqueda. Él se entrega más plenamente a nuestra comunión. Felices los
hombres que buscan a uno que, cuando es encontrado, permanece con ellos
para siempre, un tesoro que se torna cada vez más precioso para sus
corazones y sus entendimientos.
Señor Jesús, yo te he encontrado; sé encontrado por mí hasta un grado inefable de gozosa satisfacción.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 76:10 Ciertamente el furor del hombre te exaltará, Y te ceñirás con el residuo de inútiles furores (BTx 3)
“Ciertamente la ira del hombre te alabará; Tú reprimirás el resto de las iras.” Sal_76:10.
Los
hombres malvados son coléricos. Debemos soportar su ira como el
distintivo de nuestro llamamiento, como la señal de nuestra separación
de ellos: si fuésemos del mundo, el mundo amaría a los suyos. Nuestro
consuelo es que la ira del hombre redundará en la gloria de Dios. Cuando
en su ira los perversos crucificaron al Hijo de Dios, estaban
cumpliendo el propósito divino sin darse cuenta, y en miles de ocasiones
la obstinación de los impíos hace lo mismo. Ellos se consideran libres,
pero, como convictos sujetos a cadenas, están cumpliendo
inconscientemente los decretos del Todopoderoso.
Las
artimañas de los malvados son vencidas y terminan siendo derrotados.
Actúan de una manera suicida, y frustran sus propias conspiraciones. Su
ira no producirá nada que pueda dañarnos verdaderamente. Cuando quemaron
a los mártires, el humo que subía de la hoguera enfermaba a los hombres
del Papado más que ninguna otra cosa.
Entre
tanto, el Señor tiene un bozal y una cadena para los osos. Él restringe
la más furiosa ira del enemigo. Es como un molinero que detiene la
corriente, y sólo permite que fluya el agua suficiente para hacer girar
la rueda de su molino. Así que no suspiremos, sino cantemos. Todo está
bien, sin importar cuán fuerte sople el viento.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal
30:5 Porque por un momento es su ira, Pero su favor dura toda la vida.
Por la noche dura el llanto, Pero al amanecer viene la alegría (BTx 3)
“Porque
un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche
durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría.” Sal_30:5
Un
momento bajo la ira de nuestro Padre nos parece un largo tiempo, aunque
no sea sino un momento, después de todo. Si agraviamos Su Espíritu no
podemos buscar Su sonrisa; pero Él es un Dios presto a perdonar, y hace a
un lado pronto todo el recuerdo de nuestras faltas. Cuando
languidecemos y estamos a punto de desfallecer debido a Su enojo, Su
favor implanta nueva vida en nosotros.
Este
versículo tiene otra nota musical del tipo de las semicorcheas. Nuestra
noche de lloro se convierte en un día de gozo. La brevedad es la señal
de la misericordia en la hora de la disciplina de los creyentes. El
Señor no ama el uso de la vara en Sus elegidos; da un golpe, o dos, y
todo termina; sí, y la vida y el gozo que siguen a la ira y al llanto,
compensan con creces la sana tristeza.
¡Vamos,
corazón mío, empieza tus aleluyas! No llores toda la noche, sino seca
tus lágrimas en anticipación de la mañana. Estas lágrimas son el rocío
que significa para nosotros tanto bien, como los rayos del sol son
saludables a la mañana. Las lágrimas aclaran los ojos para la visión de
Dios en Su gracia; y vuelven el espectáculo de Su favor más precioso.
Una noche de aflicción aporta esas sombras del cuadro que hacen resaltar
las luces con mayor claridad. Todo está bien.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Job 5:19 De seis tribulaciones te librará, Y aun en siete no te tocará el mal (BTx 3)
“En seis tribulaciones te librará, y en la séptima no te tocará el mal.” Job_5:19.
Elifaz
expresó la verdad de Dios en esto. Podemos tener tantas tribulaciones
como los días laborales de la semana, pero el Dios que trabajó en esos
seis días trabajará para nosotros hasta que nuestra liberación sea
plena. Descansaremos con Él y en Él en nuestro día de reposo. La rápida
sucesión de tribulaciones es una de las pruebas más difíciles de la fe.
Antes de que nos hayamos recobrado de un golpe, viene seguido de otro y
de otro, hasta quedarnos aturdidos. Aun así, la igualmente rápida
sucesión de liberaciones es sumamente alentadora. Nuevos cánticos son
forjados sobre el yunque por el martillo de la aflicción, hasta que
veamos en el mundo espiritual el antitipo del “Herrero Armonioso”.
Nuestra confianza es que cuando el Señor nos da seis tribulaciones,
serán seis y nada más.
Podría
ser que no tengamos ningún día de descanso, pues podrían sobrevenirnos
siete tribulaciones. ¿Qué pasaría entonces? “En la séptima no te tocará
el mal”. El mal puede rugir a nuestro alrededor, pero será mantenido a
más de un brazo de distancia, y ni siquiera nos tocará. Su hirviente
aliento podría turbarnos, pero ni siquiera su dedo meñique podría
tocarnos.
Con
nuestros lomos ceñidos nos enfrentaremos a las seis o siete
tribulaciones, y dejaremos el miedo a aquellos que no tienen Padre, ni
Salvador, ni Santificador.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 58:11 Entonces dirá el hombre: ¡En verdad hay galardón para el justo! ¡En verdad hay un Dios que juzga en la tierra! (BTx 3)
“Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo; ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.” Sal_58:11.
No
siempre podemos ver con claridad los juicios de Dios en esta vida, pues
en muchos casos un mismo evento sucede igualmente para todos. Este es
un estado de prueba, no de castigo o de recompensa. Sin embargo, a
veces, Dios obra terribles cosas en justicia, y aun los indiferentes se
ven forzados a reconocer Su mano.
Incluso
en esta vida, la justicia tiene ese tipo de recompensa que le resulta
preferible por sobre todas las demás recompensas, es decir, la sonrisa
de Dios que crea una conciencia tranquila. Algunas veces viene
acompañada de otras recompensas, pues Dios no estará en deuda con nadie.
Pero, al mismo tiempo, la principal recompensa del justo radica en el
más allá.
Mientras
tanto, a gran escala, observamos la presencia del grandioso Soberano
entre las naciones. Él quebranta en pedazos los tronos, y castiga a las
naciones culpables. Nadie puede estudiar la historia del surgimiento y
de la caída de los imperios, sin percibir que hay un poder que promueve
la justicia, y que, al final, lleva a la iniquidad delante de su
tribunal, y la condena con justicia inapelable. El pecado no quedará sin
castigo, y el bien no quedará sin recompensa. El Juez de toda la tierra
hace lo justo. Por tanto, tengamos temor de Él, y no temamos más el
poder del malvado.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

1Cr
28:9 Y tú Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele
con corazón perfecto y con ánimo voluntario, porque YHVH escudriña los
corazones de todos, y conoce toda intención de los pensamientos. Si lo
buscas, será encontrado por ti; si lo abandonas, te rechazará para
siempre (BTx 3)
“Si tú le buscares, lo hallarás. 1Cr_28:9.
Necesitamos
a nuestro Dios, y Él puede ser encontrado si le buscamos; Él no se
ocultará a ninguno de nosotros si buscamos personalmente Su rostro. No
es, si lo merecen, o si compran Su favor, sino simplemente si le
“buscan”. Quienes ya conocen al Señor deben seguir buscando Su rostro
por medio de la oración, del servicio diligente, y de la santa gratitud:
a esos Él no rehusará Su favor ni Su comunión. Aquellos que todavía no
le han conocido para descanso de sus almas, deben comenzar de inmediato a
buscarlo, y no deben cesar de hacerlo hasta que lo encuentren como su
Salvador, su Amigo, su Padre, y su Dios.
¡Cuán
grande garantía ofrece esta promesa al que le busca! “El que busca,
halla.” Tú, sí, tú, si buscas a tu Dios, le encontrarás. Cuando le
encuentres, habrás encontrado vida, perdón, santificación, preservación,
y gloria. ¿No querrás buscar, y seguir buscando, puesto que no
buscarías en vano?
Querido amigo, busca al Señor de inmediato. Este es el lugar, y ahora es el momento.
Dobla
esa rodilla; sí, inclina esa cerviz todavía más rebelde, y clama a
Dios, al Dios vivo. En el nombre de Jesús, busca la purificación y la
justificación. No serás rechazado. Aquí tenemos el testimonio de David a
su hijo Salomón, y es también el testimonio personal de este escritor
al lector. Créelo, y actúa de conformidad, por Cristo nuestro Señor.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

2Re 6:16 Pero él respondió: No tengas temor, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos (BTx 3)
“El le dijo: no tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos.” 2Re_6:16.
Caballos
y carros, y un gran ejército, encerraron al profeta en Dotán. Su joven
siervo estaba alarmado. ¿Cómo podían ellos escapar de tal contingente de
hombres armados? Pero el profeta tenía ojos que su siervo no tenía, y
podía ver un más grande ejército, con armas muy superiores, que lo
protegía de todo mal. Los caballos de fuego son más poderosos que los
caballos de carne, y los carros de fuego son mucho más preferibles que
los carros herrados.
Lo
mismo sucede en esta hora. Los adversarios de la verdad son muchos,
influyentes, ilustrados y astutos; y a la verdad le va mal en sus manos;
y, sin embargo, el hombre de Dios no tiene motivos para trepidar.
Agentes, visibles e invisibles, del tipo más potente, están del lado de
la justicia. Dios tiene ejércitos emboscados que se revelarán en la hora
de la necesidad. Las fuerzas que están del lado de los buenos y de los
fieles superan con creces los poderes de los malos. Por tanto,
mantengamos el ánimo muy en alto, y caminemos con el paso de hombres que
poseen un secreto alentador, que los ha alzado por encima de todo
temor. Estamos del lado ganador. La batalla puede ser muy dura, pero
sabemos cómo ha de terminar. La fe, teniendo a Dios con ella, está en
clara mayoría: “más son los que están con nosotros que los que están con
ellos.”
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

“El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia.” Pro_28:13.
Aquí
está la vía para la obtención de misericordia para un pecador culpable y
arrepentido. Debe abandonar el hábito de encubrir el pecado. Esto es
intentado por medio de la falsedad, que niega el pecado; por medio de la
hipocresía, que lo oculta; por medio de la jactancia, que lo justifica;
y por medio de una profesión ruidosa, que procura compensar el pecado.
La
responsabilidad del pecador consiste en confesar y abandonar. Las dos
cosas han de ir juntas. La confesión ha de ser hecha honestamente al
propio Señor; y debe incluir el reconocimiento de la culpa, el sentido
de su mal, y su aborrecimiento. No debemos echarle la culpa a los demás,
ni culpar a las circunstancias, ni argumentar debilidad natural.
Debemos confesarlo todo y confesarnos culpables de la acusación. No
puede haber misericordia mientras no se hubiere hecho esto.
Además,
hemos de abandonar el mal: habiendo reconocido nuestra falta, hemos de
repudiar cualquier intento presente y futuro de persistir en ella. No
podemos seguir siendo rebeldes y, sin embargo, morar junto a la Majestad
del Rey.
El
hábito del pecado ha de ser abandonado, conjuntamente con los lugares,
compañeros, ocupaciones y libros que nos pudieran conducir al descarrío.
No por la confesión, no por la reforma, sino en conexión con ellas,
encontramos el perdón por la fe en la sangre de Jesús.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jua 14:13 Y todo lo que pidáis en mi Nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo (BTx 3)
“
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Jua_14:13.
No
todo creyente ha aprendido a orar todavía en el nombre de Cristo.
Pedir, no únicamente por medio de Él, sino en Su nombre, como autorizado
por Él, es un orden excelso de oración. No nos atreveríamos a pedir
algunas cosas en ese bendito nombre, pues sería una vil profanación de
Su nombre; pero cuando la petición es tan claramente recta que nos
atrevemos a hacerla en el nombre de Jesús, entonces debe ser concedida.
La
oración que es para la gloria del Padre por medio del Hijo tendrá mayor
seguridad de ser exitosa. Glorifica Su verdad, Su fidelidad, Su poder,
Su gracia. La respuesta a la oración, cuando es ofrecida en el nombre de
Jesús, revela el amor del Padre por Él, y la honra que ha puesto sobre
Él. La gloria de Jesús y la gloria del Padre están tan ligadas, que la
gracia que magnifica a la una, magnifica a la otra. El canal se torna
famoso por medio de la plenitud de la fuente, y la fuente es honrada por
medio del canal por el cual fluye. Si la respuesta a nuestras oraciones
deshonrara a nuestro Señor, no oraríamos; pero como en esto, Él es
glorificado, oraremos sin cesar en ese amado nombre en el que Dios y Su
pueblo tienen una comunión de deleite.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

1Re 11:39 y por esto humillaré a la descendencia de David, pero no para siempre (BTx 3)
“Y yo afligiré a la descendencia de David a causa de esto, mas no para siempre.” 1Re_11:39.
En
la familia de la gracia hay disciplina, y esa disciplina es lo
suficientemente severa para que pecar sea algo malo y amargo. Salomón,
desviado por sus esposas extranjeras, se había erigido otros dioses, y
había provocado gravemente al Dios de su padre; por tanto, diez
porciones de las doce que constituían su reino le fueron arrancadas, y
fueron establecidas como un estado rival. Esta fue una dolorosa
aflicción para la casa de David, que sobrevino sobre esa dinastía
claramente proveniente de la mano de Dios, como resultado de la conducta
impía. El Señor castigará a Sus más amados siervos si se apartan de la
plena obediencia a Sus leyes: quizás en este preciso momento tal castigo
esté sobre nosotros. Clamemos humildemente: “Oh Señor, hazme entender
por qué contiendes conmigo.”
¡Cuán
preciosa es esa cláusula salvadora: “mas no para siempre”! El castigo
del pecado es eterno, pero la disciplina paternal por el pecado en un
hijo de Dios, no es sino por un tiempo. La enfermedad, la pobreza, la
depresión de espíritu, pasarán cuando hubieren rendido el pretendido
efecto. Recuerden que no estamos bajo la ley sino bajo la gracia.
La
vara puede hacer que nos dolamos, pero la espada no hará que muramos.
Nuestro dolor presente tiene el propósito de conducirnos al
arrepentimiento, para que no seamos destruidos con los malvados.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa 65:24 Y acontecerá que antes que clamen, Yo responderé; Cuando todavía estén hablando, Yo ya habré oído (BTx 3)
“Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído.” Isa_65:24.
¡Qué
obra tan veloz! El Señor nos oye antes de que llamemos; y con
frecuencia responde con la misma prontitud. Previendo nuestras
necesidades, y nuestras oraciones, arregla la providencia de tal manera
que antes de que surja realmente la necesidad, Él la satisface, y antes
de que la tribulación asedie, Él nos arma contra ella. Esta es la
prontitud de la omnisciencia, y a menudo la hemos visto ejercitada.
Antes de que soñáramos con la aflicción que venía, ya había llegado la
poderosa consolación que había de sustentarnos a lo largo de ella.
¡Contamos con un Dios que responde las oraciones!
La
segunda cláusula nos sugiere el teléfono. Aunque Dios esté en el cielo y
nosotros en la tierra, Él hace que nuestra palabra, al igual que Su
propia palabra, viaje muy velozmente. Cuando oramos correctamente,
hablamos al oído de Dios. Nuestro agraciado Mediador presenta nuestras
peticiones de inmediato, y el grandioso Padre las oye y les sonríe. ¡Qué
grandioso es orar! ¿Quién no se entregaría de lleno a la oración,
sabiendo que el Rey de reyes le oye? Hoy voy a orar con fe, no solamente
creyendo que seré oído, sino que soy oído; no solamente sabiendo que Él
me responderá, sino que ya tengo la respuesta. ¡Santo Espíritu, ayúdame
en esto!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

2Sa 22:29 ¡Tú eres mi lámpara, oh YHVH! ¡Oh YHVH, Tú alumbras mis tinieblas! (BTx 3)
“Tú eres mi lámpara, oh Jehová; mi Dios alumbrará mis tinieblas.” 2Sa_22:29
¿Estoy
en la luz? Entonces Tú, oh Señor, eres mi lámpara. Si te alejaras, mi
gozo partiría; pero en tanto que estés conmigo, puedo prescindir de las
antorchas del tiempo y de las lámparas del consuelo creado. ¡Qué luz
derrama sobre todas las cosas la presencia de Dios! Nos enteramos de un
faro que podía ser visto desde una distancia de veinte millas, pero
nuestro Jehová no sólo es un Dios que tenemos a la mano, sino que es
visto desde lejos, incluso en el país del enemigo. Oh, Señor, cuando Tu
amor llena mi corazón, soy tan feliz como un ángel. Tú eres todo mi
deseo.
¿Estoy
en tinieblas? Entonces Tú, oh Señor, alumbrarás mis tinieblas. Muy
pronto las cosas cambiarán. Los asuntos podrían tornarse más y más
funestos, y las nubes podrían ir acumulándose; pero si se pusiera tan
oscuro que no pudiera ver ni mi propia mano, todavía veré la mano del
Señor. Cuando no pueda encontrar una luz dentro de mí, ni entre mis
amigos, ni en el mundo entero, el Señor, que dijo: “Sea la luz”, y fue
la luz, puede decir lo mismo de nuevo. Por Su palabra mis tinieblas
serán alumbradas. No moriré, sino viviré. El día está naciendo. Este
precioso texto brilla como la estrella matutina. Batiré mis manos de
gozo antes de que pasen muchas horas.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal
62:1 ¡Sólo en Dios
se aquieta mi alma! ¡De Él procede mi salvación! (BTx 3)
“En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación.” Sal_62:1.
¡Bendita
postura! Esperar verdadera y únicamente en el Señor. Esta debe ser
nuestra condición durante todo este día, y cada día. Esperar lo que a Él
le agrade, esperar en Su servicio, esperar en gozosa esperanza, esperar
en oración y contentamiento. Cuando la propia alma espera de esta
manera, está en la mejor y más verdadera condición de una criatura
delante de su Creador, de un siervo delante de su Señor y de un hijo
delante de su Padre. No toleramos intentar prescribirle a Dios, ni
quejarnos delante de Dios; no permitiremos ninguna petulancia, ni
ninguna desconfianza. Al mismo tiempo, no acostumbramos correr delante
de la nube, ni buscar la ayuda en los demás: nada de esto sería tener el
alma acallada en Dios. Dios, y sólo Dios, es la esperanza de nuestros
corazones.
¡Bendita
seguridad! De Él nos viene la salvación y viene en camino. Vendrá de
Él, y de nadie más. Él recibirá toda la gloria por ello, pues sólo Él
puede y quiere darnos la salvación. Y Él lo hará con toda certeza en el
tiempo y en la manera establecidos por Él.
Él
salvará de la duda y del sufrimiento, y de la calumnia, y de la
turbación. Aunque todavía no veamos ninguna señal de salvación, estamos
satisfechos de aguardar la voluntad del Señor, pues no tenemos
desconfianza de Su amor y fidelidad. Él hará Su obra con certeza en
breve, y nosotros le alabaremos por la misericordia venidera.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

1Sa 2:7 YHVH hace empobrecer y hace enriquecer, Él abate y Él exalta (BTx 3)
“Jehová empobrece, y él enriquece; abate y enaltece.” 1Sa_2:7
Todos
mis cambios provienen de Aquel que nunca cambia. Si me hubiese vuelto
rico, debí haber visto Su mano en ello, y debí haberlo alabado; he de
ver igualmente Su mano si empobrezco, y he de alabarle de todo corazón.
Cuando bajamos en el mundo, es por el Señor, y por ello debemos tomarlo
pacientemente: cuando subimos en el mundo, es por el Señor, y hemos de
aceptarlo agradecidamente. En cualquier caso, el Señor lo ha hecho, y
está muy bien.
Parecería
que la manera de operar del Señor es de abatir a aquellos que tiene la
intención de enaltecer, y de desnudar a los que tiene la intención de
vestir. Si es Su manera de hacerlo, entonces es la manera más sabia y la
mejor. Si estoy experimentando ahora el abatimiento, haría bien en
regocijarme, pues veo en ello el prefacio del enaltecimiento. Entre más
seamos humillados por la gracia, más seremos exaltados en gloria. Ese
empobrecimiento que será tornado para nuestro enriquecimiento, ha de ser
bienvenido.
Oh
Señor, últimamente Tú me has abatido, y me has hecho sentir mi
insignificancia y mi pecado. No es una experiencia agradable, pero te
suplico que la conviertas en algo benéfico. ¡Oh, que de esta manera me
habilites para soportar un mayor peso de deleite y de utilidad; y cuando
esté listo para ello, entonces concédemelo, por Cristo nuestro Señor!
Amén.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jua
15:2 Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo levanta; y todo el que
lleva fruto, lo limpia para que lleve más fruto (BTx 3)
“Todo
pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva
fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.” Jua_15:2.
Esta
es una preciosa promesa para alguien que vive para la fecundidad. Al
principio, parece mostrar un aspecto severo. ¿Tiene que ser podada la
rama fructífera? ¿Es preciso que el cuchillo corte a los mejores y a los
más útiles? Sin duda así es, pues gran parte de la obra de purificación
de nuestro Señor es llevada a cabo por medio de aflicciones de un tipo o
de otro. No son los malvados sino los buenos los que reciben la promesa
de tribulación en esta vida. Pero, entonces, el fin compensa con creces
la dolorosa naturaleza de los medios. Si podemos producir más fruto
para nuestro Señor, no nos importará la poda ni la pérdida de follaje.
Aun
así, la limpieza es obrada algunas veces por la Palabra aparte de la
tribulación, y esto elimina cualquier cosa que pudiera parecer dura en
el sabor de la promesa. Por la Palabra seremos hechos más agraciados y
más útiles. El Señor, que nos ha hecho fructíferos, en una medida,
operará en nosotros hasta que alcancemos un grado más alto de
fecundidad. ¿Acaso no este un grande gozo? En verdad hay más consuelo en
una promesa de fecundidad que si se nos hubiesen garantizado riquezas, o
salud u honor.
¡Señor Jesús, apresúrate a cumplir en mí Tu palabra de gracia, y hazme abundar en fruto para tu alabanza!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Isa
50:7 Pero Adonay YHVH me ayudará, por tanto, no estoy abochornado; Por
eso he puesto mi rostro como un pedernal, Y sé que no seré avergonzado
(BTx 3)
“Jehová el Señor me ayudará.” Isa_50:7.
Estas
son, en profecía, las palabras del Mesías en el día de Su obediencia
hasta la muerte, cuando dio Su cuerpo a los heridores, y Sus mejillas a
los que le mesaban la barba. Él confiaba en el sustento divino, y
esperaba en Jehová.
¡Oh
alma mía, tus aflicciones son como el polvito de la balanza, comparadas
con las aflicciones de tu Señor! ¿Acaso no puedes creer que el Señor
Dios te ayudará? Tu Señor estaba en una posición peculiar; pues como el
representante de los hombres pecadores -su sustituto y su sacrificio-
era necesario que el Padre lo dejara, y lo condujera a experimentar la
deserción del alma. Una tal necesidad no es impuesta sobre ti: tú no
estás obligado a clamar: “¿Por qué me has desamparado?” El Salvador aun
en esa condición confió en Dios, y ¿no podrías hacerlo tú? Él murió por
ti, y de esta manera hizo imposible que seas dejado solo; por tanto, ten
buen ánimo.
En los trabajos y en las pruebas de este día, digan: “Jehová el Señor me ayudará.”
Salgan
valerosamente. Pongan su rostro como un pedernal, y tomen la
determinación de que ningún desmayo ni timidez se apoderarán de ustedes.
Si Dios ayuda, ¿quién puede impedirlo? Si están seguros de la
omnipotente ayuda, ¿qué podría ser demasiado pesado para ustedes?
Comiencen el día con gozo, y no permitan que ninguna sombra de duda se
interponga entre ustedes y el eterno brillo del sol.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Jos
1:7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, cuidando de hacer conforme a
toda la Ley que mi siervo Moisés te ordenó. No te apartes de ella ni a
diestra ni a siniestra, para que tengas buen éxito dondequiera que vayas
(BTx 3)
“Solamente
esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la
ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni
a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que
emprendas.” Jos_1:7.
Sí,
el Señor estará con nosotros en nuestra guerra santa, pero Él exige de
nosotros que sigamos estrictamente Sus reglas. Nuestras victorias
dependerán en mucho de nuestra obediencia a Él de todo nuestro corazón,
poniendo nuestro esfuerzo y nuestro valor, en las acciones de nuestra
fe. Si nos entregamos con un corazón a medias, no hemos de esperar algo
más que una bendición a medias.
Debemos
obedecer al Señor con solicitud y atención. “Para cuidar de hacer” es
la frase utilizada, y está llena de significado. Esto se refiere a cada
una de las partes de la voluntad divina; debemos obedecer “conforme a
toda la ley”. No podemos seleccionar con esmero lo que queramos, sino
que hemos de tomar los mandamientos del Señor conforme los recibimos,
todos y cada uno de ellos. En todo esto hemos de proceder con exactitud y
constancia. El nuestro debe ser un curso recto, que no se tuerce ni a
la derecha ni a la izquierda. No debemos errar siendo más rígidos que la
ley, ni volvernos por ligereza a un camino más libre y fácil. Con una
obediencia de este tipo vendrá la prosperidad espiritual. ¡Oh, Señor,
ayúdanos a ver si acaso no fuera así! No probaremos Tu promesa en vano.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Deu
1:21 He aquí, YHVH tu Dios ha entregado ante ti esta tierra. Sube y
toma posesión, tal como YHVH el Dios de tus padres te ha hablado. No
temas ni te acobardes (BTx 3)
“Mira,
Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube y toma posesión de ella,
como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes.”
Deu_1:21
Hay
una herencia de gracia que debemos ser lo suficientemente valerosos de
ganar para que se convierta en una posesión nuestra. Todo lo que un
creyente ha ganado, está disponible para los demás. Podemos ser fuertes
en la fe, fervientes en el amor, y abundantes en la labor; no hay nada
que lo impida; subamos y tomemos posesión. La más dulce experiencia y la
gracia más resplandeciente, nos pertenecen tanto a nosotros como a
cualquiera de nuestros hermanos. Jehová nos las ha entregado; nadie
puede impugnar nuestro derecho; subamos y poseámoslas en Su nombre.
El
mundo está también delante de nosotros para ser conquistado para el
nombre de Jesús. No hemos de dejar ningún país, ni ningún rincón del
mundo sin que sean sometidos. Ese barrio bajo cerca de nuestro hogar
está delante de nosotros, no para frustrar nuestros esfuerzos, sino para
ceder ante ellos. Sólo tenemos que cobrar el suficiente valor para
seguir adelante, y ganaremos para Jesús hogares oscurecidos y corazones
empedernidos. Nunca dejemos que la gente que esté en una calzada o en un
angosto callejón muera porque no tenemos suficiente fe en Jesús y en Su
Evangelio para subir y poseer la tierra. Ningún lugar está demasiado
entenebrecido, ninguna persona es tan profana como para estar más allá
del poder de la gracia. ¡Fuera de aquí, cobardía! La fe marcha a la
conquista.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Sal 37:31 La Ley de su Dios está en su corazón, En ninguno de sus pasos resbala (BTx 3)
“La ley de su Dios está en su corazón; por tanto, sus pies no resbalarán.” Sal_37:31.
Pónganle
la ley en su corazón, y el hombre entero será recto. Allí es donde debe
estar la ley; pues entonces descansa, como las tablas de piedra en el
arca, en el lugar señalado para ella. En la cabeza confunde, en la
espalda abruma, en el corazón sostiene.
¡Qué
palabra tan preciosa es usada aquí, “La ley de su Dios”! Cuando
conocemos al Señor como nuestro propio Dios, Su ley se convierte en
libertad para nosotros. Dios con nosotros en un pacto, nos vuelve ávidos
de obedecer Su voluntad y de caminar en Sus mandamientos. Entonces me
deleito en la ley.
Aquí
se nos garantiza que el hombre de corazón obediente será sostenido en
cada paso que dé. Hará lo que es recto, y, por tanto, hará lo que es
sabio. La acción santa es siempre la más prudente, aunque en el momento
no lo parezca. Cuando nos mantenemos en el camino de Su ley, avanzamos a
lo largo de la calzada de la providencia y de la gracia de Dios. La
Palabra de Dios no ha descarriado a una sola alma todavía; sus claras
instrucciones de caminar humildemente, justamente, amorosamente y en el
temor del Señor, son tanto palabras de sabiduría para prosperar nuestro
camino, como reglas de santidad para mantener limpios nuestros vestidos.
El que camina rectamente camina seguramente.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Núm 6:24 YHVH te bendiga y te guarde (BTx 3)
“Jehová te bendiga, y te guarde.” Núm_6:24.
Esta
primera cláusula de la bendición sacerdotal es sustancialmente una
promesa. Esa bendición que nuestro grandioso Sumo Sacerdote pronuncia
sobre nosotros, vendrá con certidumbre, pues Él habla la mente de Dios.
¡Cuán
grande gozo es permanecer bajo la bendición divina! Esto inserta un
sabor de gracia en todas las cosas. Si somos bendecidos, entonces todas
nuestras posesiones y goces son bendecidos; sí, nuestras pérdidas y
nuestras cruces, e incluso nuestras desilusiones son bendecidas. La
bendición de Dios es profunda, enfática y eficaz. La bendición del
hombre puede comenzar y quedar en palabras; pero la bendición del Señor
enriquece y santifica. El mejor deseo que podamos sentir para nuestro
amigo más querido no es “que la prosperidad te acompañe”, sino, “Jehová
te bendiga”.
Es
también algo muy deleitable ser guardados por Dios; guardados por Él,
guardados cerca de Él, guardados en Él. Aquellos que son guardados por
Dios son eficazmente guardados; son preservados del mal, y son
reservados para una felicidad sin límites. La guarda de Dios va
acompañada de Su bendición, para afirmarla y hacer que permanezca.
El
autor de este librito desea que la rica bendición y la segura guarda
pronunciadas aquí, lleguen para cada uno de sus lectores que pueda estar
en este instante mirando estas líneas. Y si su autor viviera, por
favor, eleven este texto a Dios como una plegaria por Su siervo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Lev
22:11 Pero si el sacerdote compra una persona con su dinero, ésta
comerá de ello, y el nacido en su casa comerá de su pan (BTx 3)
“Mas
cuando el sacerdote comprare algún esclavo por dinero, éste podrá comer
de ella, así como también el nacido en su casa podrá comer de su
alimento.” Lev_22:11.
Los
extranjeros, los huéspedes y los jornaleros no debían comer de las
cosas santas. Lo mismo sucede todavía en cuanto a los asuntos
espirituales. Pero dos clases de personas eran libres de acercarse a la
mesa sagrada: aquellos que eran comprados con el dinero del sacerdote, y
aquellos que eran nacidos en la casa del sacerdote. Comprados y
nacidos; estas eran las dos pruebas indisputables de un derecho a las
cosas sagradas.
Comprados.
Nuestro grandioso Sumo Sacerdote ha comprado por un precio a todos
aquellos que ponen su confianza en Él. Son Su propiedad absoluta;
pertenecen por completo al Señor. No por lo que son en sí mismos, sino
estrictamente por causa del dueño, son admitidos a los mismos
privilegios que él mismo goza, y “podrán comer de su alimento”. Tienen
alimentos para comer que los mundanos desconocen. “Porque sois de
Cristo”, por tanto, compartirán con su Señor.
Nacidos.
Esta es una vía igualmente segura para alcanzar el privilegio; si somos
nacidos en la casa del sacerdote, tomamos nuestro lugar con el resto de
la familia. La regeneración nos hace coherederos, y partes del mismo
cuerpo; y, por tanto, la paz, el gozo y la gloria que el Padre ha dado a
Cristo, Cristo nos ha dado a nosotros. La redención y la regeneración
nos han dado un doble derecho al permiso divino para esta promesa.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Éxo 4:12 Ahora pues, ve, y Yo estaré con tu boca, y te instruiré acerca de lo que hablarás (BTx 3)
“Ahora pues, vé, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar.” Éxo_4:12.
Muchos
verdaderos siervos del Señor son tardos en el habla, y cuando son
llamados para predicar a su Señor, se encuentran en grande confusión por
miedo de arruinar una buena causa gracias a su intermediación. En tales
casos es bueno recordar que el Señor hizo la lengua que es muy tarda, y
tenemos que tener cuidado de no culpar a nuestro Hacedor. Podría ser
que una lengua tarda no sea un mal tan grande como lo podría ser una
lengua rápida, y la escasez de palabras puede ser una mayor bendición
que los torrentes de verbosidad. Es también muy cierto que el verdadero
poder salvador no radica en la retórica humana, ni en sus tropos, y sus
hermosas frases, y grandes despliegues. La falta de fluidez no es una
gran falla como pudiera parecer.
Si
Dios está con nuestra boca, y con nuestra mente, tendremos algo mejor
que el metal que resuena de la elocuencia, o el címbalo que retiñe de la
persuasión. La enseñanza de Dios es sabiduría; Su presencia es poder.
Faraón tenía más razón de temer al tartamudeante Moisés que al más
habilidoso orador de Egipto; pues lo que Moisés decía contenía poder;
Moisés habló plagas y muertes. Si el Señor está con nosotros en nuestra
debilidad natural, entonces estaremos ceñidos de poder sobrenatural. Por
tanto, hablemos por Jesús con denuedo, tal como debemos hacerlo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

Gén
17:7 Yo establezco mi pacto entre Yo y tú, y tu descendencia después de
ti en sus generaciones como alianza eterna, para ser el Dios tuyo y el
de tu descendencia después de ti (BTx 3)
“Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.” Gén_17:7.
Oh
Señor, Tú has hecho un pacto conmigo, siervo Tuyo, en Cristo Jesús mi
Señor; y ahora, te lo imploro, haz que mis hijos sean incluidos en sus
misericordiosas provisiones. Permíteme que crea en esta promesa como
hecha para mí así como fue hecha a Abraham. Yo sé que mis hijos son
nacidos en pecado, y en maldad han sido formados, al igual que los hijos
de los demás hombres; por tanto, no pido nada sobre la base de su
nacimiento, pues bien sé que “Lo que es nacido de la carne, carne es”, y
nada más. ¡Señor, hazlos nacer bajo Tu pacto de gracia por Tu Santo
Espíritu!
Yo
oro por mis descendientes a lo largo de todas las generaciones. Sé Tú
su Dios como eres mi Dios. Mi más excelso honor es que Tú me hayas
permitido servirte; que mi prole te sirva en todos los años venideros.
¡Oh Dios de Abraham, sé el Dios de su Isaac! ¡Oh Dios de Ana, acepta a
su Samuel!
Señor,
si Tú me has favorecido en mi familia, te suplico que recuerdes a otros
hogares de Tu pueblo que permanecen sin bendición. Sé el Dios de todas
las familias de Israel.
No
permitas que ninguno de los que temen Tu nombre sea juzgado junto con
el hogar impío y perverso, por Tu Hijo Jesucristo. Amén.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
