miércoles, 24 de septiembre de 2014

Consecuencia inmediata y eterna


Eze 47:9 Y todo ser viviente que nade por dondequiera que entren estos dos ríos, vivirá, y habrá una gran multitud de peces, porque esas aguas han entrado allí para que todas las cosas sean sanadas y vivan dondequiera que llegue el río (BTx 3)

Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá. Ezequiel 47:9

 
En la visión del profeta, las aguas de vida descendían al Mar Muerto, y llevaban la vida hasta aquel lago de aguas estancadas. Donde circula la gracia, llega inmediatamente la vida espiritual. La gracia procede soberanamente de la voluntad de Dios, del mismo modo que un río en todos sus rodeos sigue su propia voluntad, y dondequiera que entra no espera que la vida se manifieste en ella para correr, sino que por su propia corriente vivificadora produce la vida. ¡Ojalá se derramara por todas nuestras calles y anegara todos los bajos fondos! ¡Ojalá entrara ahora en mi casa y anegara todas sus habitaciones! Señor, que el agua de vida alcance en su corriente a mi familia, amigos, y que no pase sin tocarme a mí. De ella he bebido, como lo espero; en ella quisiera anegarme y nadar. ¡Oh mi Salvador!, necesito la vida en mayor abundancia. Ven a mí, te suplico, hasta que toda mi alma y todo mi ser sean vivificados intensamente. Diosnviviente, lléname de tu propia vida.
Soy una rama pobre y seca; ven y vivifícame para que como la vara de Aarón, brote, eche flores y lleve fruto para gloria tuya. Vivifícame, por el amor de mi Señor Jesús. Amén.

La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.





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