jueves, 4 de septiembre de 2014

Que toda la gloria sea suya


Ose 1:7 Pero me compadeceré de la casa de Judá y los salvaré por YHVH, su Dios. No los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos, ni con jinetes (BTx 3)

Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes. Oseas 1:7


¡Magnífica palabra! El mismo Dios librará a su pueblo en la grandeza de su misericordia, mas para ello no empleará medios ordinarios. Los hombres son tardos para dar a Dios la gloria que a su nombre es debida. Cuando van al combate con espada y con arco y salen victoriosos, deberían alabar a Dios; pero en vez de hacerlo así, se envanecen de sí mismos y se vanaglorian de sus caballos y caballeros. Por eso, Dios a veces se decide a salvar a su pueblo sin causas segundas, para que toda la gloria sea suya. Mira, pues, alma mía, únicamente al Señor, y no al hombre. Espera verle más claramente cuando no haya otra persona a quien mirar.
Si no tengo amigos ni consejeros que me favorezcan, no por eso he de dejar de confiar, si tengo la experiencia de que el Señor está a mi lado; y me regocijaré si Él me da la victoria sin combate, como la anuncia en este versículo. ¿Por qué pedir caballos y caballeros si el mismo Señor se apiada de mí y alza su brazo en mi defensa? ¿Para qué necesito yo arco ni espada si Dios me salvará? En Él confiaré y no tendré miedo, desde ahora y para siempre. Amén.

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.



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