sábado, 18 de octubre de 2014

Tú mismo verás el resultado de tu trabajo


Sal 126:5 Los que siembran con lágrimas, Segarán con regocijo. (BTx 3)

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Salmos 126:5

Las estaciones de lluvia son propicias para la siembra; un sol excesivo endurece demasiado la tierra. El grano mojado con las lágrimas de una sincera solicitud brotará más pujante. Las lágrimas saladas de la oración darán sabor al grano bueno y lo preservarán del gusano. La verdad hablada con sincera solemnidad tiene doble vida. Por consiguiente, en lugar de interrumpir nuestra siembra a causa de nuestras penas, redoblemos nuestros esfuerzos, porque éste es el tiempo propicio.
Nuestra semilla celestial no puede ser sembrada con risas. La tristeza y ansiedad acerca de las almas de los demás son un acompañamiento de la enseñanza sagrada más provechoso que si se dice con ligereza. Hemos oído hablar de hombres que salieron gozosos a la guerra, pero fueron vencidos; en general, así sucede con los que siembran de esta manera. Ven, alma mía, siembra con lágrimas porque tendrás una cosecha de gozo: pronto segarás. Tú mismo verás el resultado de tu trabajo. La medida en que recogerás será tan abundante que desbordará tu alegría y te resarcirás de una cosecha pobre y mezquina. Cuando tus ojos están tristes y llenos de lágrimas, piensa en el trigo dorado. Soporta gozoso el trabajo y los contratiempos, porque la recompensa será grande.

La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.





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