Luc 18:14 Os digo que éste bajó a su casa justificado antes que aquél, porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla, será enaltecido. (BTx 3)
El que se humilla será ensalzado. Lucas 18:14
Cosa fácil debería ser para nosotros humillarnos, porque ¿de qué podemos vanagloriarnos? Deberíamos ocupar el último asiento antes de que nos lo manden. Si fuéramos sensatos y sinceros, seríamos pequeños a nuestros propios ojos, sobre todo cuando nos ponemos en oración delante del Señor. En su presencia, no podemos alegar méritos, porque no los tenemos; nuestro único recurso es decir: «Dios, sé propicio a mí, pecador.
Aquí tenemos una palabra que desciende de su trono y que nos alienta. Si nos humillamos, seremos ensalzados por el Señor. El camino hacia el cielo para nosotros es una bajada. Cuando nos despojamos del egoísmo, nos vestimos de humildad que es el mejor ropaje. Nuestro Dios nos levanta por la paz y alegría del corazón, nos elevará en el conocimiento de su palabra y en la comunión con Él, en el gozo del perdón y de la justificación. El Señor reparte sus honores entre quienes los reciben para honrar al dador. Él da empleo, capacidad e influencia a los que no se envanecen con estos dones, sino que se humillan con el pensamiento de su mayor responsabilidad.
Ni Dios ni los hombres ensalzarán a quien se ensalza a sí mismo; pero Dios y los hombres buenos se unen para honrar la modestia. Oh, Señor, haz que me humille para que en ti sea yo ensalzado.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román

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