martes, 6 de enero de 2015

La fuerza interior es perfeccionada por el socorro exterior


Isa 41:10 No temas, porque Yo estoy contigo; No desmayes, porque Yo soy tu Dios; Te fortaleceré y siempre te ayudaré, Sí, Yo te sostendré con mi diestra victoriosa (BTx 3)

Siempre te ayudaré. Isaías 41:10

 
La promesa de ayer nos aseguró las fuerzas para cumplir con nuestro deber; la de hoy nos asegura la ayuda de Dios cuando no podemos trabajar solos. El Señor dice: «te ayudaré». La fuerza interior es perfeccionada por el socorro exterior.
Dios puede, si tal es su voluntad, proporcionarnos aliados en nuestra guerra. Él estará a nuestro lado en la lucha, lo cual es mucho mejor. «Nuestro Aliado Augusto» vale más que legiones de seres humanos.
Su socorro es oportuno: «nuestro pronto auxilio en las tribulaciones». Su socorro es sabio: Él sabe prestar a cada uno aquella ayuda más apropiada a las circunstancias en que se encuentra. Su socorro es eficacísimo, «aunque vana es la salud de los hombres», porque él lleva sobre sí todo el peso de la carga y suple nuestra flaqueza. «El Señor es mi ayudador, no temeré lo que me hará el hombre».
Habiendo sido nuestro socorro, podemos confiar en Él en lo que atañe a nuestro presente y futuro. Nuestra oración es: «Jesús, sé Tú mi ayudador». Nuestra experiencia: «El Espíritu ayuda nuestra flaqueza». Nuestra esperanza: «Alzaré mis ojos a los montes de donde vendrá mi socorro». Y nuestra canción será algún día: «Tú, Jesús, me ayudaste».


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román




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