Jua 14:13 Y todo lo que pidáis en mi Nombre, eso haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo (BTx 3)
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Juan 14:13
No todos los creyentes han aprendido a orar en el nombre de Jesús. Pedir, no solamente por amor a Él, sino en su nombre. Como autorizados por Él, es una oración más elevada. Hay cosas que no nos atreveríamos a pedir en su santo nombre, porque sería profanarlo; pero cuando la petición es tan buena que nos atrevemos a pedirla en nombre de Jesús, ciertamente será concedida.
La oración será con tanta mayor razón contestada cuando en ella se busca la gloria del Padre por el Hijo.
Glorifica su verdad, su poder, su fidelidad y gracia. La contestación a la oración cuando ésta se hace en nombre de Jesús, revela el amor del Padre para con su Hijo y el honor de que le ha revestido.
La gloria de Jesús y del Padre están tan íntimamente unidas que la gracia que glorifica al uno, glorifica al otro. El canal se hace célebre por la abundancia de la fuente que le llena, y la fuente es celebrada por el canal que hace correr sus aguas. Si la respuesta a nuestras oraciones deshonrara a nuestro Señor, no osaríamos orar; mas ya que en ello es glorificado, pediremos sin cesar en su nombre bendito, en el cual recíprocamente se complacen Dios y su pueblo.
La Chequera del Banco de la Fe. 
Traducción de Allan Román
 
 
 
 
 
 
            
        
          
        
          
        
Deu
 1:21 He aquí, YHVH tu Dios ha entregado ante ti esta tierra. Sube y 
toma posesión, tal como YHVH el Dios de tus padres te ha hablado. No 
temas ni te acobardes (BTx 3)
Mira, Jehová tu Dios te haentregado la tierra; sube y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes. Deuteronomio 1:21
Existe una herencia de gracia que debemos tener la valentía de conquistar para que llegue a ser posesión nuestra. Todo lo que un creyente ha conseguido, pueden conseguirlo los demás. Puedes ser valiente en la fe, ferviente en el amor y fecundo en trabajos; nada puede impedirlo, mas para ello es preciso subir y tomar posesión. La más dulce experiencia y la gracia más preciosa son para nosotros, tanto como para cualquiera de nuestros hermanos. YHVH nos las ha dado y nadie podrá negar nuestro derecho: subamos, pues, y poseámoslas en su nombre. El mundo está delante de nosotros y debe ser conquistado para Jesús. No debe existir pueblo ni lugar alguno que no le esté sometido. Delante de nuestras casas se halla la morada de los pobres, no para que permanezcamos inactivos, sino para socorrerles. Tengamos valor y vayamos adelante, porque así ganaremos para Jesús las moradas sombrías y los corazones endurecidos. A nadie dejemos morir en la calle por no tener bastante fe en Jesús y en su Evangelio para subir y poseer la tierra. No hay lugar por tenebroso que sea, ni persona tan degradada que no esté al alcance del poder de la gracia. ¡Fuera toda cobardía! Por la fe marchemos a la conquista.
La Chequera del Banco de la Fe. 
Traducción de Allan Román

 
 
 
 
            
        
          
        
          
        
Sof
 3:15 YHVH ha apartado tus juicios, Ha echado fuera tu enemigo. YHVH, el
 Rey de Israel está en medio de ti. ¡Nunca más temerás el mal! (BTx 3)
Ha echado fuera tus enemigos. Sofonías 3:15
¡Qué cosa tan admirable! Satanás perdió su trono en nuestros corazones, como perdió su puesto en el cielo.
Nuestro Señor ha quebrantado el poder del enemigo sobre nosotros; éste puede atacarnos, mas no reclamarnos como suyos.
Ya no estamos encadenados, hemos sido liberados y somos verdaderamente libres.
Todavía este gran enemigo es el acusador de nuestro hermanos, pero el Señor le ha echado de sus posiciones.
Nuestro abogado le fuerza a callar, reduciendo a la nada los cargos que formula contra nosotros, y defiende la causa de nuestra alma de suerte que ninguna injuria del diablo puede causarnos el menor daño.
El espíritu maligno nos acomete todavía como un tentador y se insinúa en nuestro espíritu; pero también de aquí ha sido arrojado perdiendo la preeminencia de que gozaba. Se desliza como una serpiente, mas no reinará como soberano. Pone en nosotros, cuando puede, pensamientos de blasfemia, pero, ¡cuán aliviados nos sentimos cuando se le obliga a callar y tiene que retirarse como un perro azotado! Señor, obra así en todos aquellos que actualmente se vean molestados por sus ladridos. Echa fuera a su enemigo y muéstrate glorioso a su vista. ¡Tú le has vencido, Señor, échalo fuera y arrójalo del mundo!
La Chequera del Banco de la Fe. 
Traducción de Allan Román
 
 
 
 
 
 
            
        
          
        
          
        
Hch
 13:34 Y que lo levantó de entre los muertos, para nunca más volver a 
corrupción, lo ha dicho así: Os daré las misericordias y fieles promesas
 hechas a David (BTx 3)
Os daré las misericordias fieles de David. Hechos 13:34
Nada es seguro en el hombre; en Dios todo lo es. Fieles son las misericordias de la alianza, como cantó David: «Él ha hecho conmigo pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado».
Seguramente el Señor quiso decir que usaría con nosotros de misericordia. Sus palabras no son vanas.
Todas sus promesas son verdaderas. Su misericordia en verdad es misericordia, y aun cuando la muerte nos impida ver sus efectos, sin embargo reconoceremos que la palabra del Señor nunca será desmentida.
Estamos ciertos de que Dios concederá las promesas hechas a todos los hijos del pacto. Cada uno de los elegidos de Dios recibirá a su tiempo la gracia prometida. Son «firmes a toda simiente», desde la más pequeña hasta la más grande.
Estamos ciertos de que el Señor continuará prodigando sus misericordias a su pueblo. Él no da para después quitar. Lo que concede es garantía de dones más espléndidos. Lo que aún no hemos recibido es tan seguro como lo que nos ha dado. Toda duda sobre el particular es injustificada. El amor, la palabra y la felicidad de Dios son ciertos. De muchas cosas podemos dudar, pero del Señor cantamos:
«Para siempre es su misericordia».
Esta misericordia siempre es fiel y siempre cierta.
La Chequera del Banco de la Fe. 
Traducción de Allan Román

 
 
 
 
            
        
          
        
          
        
Heb 10:17 añade: Y ya nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades (BTx 3)
Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Hebreos 10:17
El Señor, en cumplimiento de su pacto de gracia, trata a su pueblo como si nunca hubiese pecado. Prácticamente olvida todas sus transgresiones. Considera sus pecados, cualquiera que sea su gravedad, como si jamás hubieran existido; como si se hubiesen borrado de su memoria. ¡Oh, gran milagro de la gracia! Dios hace en esto lo que hasta cierto sentido, es imposible de hacer. Su misericordia obra prodigios que sobrepujan todos los prodigios.
Nuestro Dios nada sabe de nuestro pecado después que Jesucristo ha ratificado su alianza. Podemos regocijarnos en Él sin temor de provocar su ira contra nosotros a causa de nuestros pecados. Nos cuenta por hijos suyos y nos considera como justos; toma contentamiento en nosotros como si fuéramos perfectos y santos. Más aún, nos pone en puestos de confianza, nos hace guardianes de su honor, de sus tesoros y de su Evangelio. Nos considera dignos y nos confiere un ministerio.
Esta es la prueba más evidente de que no se acuerda más de nuestros pecados. Cuando perdonamos a nuestros enemigos, tardamos en depositar en ellos nuestra confianza; juzgamos que esto sería imprudente. Pero el Señor olvida nuestros pecados y nos trata como si nunca le hubiéremos ofendido. ¡Oh, alma mía, acepta esta promesa y alégrate!
La Chequera del Banco de la Fe. 
Traducción de Allan Román

 
 
 
 
                    
                    
                
Ose
 2:19 Te desposaré conmigo para siempre, Te desposaré conmigo en 
justicia y derecho, En benignidad y gran misericordia (BTx 3)
Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová. Oseas 2:19-20
¡Desposados con el Señor! ¡Qué honor y qué gozo! Alma mía, ¿estás desposado con Jesús por tu libre voluntad? Si así es, advierte que tu desposorio es para siempre.
El Señor nunca quebrantará su promesa y mucho menos pedirá el divorcio con un alma que se ha unido a Él con los lazos del matrimonio.
El Señor dice por tres veces: «te desposaré».
¡Cómo prodiga las palabras para anunciar su desposorio! La justicia interviene para legalizar el contrato; nadie puede impedir estas lícitas amonestaciones. El juicio ratifica la alianza con un decreto: nadie puede ver en esta alianza un error o una locura.
La misericordia garantiza que aquí se trata de una unión por el amor, porque sin amor el matrimonio, en vez de ser una bendición, se convierte en esclavitud. Entretanto, la misericordia sonríe y canta; se multiplica «en miseraciones» a causa de la gracia abundante que acompaña esta santa unión.
La fidelidad es el escribano que registra el casamiento, y el Espíritu Santo dice: «Amén», y enseña al corazón desposado todo lo que sea menester para cumplir con las obligaciones de su estado. ¡Qué magnífica promesa!
La Chequera del Banco de la Fe. 
Traducción de Allan Román
 
             
 
                          
                    
 
 
 
 
            
        
          
        
          
        
                    
                    
                
Dan
 12:3 Entonces los entendidos resplandecerán como el resplandor del 
firmamento, y los que enseñan la justicia a la multitud, como las 
estrellas a perpetua eternidad (BTx 3)
Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Daniel 12:3
Palabras muy a propósito para despertarme y que me señalan un fin por el que bien vale la pena vivir.
Ser inteligente es algo inapreciable, pero la inteligencia de que aquí se trata es sabiduría divina, que únicamente el Señor puede conceder. ¡Ojalá me conociese a mí mismo, a mi Dios y a mi Salvador! ¡Oh, Dios, enséñame a poner en práctica la verdad divina y a vivir en su luz! ¿Vivo yo una vida prudente? ¿Busco yo lo que debo buscar? ¿Vivo como desearía haber vivido en la hora de mi muerte? Sólo esta sabiduría podrá asegurarme un resplandor tan permanente como el del firmamento.
Ganar almas es un fin glorioso y es menester ser sabio para enseñar a una sola persona la justicia, y más aún para enseñarla a muchos. ¡Oh, si tuviera yo este conocimiento de Dios, de su Palabra y de Cristo para poder llevar a la conversión a un gran número de personas! Podría consagrarme enteramente a esta empresa, y no descansaría hasta lograrlo.
Esto valdría para mí más que todos los honores de que podría gozar en la corte. Esto hará de mí una estrella resplandeciente por toda la eternidad y más brillante que muchas estrellas del firmamento. ¡Señor, despiértame! ¡Señor, vivifícame!
La Chequera del Banco de la Fe. 
Traducción de Allan Román
