Hasta que seamos completamente suyos
"Así
que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya
desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará
nada" Santiago 1:4 (NTV)
"Pero tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna", Stg_1:4
Muchos
de nosotros estamos bien en lo principal, pero aún hay algunas áreas en
las que somos descuidados y perezosos. No es un problema de pecado,
sino de los residuos de nuestra vida carnal que tienden a hacernos
descuidados. La negligencia es un insulto para el Espíritu Santo y no
debemos permitirla en ningún aspecto, ya sea la manera de comer y de
beber o la forma de adorar a Dios.
Nuestra relación con Dios no
sólo debe estar bien, sino también la manifestación externa de esa
relación. A la larga, nada se le escapará a Él, porque cada detalle de
nuestra vida está bajo su escrutinio. Él nos hará volver al mismo punto
una y otra vez y de muchas maneras y nunca se cansará de llevarnos al
mismo asunto hasta que aprendamos la lección, porque su propósito es
terminar la obra. Puede ser un problema que surge por nuestra naturaleza
impulsiva, pero una y mil veces, con la más persistente paciencia, Dios
nos devolverá a ese punto en particular. Pueden ser nuestros ociosos y
vacilantes pensamientos, nuestra naturaleza independiente o nuestros
intereses personales. Mediante este proceso Dios trata de resaltar en
nosotros aquello que no es completamente correcto.
Hasta aquí ha
sido maravilloso nuestro estudio sobre la verdad revelada de la
redención divina y nuestros corazones son perfectos para con Dios. Su
maravillosa obra en nosotros nos permite saber que, en general, estamos
bien con Él. Pero tenga la paciencia su obra completa. El Espíritu Santo
nos dice, por medio de Santiago: "Ahora permite que tu paciencia se
convierta en un producto terminado". Ten cuidado con la negligencia en
los pequeños detalles de la vida y no digas: "Ah, por ahora eso tendrá
que esperar". Sea lo que sea, Dios te lo señalará con persistencia hasta
que seas completamente suyo.
La disciplina de la desilusión
"Pero
Jesús no confiaba en ellos porque conocía la naturaleza humana. No
hacía falta que nadie le dijera cómo es el ser humano" Juan 2:24-25
(NTV)
"Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos... pues él sabía lo que hay en el hombre", Jua_2:24-25
La
desilusión implica que en mi vida ya no hay más conceptos erróneos,
impresiones y juicios falsos. Pero, aunque ya no seamos engañados,
nuestra experiencia con la desilusión puede volvernos cínicos y
demasiado severos en nuestros juicios acerca de los demás. La desilusión
que viene de Dios nos lleva al punto donde vemos a la gente como
realmente es y, sin embargo, no hay cinismo ni pronunciamos palabras
hirientes o amargas. Muchas de las circunstancias de la vida que causan
las más grandes heridas, aflicciones y dolor se deben a que tenemos
ilusiones. No somos leales unos a otros en cuanto a los hechos,
viéndonos como realmente somos, sino que somos leales solamente con las
ideas que tenemos los unos de los otros. Según nuestra manera de pensar,
todo es encantador y bueno, o perverso, malévolo y cobarde.
Negarnos
a ser desilusionados es la causa de gran parte del sufrimiento de la
vida. Y ocurre así: Si amamos a alguien, pero no a Dios, le exigimos a
esa persona perfección y rectitud totales y cuando no encontramos estas
virtudes nos volvemos crueles y vengativos. Estamos demandando de un ser
humano lo que él o ella no pueden dar. Sólo hay un ser que puede
satisfacer completamente las inmensas profundidades del adolorido
corazón humano: el Señor Jesucristo. Según vemos, nuestro Señor es muy
severo en cuanto a toda relación humana y esto si debe a que Él sabe que
toda relación que no se base en la fidelidad a Él terminará en
desastre. Nuestro Señor no se fió de nadie ni puso su confianza en la
gente, pero nunca fue receloso ni amargado. La confianza de nuestro
Señor en Dios y en lo que su gracia podía hacer por cualquier persona,
era tan perfecta que nunca se impacientó ni perdió la esperanza por
nadie. Si nuestra confianza está puesta en los seres humanos
terminaremos perdiendo la esperanza en todos.

¿A quién ves en tus nubes?
"¡Miren!
Él viene en las nubes del cielo. Y todos lo verán, incluso aquéllos que
lo traspasaron. Y todas las naciones del mundo se lamentarán por él.
¡Sí! ¡Amén!" Apocalipsis 1:7 (NTV)
"He aquí que viene con las nubes", Rev_1:7
En
la Biblia las nubes siempre están relacionadas con Dios. Las
aflicciones, los sufrimientos o las circunstancias providenciales,
dentro o fuera de nuestras vidas, en realidad parecen contradecir su
soberanía. Pero precisamente por medio de esas nubes el Espíritu de Dios
nos está enseñando cómo andar por fe. Si el cielo siempre estuviera
despejado, no tendríamos fe... "las nubes son el polvo de sus pies",
Nah_1:3. Indican que Dios está ahí. ¡Qué revelación saber que el dolor,
la aflicción y el sufrimiento son las nubes que lo acompañan! Sin ellas,
Él no se puede acercar a nosotros. Dios no viene en un claro
resplandor.
Es incorrecto decir que Él quiere enseñarnos algo
durante nuestras pruebas. Por medio de cada nube que trae a nuestro
camino Él quiere que olvidemos lo aprendido. Su propósito con la nube es
simplificar nuestras creencias hasta que nuestra relación con Él sea
exactamente como la de un niño: Sólo Dios y mi alma. Los demás no son
más que sombras. Hasta que las otras personas no se conviertan en
sombras, serán para nosotros nubes y oscuridad de vez en cuando. ¿Mi
relación con Dios se está volviendo más sencilla que antes?
Hay
una relación entre las extrañas circunstancias providenciales de Dios y
lo que conocemos de Él y debemos aprender a interpretar los misterios de
la vida a la luz de ese conocimiento. Sólo lo conoceremos cuando
podamos ver cara a cara el hecho más oscuro de la vida, sin menoscabar
nuestra visión del carácter de Dios.
"Y...tuvieron temor al entrar
en la nube", Luc_9:34. ¿Hay alguien aparte de Jesús en tu nube? Si es
así, se oscurecerá más. Debes llegar al lugar donde no haya nadie más
sino sólo Jesús (ver Mar_9:7-8).
Y después de la obediencia, ¿qué?
"Inmediatamente
después, Jesús insistió en que sus discípulos regresaran a la barca y
comenzaran a cruzar el lago hacia Betsaida mientras él enviaba a la
gente a casa" Marcos 6:45 (NTV)
"En seguida hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a Betsaida, en la otra ribera", Mar_6:45
Somos
propensos a imaginar que si Jesucristo nos exhorta a hacer algo y lo
obedecemos, Él nos llevará hacia un gran triunfo. Nunca deberíamos
pensar que nuestros sueños de éxito hacen parte del propósito de Dios
para nosotros. De hecho, su objetivo puede ser exactamente lo contrario.
Tenemos la idea de que Él nos está conduciendo hacia un fin particular,
una meta deseada, pero no es así. Llegar a un fin especial es de poca
importancia y alcanzarlo simplemente es un episodio en el camino. Lo que
nosotros vemos sólo como el proceso para alcanzar un fin, Dios lo ve
como la meta.
¿Cuál es mi visión de lo que Dios se propone
conmigo? Su propósito es que dependa de Él y de su poder ahora. Si en
medio de la tempestad de la vida permanezco tranquilo, fiel y decidido,
esa es la finalidad de su propósito. Él no está obrando para llevarnos
hacia una meta particular. Su objetivo es el proceso en sí. Lo que desea
para mí es que lo vea caminar sobre las olas, sin ninguna playa, éxito o
meta a la vista sino con la absoluta certeza de que todo está bien
porque lo veo andar sobre el mar (Mar_6:49). Lo que glorifica a Dios es
el proceso, no el resultado.
El entrenamiento de Dios es para hoy,
no para mañana. Su propósito es para este minuto, no para un tiempo
futuro. A nosotros no nos incumbe lo que viene después de nuestra
obediencia y estamos equivocados cuando pensamos en eso. Lo que la gente
llama preparación, Dios lo ve como la meta misma.
El propósito
divino es capacitarme para que vea que Él puede caminar sobre las
tormentas de mi vida precisamente ahora. Si tenemos una meta posterior
en perspectiva, no le prestaremos la suficiente atención al presente
inmediato. Pero si comprendemos que la obediencia es el fin, entonces
cada momento, venga como venga, será precioso.
El camino al conocimiento
"Todo
el que quiera hacer la voluntad de Dios sabrá si lo que enseño proviene
de Dios o sólo hablo por mi propia cuenta" Juan 7:17 (NTV)
"El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios...", Jua_7:17
La
regla de oro para obtener discernimiento espiritual no es la búsqueda
intelectual, sino la obediencia. Si una persona quiere tener
conocimiento científico, se guía por la curiosidad intelectual. Pero, si
desea revelación de las enseñanzas de Jesucristo, únicamente lo puede
lograr obedeciéndole. Si las verdades espirituales son secretas y
ocultas para mí, entonces puedo estar seguro de que en mi vida hay algo
que no quiero hacer. La oscuridad intelectual proviene de la ignorancia,
pero la espiritual se debe a que hay algo que no tengo la intención de
obedecer.
Nadie recibe una palabra de Dios sin que sea puesto a
prueba de inmediato con respecto a ella. Nosotros desobedecemos y luego
nos sorprendemos porque no estamos creciendo espiritualmente. Jesús
dijo: "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que
tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar
y ve, reconcíliate primero con tu hermano y entonces vuelve y presenta
tu ofrenda", Mat_5:23-24. En esencia está diciendo: "No me digas ni una
palabra más, primero sé obediente y rectifica eso". Las enseñanzas de
Jesús nos impactan donde más nos duele. No podemos engañarlo ni por un
instante. Él nos enseña hasta en el más mínimo detalle. El Espíritu de
Dios descubre nuestra actitud de auto justificación y nos hace sensibles
a verdades en las que nunca habíamos pensado.
Cuando Jesús te
muestre algo por medio de su Palabra, no lo evadas. Si lo haces, te
convertirás en un farsante religioso. Examina aquello en lo cual tiendes
a encogerte de hombros, a desobedecer y comprenderás por qué no estás
creciendo espiritualmente. Como dijo Jesús: Ve, reconcíliate primero.
Debes obedecer lo que Dios te dice aunque corras el riesgo de que te
crean un fanático.
El arreglo de cuentas con la pureza
"Pues
del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adulterio,
toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia" Mateo 15:19
(NTV)
"Porque del corazón salen...", Mateo 15:19
Nosotros
empezamos a confiar en nuestra ignorancia llamándola inocencia y luego
confiamos en nuestra inocencia llamándola pureza. Pero cuando oímos las
escabrosas afirmaciones de nuestro Señor que siguen a este versículo,
nos sobrecogemos y decimos “Nunca sentí en mi corazón ninguna de esas
cosas terribles". Nos resentimos por lo que Él nos revela. Si Jesucristo
no es la autoridad suprema en el corazón humano, entonces Él no es
digno de que le prestemos ninguna atención. ¿Estoy listo para confiar en
la penetración de su Palabra en mi corazón, o prefiero confiar en mi
"ignorancia inocente”? Si pongo a prueba la inocencia de mi vida de la
cual estoy consciente, probablemente me sorprenda de manera desagradable
por la verdad de las palabras de Jesús y sentiré pánico por la
iniquidad y la perversidad que hay en mí. Pero, mientras continúe en la
falsa seguridad de mi propia "inocencia", estoy viviendo en el paraíso
de los tontos, feliz por mi ignorancia. Si nunca he sido un sinvergüenza
malvado, se debe a una mezcla de cobardía y del sentido de protección
que me brindan mis buenos modales y mi educación. Pero cuando quedo
desnudo delante de Dios, encuentro que Él tiene razón en su diagnóstico
de mí.
Lo único que provee verdadera protección es la redención de
Jesucristo. Si sencillamente me someto a Él, nunca tendré que
experimentar el malvado potencial que encierra mi corazón. La pureza es
demasiado profunda para que yo la pueda alcanzar por medios naturales
pero cuando el Espíritu de Dios entra en mí, coloca en el centro de mi
vida el mismo Espíritu que se manifestó en la vida de Jesucristo, es
decir, el Espíritu Santo, quien es completamente puro y sin mancha.
¿Soy así de bienaventurado?
"Bienaventurados...", Mat_5:3-11
Mat
5:3 «Dios bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de
la necesidad que tienen de él, porque el reino del cielo les pertenece.
Mat 5:4 Dios bendice a los que lloran, porque serán consolados.
Mat 5:5 Dios bendice a los que son humildes, porque heredarán toda la tierra.
Mat 5:6 Dios bendice a los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Mat 5:7 Dios bendice a los compasivos, porque serán tratados con compasión.
Mat 5:8 Dios bendice a los que tienen corazón puro, porque ellos verán a Dios.
Mat 5:9 Dios bendice a los que procuran la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Mat 5:10 Dios bendice a los que son perseguidos por hacer lo correcto, porque el reino del cielo les pertenece.
Mat 5:11 »Dios los bendice a ustedes cuando la gente les hace burla y
los persigue y miente acerca de ustedes y dice toda clase de cosas malas
en su contra porque son mis seguidores. (NTV)
Las
afirmaciones de Jesús penetran de manera inadvertida en nuestro
subconsciente, porque cuando las leemos por primera vez nos parecen
notablemente sencillas y tranquilizadoras. Por ejemplo, las
Bienaventuranzas sólo parecen preceptos delicados y hermosos para
personas demasiado idealistas y aparentemente ineptas, pero de muy poca
utilidad práctica para los duros y laboriosos días del mundo en que
vivimos. No obstante, pronto descubrimos que las Bienaventuranzas
contienen la "dinamita" del Espíritu Santo y que se "estallan" con las
situaciones de nuestra vida. Cuando el Espíritu nos recuerda alguno de
los "Bienaventurados", decimos: "¡Qué declaración tan asombrosa!" Pero
es ahí cuando debemos elegir si aceptamos el tremendo revolcón
espiritual que se producirá en nuestras circunstancias, si obedecemos
sus palabras. Esta es la manera como obra el Espíritu de Dios. No es
necesario que hayamos nacido de nuevo para interpretar literalmente el
Sermón del Monte. Su interpretación literal es un juego de niños. Pero,
es una dura labor para el creyente interpretarlas por el Espíritu de
Dios, cuando Él aplica a nuestras circunstancias las declaraciones del
Señor. Las enseñanzas de Jesús están fuera de toda proporción desde
nuestra manera natural de mirar las cosas e inicialmente las recibimos
con una incomodidad que sorprende. Debemos moldear gradualmente nuestro
andar y nuestra conversación conforme a los preceptos de Jesucristo, a
medida que el Espíritu Santo los aplica a nuestras circunstancias. El
Sermón del Monte no consiste en una serie de reglas y reglamentos; es
una ilustración de lo que viviremos cuando el Espíritu esté haciendo en
nosotros lo que Él quiere.

Motivos y obras
"Les
advierto: a menos que su justicia supere a la de los maestros de la ley
religiosa y a la de los fariseos, nunca entrarán en el reino del cielo"
Mateo 5:20 (NTV)
"Por tanto, os digo que
si vuestra justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos,
no entraréis en el reino de los cielos", Mat_5:20
Lo
que distingue a un discípulo no son sus buenas obras, sino sus buenas
motivaciones debido a la gracia sobrenatural de Dios. Lo único que
supera a hacer lo correcto es ser correcto. Jesucristo vino a poner, en
cualquiera que se lo permita, una nueva herencia con una justicia que
excede a la de los escribas y fariseos. Jesús dice: "Si eres mi
discípulo, no solo tus acciones deben ser rectas, sino tus motivos,
aspiraciones y tus más recónditos pensamientos. Tus motivos deben ser
tan puros que el Dios Todopoderoso no pueda ver nada reprobable”.
¿Quién
puede estar en la luz eterna de Dios sin tener nada que Él pueda
censurar? Tan solo Jesucristo, el Hijo de Dios. Y Él declara que
mediante su redención puede colocar dentro de una persona su propia
naturaleza y volverla tan pura y sencilla como un niño. La pureza que
Dios exige sólo es posible cuando eres renovado interiormente y esto es
precisamente lo que Jesús se comprometió a hacer por medio de su
redención.
Nadie se vuelve puro obedeciendo leyes. Jesucristo no
nos da reglas ni reglamentos; nos da sus enseñanzas, es decir, verdades
que sólo pueden interpretarse mediante la naturaleza que Él ha puesto en
nosotros. La gran maravilla de la salvación de Jesucristo es que Él
cambia lo que heredamos. No modifica la naturaleza humana, sino que
cambia la fuente y, de ese modo, también los motivos.
Santificación
"Dios
los ha unido a ustedes con Cristo Jesús. Dios hizo que él fuera la
sabiduría misma para nuestro beneficio. Cristo nos hizo justos ante
Dios; nos hizo puros y santos y nos liberó del pecado" 1Corintios 1:30
(NTV)
"Pero por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios... santificación", 1Co_1:30
El
lado de la vida. El misterio de la santificación es que las cualidades
perfectas de Jesucristo me son dadas como un regalo, no de manera
gradual, sino instantánea, cuando, por la fe, comprendo que Él se hizo
para nosotros santificación. La santificación es la forma en que su
santidad se vuelve mía y se refleja en mi vida. Nada más ni nada menos.
El
secreto más maravilloso de una vida santa no consiste en imitar a
Jesús, sino en permitir que sus cualidades perfectas se manifiesten en
mí. La santificación es "Cristo en vosotros", Col_1:27. Es su
maravillosa vida que se me imparte por fe y como un don soberano de la
gracia divina. ¿Estoy dispuesto a que Dios haga tan real la
santificación en mi vida como lo es en su Palabra?
Por la
santificación Jesucristo me hace partícipe de sus cualidades de
santidad. Es cuando los dones de su paciencia, amor, santidad, fe,
pureza y piedad se manifiestan en y a través de cada alma santificada.
La santificación no es tomar de Jesús el poder para ser santo, sino la
santidad que se manifestó en Él y entonces Él la manifiesta en mí. La
santificación es una participación, no una imitación. Imitar es algo
totalmente distinto. Como Jesucristo es la perfección de todo, el
misterio de la santificación consiste en que todas las cualidades
perfectas de Jesús están a mi disposición. En consecuencia, de manera
lenta, pero segura empezamos a vivir una vida de orden, sanidad y
santidad inefables, "guardados por el poder de Dios", 1Pe_1:5.
Santificación
"La voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado sexual" 1Tesalonicenses 4:3 (NTV)
"La voluntad de Dios es vuestra santificación", 1Ts_4:3
El
lado de la muerte. Al santificarnos, Dios tiene que tratar con nosotros
tanto en el lado de la muerte como en el de la vida. El exige que
vayamos al sitio de muerte, pero como muchos de nosotros pasamos tanto
tiempo allí, nos volvemos lúgubres y pesimistas. Siempre hay una dura
batalla antes de la santificación, algo dentro de nosotros que siempre
se resiste y se resiente ante las demandas de Cristo. La lucha comienza
tan pronto el Espíritu Santo empieza a mostrarnos lo que significa ser
santificados. Jesús dijo: "Si alguno viene a mí, y no aborrece... su
propia vida, no puede ser mi discípulo", Luc_14:26.
En el proceso
de santificación el Espíritu de Dios me despojará de todo, hasta que no
quede sino "yo mismo". Ese es el lugar de muerte ¿Estoy dispuesto a ser
"yo mismo" y nada más? ¿Dispuesto a no tener ningún amigo, padre,
hermano, ni interés personal y listo para morir? Esa es la condición
necesaria para la santificación. No es de extrañar que Jesús dijera: "No
he venido a traer paz, sino espada", Mat_10:34. Es aquí donde luchamos y
muchos de nosotros desmayamos. Rehusamos identificarnos con la muerte
de Jesucristo en este sentido. Decimos: "¡Pero es tan duro! De seguro Él
no quiere que yo lo haga". Nuestro Señor es estricto y sí quiere que lo
hagamos.
¿Estoy dispuesto a reducirme a lo más simple de mi
condición como persona? ¿Estoy decidido a despojarme de todo lo que mis
amigos piensan de mí y de todo lo que pienso de mí mismo? ¿Estoy
dispuesto y decidido a entregarle a Dios mi yo desnudo? Tan pronto lo
esté, Él me santificará por completo y mi vida se liberará de cualquier
determinación y persistencia que no sea Dios mismo.
Cuando ore:
"Señor, muéstrame qué significa la santificación para mí", Él me
responderá: "significa ser hecho uno con Jesús". La santificación no es
algo que Jesucristo me da, es Él mismo en mi (ver 1Co_1:30).
La puerta de entrada al reino
"Dios
bendice a los que son pobres en espíritu y se dan cuenta de la
necesidad que tienen de él, porque el reino del cielo les pertenece"
Mateo 5:3 (NTV)
"Bienaventurados los pobres en espíritu", Mat_5:3
Cuídate
de considerar al Señor apenas como un maestro. Si Jesucristo es sólo un
maestro, entonces lo único que puede lograr es martirizarme al
establecer unas normas que no puedo cumplir. ¿De qué sirve que me
presente un ideal tan alto, si me resulta imposible alcanzarlo? Sería
más feliz si no lo conociera. ¿Para qué sirve que me ordene ser lo que
nunca puedo: Que sea limpio de corazón, que haga más de lo que me ha
ordenado, o que me consagre completamente a Dios? Debo conocer a
Jesucristo como Salvador antes de que su enseñanza signifique para mí
algo distinto a un ideal elevado que lleva a la desesperación. Pero
cuando he nacido de nuevo por el Espíritu de Dios, comprendo que Jesús
no vino solamente para enseñar, sino también para hacer de mí lo que
debo ser. La redención significa que Jesucristo le puede impartir a
cualquier persona la misma naturaleza que controló su propia vida. Todas
las normas que Dios nos da están fundamentadas en esa naturaleza.
La
enseñanza del Sermón del Monte desespera al hombre natural; y eso es
precisamente lo que Jesús quiere que suceda. Mientras nos justifiquemos a
nosotros mismos creyendo que podemos poner en práctica las enseñanzas
de nuestro Señor, Dios nos dejará seguir hasta que nuestra ignorancia se
rompa contra algún obstáculo. En ese momento estaremos dispuestos a
acercarnos como indigentes para recibir de Él. Bienaventurados los
pobres en espíritu. Este es el principio número uno en el Reino de Dios.
La piedra angular en el reino de Jesucristo es la pobreza, no las
posesiones; ni las decisiones a favor de Él, sino un sentido de absoluta
inutilidad. Al final admitimos: "Señor, ni siquiera puedo empezar a
hacerlo". Entonces, Jesús nos dice: "Bienaventurados seréis", Mat_5:11.
Esa es la puerta de entrada al reino y, sin embargo, ¡nos toma mucho
tiempo creer que somos realmente pobres! El conocimiento de nuestra
propia pobreza nos lleva al lugar correcto, es decir, donde Jesucristo
obra.
Dependientes de la presencia de Dios
"En
cambio, los que confían en el SEÑOR encontrarán nuevas fuerzas; volarán
alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y
no desmayarán" Isaías 40:31 (NTV)
"Mas los que esperan a Jehová... caminarán y no se fatigarán", Isa_40:31
De
ninguna manera caminar representa una gran emoción, pero es lo que
prueba todas nuestras cualidades de firmeza y constancia. "Caminar y no
fatigarse" es la prueba suprema de mi grado de fortaleza. El verbo andar
o caminar se emplea en la Biblia para expresar el carácter de una
persona. Y mirando a Jesús que andaba por allí dijo: "¡Este es el
Cordero de Dios!" Jua_1:36. En la Biblia no hay nada abstracto, todo es
vivo y real. Dios no dice: "Sé espiritual", sino: "Anda delante de mí",
Gén_17:1.
Cuando nuestro estado físico o emocional no es
saludable, siempre queremos sensaciones. En nuestra vida física esto
conduce a la falsificación de la obra del Espíritu Santo; en la emotiva,
nos lleva a pasiones desordenadas y a la destrucción de la moralidad.
En el ámbito espiritual si nos empeñamos en conseguir emociones, en
tener alas y remontarnos sobre las alturas, terminaremos destruyendo
nuestra espiritualidad.
En realidad, disfrutar de la presencia de
Dios no depende de estar en ningún lugar o circunstancia, sino de
nuestra decisión de mantener al Señor siempre delante de nosotros. Los
problemas surgen cuando rehusamos poner nuestra confianza en la realidad
de su presencia. La experiencia de la cual habla el autor del Sal_46:2,
"No temeremos, aunque...", también será nuestra una vez que nos basemos
en la realidad; no en la conciencia de la presencia de Dios, sino en la
realidad de ella. Entonces exclamaremos: "¡Él ha estado aquí todo el
tiempo!"
En los momentos críticos de nuestra vida es necesario
pedirle a Dios su dirección, pero es innecesario decirle todo el tiempo:
"Oh Señor, dirígeme en esto y aquello". ¡Por supuesto que Él lo hará y,
de hecho, ya lo ésta haciendo! Si nuestras decisiones diarias no están
de acuerdo con su voluntad, Él actuará y refrenará nuestro espíritu. Por
esa razón debemos estar quietos y esperar la dirección de su presencia.
"Ustedes me llaman “Maestro” y “Señor” y tienen razón, porque es lo que soy" Juan 13:13 (NTV)
"Vosotros me llamáis Maestro y Señor y decís bien porque lo soy", Jua_13:13
Nuestro
Señor nunca insiste en ejercer autoridad sobre nosotros. No dice: "Te
someterás a mí". Él nos deja completamente libres; tan libres, que
podríamos escupirle la cara, o darle muerte como otros lo han hecho y
nunca diría una palabra. Pero, cuando en mí se ha creado la vida de Él
por medio de su redención, de inmediato reconozco su derecho a una
absoluta autoridad sobre mí. Es un dominio moral: "Señor, digno eres",
Rev_4:11. Solo lo indigno en mí se niega a inclinarse o someterse ante
el único que es digno. Cuando me encuentro con alguien que es más santo
que yo y no reconozco su dignidad ni obedezco sus instrucciones, estoy
revelando lo que es indigno en mí. Dios nos educa por medio de las
personas que son un poco mejor que nosotros, no intelectualmente, sino
más santas. Y continúa haciéndolo hasta que voluntariamente nos
sometemos y, entonces, nuestra vida se caracteriza por una actitud de
completa obediencia a Él.
Si el Señor insistiera en nuestra
obediencia, se convertiría en un tirano y dejaría de tener autoridad
real. Nunca lo hace, pero cuando realmente lo vemos, le obedecemos en
seguida. Fácilmente Él es nuestro Señor y vivimos para adorarlo desde la
mañana hasta la noche. Mi nivel de crecimiento en la gracia se pone al
descubierto por la manera en que considero la obediencia. Debemos tener
una visión mucho más alta de la palabra “obediencia” para rescatarla del
fango del mundo. Ésta debe ser el resultado de una relación cercana,
como la de un padre y su hijo y no como la de un amo y su siervo. Jesús
mostró este tipo de relación y, además, dijo: "El Padre y yo uno somos",
Jua_10:30. "Y, aunque era Hijo, a través del sufrimiento aprendió lo
que es la obediencia", Heb_5:8, Jesús, nuestro Redentor, fue obediente
porque era Hijo, no para convertirse en Hijo.
El misterio de creer
—¿Quién eres, señor? —preguntó Saulo. —Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues! —contestó la voz — Hechos 9:5 (NTV)
"Él dijo: ¿Quién eres, Señor?", Hch_9:5
Por
el milagro de la redención, en un instante Saulo de Tarso, un fariseo
tenaz y obstinado, se transformó en un humilde devoto esclavo del Señor
Jesús.
En las situaciones que el hombre se puede explicar no
existe nada de milagroso. Nosotros tenemos una posición segura frente a
aquello que tenemos claridad y, por eso, resulta lógico que busquemos
una explicación para todo. No es natural obedecer; sin embargo,
desobedecer no es necesariamente pecaminoso. No puede haber
desobediencia real ni virtud moral alguna en la obediencia, a menos que
se reconozca como una autoridad más elevada a quien imparte la orden. Si
no se obedece, entonces posiblemente es una emancipación. Si un hombre
le dice otro: "Tienes que hacer esto" y "harás aquello", quebranta el
espíritu humano y lo vuelve incompetente para Dios. Un ser humano es
esclavo de la obediencia, a menos que tras ese acto reconozca al Dios
santo.
Muchas personas cuando dejan de ser religiosas empiezan a
acercarse a Dios porque solo hay un Señor del corazón humano, Jesucristo
y no la religión. ¡Pero, ay de mí si después de verlo a Él, no lo
obedezco! Jesús nunca insistirá en que yo lo obedezca, pero si no lo
hago, he comenzado a firmar la condena de muerte para el Hijo de Dios en
mi alma. Cuando me enfrento cara a cara con Él y le digo: "No
obedeceré", Él nunca va a insistir, pero esa actitud me aparta del poder
regenerador de su redención. Si acudo a la luz, para la gracia de Dios
no es importante cuán abominable yo sea. Pero ay de mí si rechazo la luz
(ver Jua_3:19-21).
Es un milagro
"Y
mi mensaje y mi predicación fueron muy sencillos. En lugar de usar
discursos ingeniosos y persuasivos, confié solamente en el poder del
Espíritu Santo" 1Corintios 2:4 (NTV)
"Y ni mi palabra ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de humana sabiduría", 1Co_2:4
Pablo
era un erudito y orador notable y aquí él no está hablando por un
profundo sentido de humildad. Él dice que al predicar el Evangelio podía
encubrir el poder de Dios si impresionaba a las gentes con la
excelencia de su discurso. La fe en Jesús es un milagro que se produce
únicamente por la eficacia de la redención, no por palabras persuasivas
ni por galanteos y conquistas, sino por el poder de Dios sin ayudas
adicionales. El poder creativo de la redención se debe a la predicación
del Evangelio, no a la personalidad del que predica.
El verdadero y
efectivo ayuno de un predicador no es abstenerse de comida, sino más
bien de su elocuencia, de su lenguaje impresionante y de todo aquello
que pueda obstruir el Evangelio que se está presentando. El predicador
está en la tierra como el representante de Dios, "como si Dios rogara
por medio nosotros", 2Co_5:20. Está aquí para presentar el Evangelio de
Él. Si es sólo debido a mi predicación que las personas desean mejorar,
jamás se acercarán de Jesucristo. Todo lo que me adule cuando predico el
Evangelio terminará convirtiéndome en un traidor a Jesús e impedirá que
el poder creativo de su redención haga su obra.
"Y yo, cuando sea levantado... a todos atraeré a mí mismo", Jua_12:32.
El concepto del gobierno divino
"Así
que, si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos,
cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan"
Mateo 7:11 (NTV)
"¿Cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se la pidan?", Mat_7:11
Mediante
estas palabras, Jesús establece las reglas de conducta para quienes
tienen a su Espíritu. Él nos desafía a mantener nuestra mente saturada
del concepto del gobierno divino sobre todo, lo cual significa que el
discípulo debe mantener una actitud de perfecta confianza y un vivo
anhelo de pedir y buscar.
Llena tu mente con el pensamiento de que
puedes contar con Dios. Una vez que lo hagas, tener esta actitud cuando
te encuentres en dificultades te resultará tan fácil como respirar: "Mi
Padre celestial sabe todo lo que está pasando". No tendrás que
esforzarte, sino que surgirá naturalmente cuando se presenten las
situaciones complicadas o desconcertantes. Antes de formar poderosamente
en tu mente este concepto del control divino, sueles recurrir a varias
personas en busca de ayuda. Pero cuando lo desarrollas, acudes a Dios.
Jesús está instaurando las reglas de conducta para quienes tienen a su
Espíritu y lo hace según este principio: Como Dios es mi Padre y me ama,
nunca debo pensar que olvidará algo. Entonces ¿por qué he de
preocuparme?
Jesús dijo que en ocasiones Dios no puede disipar las
tinieblas que te rodean, debes confiar en Él. A veces Dios parece un
amigo despiadado, pero no lo es; un Padre perverso, pero no lo es; un
juez injusto, pero no lo es. Persevera y crece en el principio de que la
mente de Dios está detrás de todo. Ni siquiera el más mínimo detalle de
la vida ocurre sin que sea su voluntad. Por lo tanto, puedes descansar
en Él con una perfecta confianza. La oración no es sólo pedir, sino una
actitud mental que produce el ambiente en el que pedir es perfectamente
natural. "Pedid y se os dará", Mat_7:7.
El punto de partida del honor espiritual
"Pues
siento una gran obligación tanto con los habitantes del mundo
civilizado como con los del resto del mundo, con los instruidos y los
incultos por igual" Romanos 1:14 (NTV)
"A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor", Rom_1:14
Pablo
estaba abrumado por el sentido de su deuda para con el Señor y se
esforzaba por expresarlo. La mayor inspiración de su vida era concebir a
Jesucristo como su acreedor espiritual. ¿Tengo yo esa misma sensación
de deuda con Cristo en cuanto a toda alma no salva? El honor espiritual
de mi vida como creyente es pagarle mi deuda a Él con respecto a todo
hombre. Cada valiosa partecita de mi vida se la debo a la redención de
Jesucristo. ¿Estoy haciendo algo para que Él manifieste su redención de
manera efectiva en otras vidas? Sólo lo puedo lograr a medida que el
Espíritu de Dios produce en mí ese sentido de deuda.
No soy una
persona superior a los demás, sino un siervo del Señor Jesús. Pablo
dijo: "No sois vuestros... pues habéis sido comprados por precio",
1Co_6:19-20. Pablo se vendió a sí mismo a Jesucristo y dijo: "Por causa
del Evangelio de Jesús soy deudor a toda persona que vive sobre la faz
de la tierra. Únicamente soy libre para ser Su esclavo absoluto". Esto
es lo que caracteriza a un cristiano a partir del momento en que los
principios del honor y el deber son reales en su vida espiritual. Como
eres un siervo de Jesucristo, deja de orar por ti y consúmete a favor de
los demás. Eso es lo que significa ser pan partido y vino derramado en
la vida real.
Mi respuesta a la persecución
"Pero
yo digo: no resistas a la persona mala. Si alguien te da una bofetada
en la mejilla derecha, ofrécele también la otra mejilla" Mateo 5:39
(NTV)
"Pero yo os digo: no resistáis al
que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha,
vuélvele también la otra", Mat_5:39
Este
versículo revela el privilegio de la humillación por ser cristianos. En
la vida natural, a una persona que no devuelve el golpe se la califica
de cobarde; pero, espiritualmente, si no lo devuelve, demuestra que el
Hijo de Dios vive en ella. Cuando te insultan, no debes ofenderte sino
convertir esa situación en la oportunidad de manifestar al Hijo de Dios
en tu vida. No puedes imitar la naturaleza de Jesús, pues la tienes, o
no la tienes. Para un creyente el insulto personal es una ocasión para
revelar la increíble dulzura del Señor Jesús.
La enseñanza del
Sermón del Monte no es: "Cumple tu deber", sino "haz lo que no es tu
deber". No es tu deber ir la segunda milla ni poner la otra mejilla,
pero Jesús dijo que, si hemos de ser sus discípulos, siempre vamos a
actuar de esta manera. No diremos: "¡Bueno, ya no puedo hacer más! ¡Me
han malinterpretado y tergiversado tanto!" Cada vez que insisto en
defender mis derechos, ofendo al Hijo de Dios. Pero puedo impedir su
dolor, si recibo el golpe yo mismo. Ese es el significado de cumplir en
mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo (ver Col_1:24). Un
discípulo comprende que es el honor de su Señor el que está en juego en
su vida, no el propio.
Nunca busques la rectitud en el otro, pero
tú nunca dejes de ser recto. Siempre estamos buscando la justicia; sin
embargo, la esencia de la enseñanza del Sermón del Monte es: Nunca
busques la justicia, pero nunca dejes de vivirla.
El precio de la visión
"El
año en que murió el rey Uzías, vi al Señor sentado en un majestuoso
trono, y el borde de su manto llenaba el templo" Isaías 6:1 (NTV)
"El año que murió el rey Uzías vi yo al Señor...", Isa_6:1
La
historia de nuestra relación con Dios a menudo es la historia de "la
muerte de nuestros héroes". Una y otra vez, Él tiene que remover a
nuestros amigos para ubicarse en el lugar de ellos. Aquí es cuando
desfallecemos, fallamos y nos desanimamos. Y ahora, tomémoslo de una
forma personal. El año en que murió quien representaba para mi todo lo
que Dios debe ser, ¿lo eché todo por la borda y me di por vencido? ¿Me
enfermé? ¿Me desanimé? ¿O hice lo mismo que Isaías y vi al Señor?
Mi
visión de Dios depende de la condición de mi carácter, el cual
determina la revelación. Antes de que pueda decir, vi yo al Señor, debe
haber algo en mi carácter que sea semejante a Él. Mientras no haya
nacido de nuevo y empezado realmente a ver el reino de Dios, sólo veo
desde la perspectiva de mis propios prejuicios. Necesito su intervención
quirúrgica a través de las circunstancias externas y la purificación
interior.
El orden de tus prioridades debe ser: Primero Dios,
segundo Dios y tercero Dios, hasta que tu vida siempre esté de frente
con Él y nadie más, en absoluto, sea tenido en cuenta. Entonces, tu
oración será: "En todo el mundo no hay nadie sino tú, amado Dios, no hay
nadie más que tú".
Sigue pagando el precio. Que Él vea cuan dispuesto estás a vivir a la altura de la visión.
La comunidad espiritual
"Ese
proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y
conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor, es decir,
hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo" Efesios
4:13 (NTV)
"Hasta que todos lleguemos... a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo", Efe_4:13
Reconciliar
significa restaurar la relación entre Dios y todo el género humano,
llevándola de nuevo al nivel que Él determinó. Esto fue lo que
Jesucristo llevó a cabo en la redención. La Iglesia deja de ser una
comunidad espiritual cuando se vuelve egoísta, es decir, cuando sólo se
interesa en el desarrollo de su propia organización. La reconciliación
de la raza humana, de acuerdo con el plan de nuestro Señor significa que
lo entronicemos a Él, tanto en la vida grupal del cuerpo como en la
individual. Jesucristo envió apóstoles y maestros con el propósito de
que su organización e Iglesia, formada por muchos miembros, exista y sea
conocida. No estamos aquí para desarrollar nuestra propia vida
espiritual o para disfrutar de un tranquilo retiro espiritual. Estamos
aquí para que Jesucristo sea exaltado y sea pleno en una forma tal que
su cuerpo se pueda edificar.
¿Estoy edificando al cuerpo de
Cristo, o solamente estoy buscando mi propio desarrollo? Lo esencial es
mi relación personal con Jesucristo: "Quiero conocerlo a él...",
Flp_3:10. Cumplir el designio perfecto que Dios tiene para mí exige una
total sumisión, mi completa rendición a Él. Siempre que deseo bienes
para mí, la relación se distorsiona. Será una gran humillación
comprender que no me he preocupado por la exaltación y el desarrollo
pleno de Jesucristo, sino únicamente por saber lo que Él ha hecho por
mí.
Mi meta es Dios mismo, no el gozo ni la paz,
Ni siquiera su bendición, sino Él mismo, mi Dios.
¿Mido mi vida de acuerdo con este parámetro o con uno inferior?
El santo que anda en el Espíritu
"Quiero
conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los
muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte" Filipenses
3:10 (NTV)
"Quiero conocerlo a Él...", Flp_3:10
La
iniciativa del creyente no debe estar dirigida hacia la
autorrealización, sino hacia el conocimiento de Jesucristo. Un santo que
anda en el Espíritu nunca cree que sus circunstancias son casuales, ni
piensa que su vida está dividida entre lo secular y lo sagrado, él ve
todas las circunstancias en que se encuentra como un medio para conocer
más a nuestro Señor. Su actitud es de entrega y sumisión incondicional a
él. Como el Espíritu Santo está decidido a que desarrollemos plenamente
a Jesucristo en cada área de nuestra vida, nos hará volver al mismo
punto una y otra vez hasta que lo hagamos. La autorrealización solo
conduce a la exaltación del trabajo. En actividades como beber, comer o
lavar los pies de los discípulos, debemos tomar la iniciativa de que
Jesucristo sea exaltado y pleno en ellas. Cada etapa de nuestra
existencia tiene su contraparte en la vida de Jesús. Nuestro Señor
desarrolló plenamente su relación con el Padre incluso en el trabajo más
sencillo. "Sabiendo Jesús... que había salido de Dios y a Dios iba...
tomando una toalla... comenzó a lavar los pies de los discípulos",
Jua_13:3-5.
La meta de un santo que anda en el Espíritu es
"conocerlo a Él". ¿Lo conozco en el lugar donde me encuentro hoy? Si no,
le estoy fallando. No estoy aquí para la autorrealización, sino para
conocer a Jesucristo. Con demasiada frecuencia ocurre en el trabajo
cristiano que la iniciativa es el resultado de comprender que hay algo
por hacer y que debemos hacerlo. Sin embargo, esa nunca es la actitud
del creyente espiritual. Su objetivo es alcanzar la exaltación y la
plenitud de Jesucristo en todas las circunstancias de la vida.
Buscando la luz de Dios
Heb
7:5 Ahora bien, la ley de Moisés exigía que los sacerdotes, que son
descendientes de Leví, le cobraran el diezmo al resto del pueblo de
Israel, quienes también son descendientes de Abraham.
Heb
7:6 Sin embargo, Melquisedec, que no era descendiente de Leví, recibió
de Abraham la décima parte. Y Melquisedec bendijo a Abraham, quien ya
había recibido las promesas de Dios. (NTV)
El
propósito de escribir este artículo, es para buscar Luz de Dios, para
poder ver nuestro caminaren la fe, ya que al Señor Jesús no se lo
complace al obrar por la ley, y una de ellas es el DIEZMO.
Después
de la muerte, resurrección y ascensión de nuestro Señor Jesucristo; la
iglesia primitiva empezó su crecimiento mediante la sana enseñanza que
los apóstoles predicaban a las personas. La sana doctrina de nuestro
Señor Jesucristo se vivía con toda sinceridad a tal punto que todos
decían que nada tenían, pues lo tenían todo en común. Los discípulos
vendían sus propiedades y se las repartían entre ellos mismos y para
ayudar a los que realmente necesitaban. Era tan poderoso el evangelio en
la iglesia primitiva, que la Biblia relata que cuando Pedro pasaba, los
enfermos eran sanados solo con la sombra de él, los paralíticos se
levantaban, los cojos caminaban… en fin, grandes milagros en tiempo de
los apóstoles...se vivía en todo su esplendor la sana doctrina...
Efe
2:9 La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos
hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.
Efe
2:10 Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo
Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros
tiempo atrás.
Efe
2:11 No olviden que ustedes, los gentiles, antes estaban excluidos.
Eran llamados «paganos incircuncisos» por los judíos, quienes estaban
orgullosos de la circuncisión, aun cuando esa práctica sólo afectaba su
cuerpo, no su corazón.
Efe
2:12 En esos tiempos, ustedes vivían apartados de Cristo. No se les
permitía ser ciudadanos de Israel, y no conocían las promesas del pacto
que Dios había hecho con ellos. Ustedes vivían en este mundo sin Dios y
sin esperanza.
En
ese tiempo la iglesia primitiva vivía por la fe en Jesucristo esperando
su gloriosa venida, nunca vivió por las obras de la ley... El diezmo no
era una doctrina cristiana... Ningún apóstol verdadero enseñó esta
doctrina, más bien en una ocasión cuando Pedro intentó judaizar a los
gentiles, el apóstol Pablo lo reprendió severamente... diciéndole con
qué autoridad trataba de imponer carga al pueblo cosas que ni sus
antepasados pudieron llevar esas cargas bajo la ley mosaica...y Pablo
fue duro con Pedro…porque Pablo como un doctor en asuntos de la
ley...sabía que el mandamiento anterior había sido abolido con la muerte
de nuestro Señor Jesucristo en La Cruz del Calvario y que Él nos había
liberado de la maldición de la ley....Por esa razón el apóstol Pablo
nunca menciona ni siquiera una vez la palabra diezmo, porque él sabía
que ya no estábamos bajo la ley; ya la Gracia de Dios en Jesucristo
había llegado a nosotros ¡Aleluya; Aleluya; Aleluya!
Cuando
Pablo enseñaba a la iglesia la forma en que debería dar, nunca menciono
la palabra DIEZMO él enseñaba que aprendiéramos dar, pero de manera
voluntaria únicamente por amor...
"cada uno de como propuso en su corazón; no a la fuerza, sino voluntariamente........
También
Pablo explica que él nunca abuso de ese derecho....más bien enseño que
el verdadero siervo de Dios debe trabajar, para darle ejemplo a la grey y
tener que compartir con los necesitados...En una ocasión dijo “estas
manos Dios me ha dado para trabajar; para que teniendo, así puedan
compartir con los necesitados..."porque mejor es dar que recibir"...
De
manera que en la actualidad (en la dispensación de “La Gracia de Dios”)
el obrar bajo las obras de la ley (eso constituye a una persona en
“LEGALISTA” y “EL DIEZMO” es sólo una de sus características) muchos
pastores se han aprovechado de esa falsa doctrina y han esclavizado al
pueblo de Dios enseñándoles leyes judaicas y el pueblo, por la ceguera
espiritual en que vive no se da cuenta de ello. Ellos creen que
obrando bajo la ley de un diezmo se van a salvar y serán prosperados en
su economía; además de contribuir a la expansión del Reino… si ya no lo
dan una vez; se sienten condenados como si Dios realmente necesitara su
dinero, no previendo ellos que Dios está presente en ciegos, mancos,
sordomudos, paralíticos y cuando pasa el verdadero Cristo ya no tienen
que darle...por estar levantando un Imperio alrededor de un falso
ministro... Mientras que la expiación de todos los pecados ¡Ya fue hecha
en La Cruz de Jesucristo!
Con
éste asunto de “introducir” temas como “El Diezmo”, donde los ministros
se enriquecen, nos damos cuenta de que la Apostasía ya entró hace rato
en La Iglesia.
Además
del Diezmo, muchas cosas entraron en La Iglesia: la edificación y
mantenimiento de edificios (templos), el hacer cultos, el desorden, el
falso fuego de Dios, gente ladrando, aullando, arrastrándose como
serpientes, y no predican un evangelio de arrepentimiento...
El
mensaje de las "Buenas Nuevas de Paz" habla de "La expiación del
pecado, que Jesús consumó en La Cruz" otro mensaje distinto no es de
Dios y hay que tener cuidado:
Gál
1:6 Estoy horrorizado de que ustedes estén apartándose tan pronto de
Dios, quien los llamó a sí mismo por medio de la amorosa misericordia de
Cristo. Están siguiendo un evangelio diferente, que aparenta ser la
Buena Noticia,
Gál 1:7 pero no lo es en absoluto. Están siendo engañados por los que a propósito distorsionan la verdad acerca de Cristo.
Gál
1:8 Si alguien —ya sea nosotros o incluso un ángel del cielo —les
predica otra Buena Noticia diferente de la que nosotros les hemos
predicado, que le caiga la maldición de Dios.
Gál
1:9 Repito lo que ya hemos dicho: si alguien predica otra Buena Noticia
distinta de la que ustedes han recibido, que esa persona sea maldita.
Gál
1:10 Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente,
sino el de Dios. Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un
siervo de Cristo.
Mi anhelo es bendecirte y que disfrutes en plenitud la Libertad a la que Cristo nos llamó.
Rom
11:6 Y, como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio
de buenas acciones. Pues, en ese caso, la gracia de Dios no sería lo que
realmente es: gratuita e inmerecida. (NTV)
Los textos, fueron tomados con agradecimiento y respeto de la "Nueva Traducción Viviente" (NTV)
A tu servicio con amor y respeto, tu hermano y amigo:
Néstor José Otero
Ministerio zona316

El perezoso espiritual
"Y
considerémonos los unos a los otros para estímulo del amor y de las
buenas obras; no abandonando nuestra propia asamblea, como algunos
tienen por costumbre, sino exhortándonos, y tanto más, cuanto veis que
aquél día se acerca" Hebreos 10:24-25 (NTV)
"Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos", Heb_10:24-25
Todos
tenemos la capacidad de ser unos perezosos espirituales: Queremos
permanecer fuera de los caminos tortuosos de la vida y nuestro objetivo
principal es asegurarnos un refugio pacífico lejos del mundo. La idea
que expresan estos versículos de Hebreos 10 es la de estimularnos unos a
otros y reunirnos. Ambas acciones requieren iniciativa, es decir,
nuestra disposición a dar el primer paso para exaltar a Cristo y no a
nosotros mismos. Una vida distante y solitaria es totalmente opuesta a
la espiritualidad que Jesucristo enseñó.
La verdadera prueba de
nuestra espiritualidad se presenta cuando tropezamos con la injusticia,
la mezquindad, la ingratitud y el caos. Todas estas situaciones tienden a
hacernos espiritualmente perezosos. Mientras estamos siendo probados,
queremos emplear la oración y la lectura bíblica para encontrar un
refugio de paz. Utilizamos a Dios solo para obtener paz y gozo, es
decir, no queremos que Jesucristo se haga real en nuestra vida, sino
solamente disfrutarlo. Este es el primer paso hacia una dirección
equivocada. Todas estas situaciones simplemente son efectos y, sin
embargo, nosotros tratamos de convertirlas en causas.
"Tengo por
justo, dijo Pedro, despertaros con amonestación", 2Pe_1:13. Resulta muy
perturbador recibir un golpe en el estómago por parte de algún
"estimulador" de Dios, alguien que está lleno de actividad espiritual.
El trabajo activo y la actividad espiritual no son lo mismo. El trabajo
activo puede ser realmente una falsificación de la actividad espiritual.
El peligro de la pereza es que no queremos ser estimulados, pues solo
queremos oír hablar del retiro espiritual. Sin embargo, Jesucristo nunca
estimula la idea del aislamiento. Él dice: "Id, dad las nuevas a mis
hermanos...", Mat_28:10.
El gran examen
"Entonces
Josué advirtió a los israelitas: —Ustedes no son capaces de servir al
SEÑOR, porque él es Dios santo y celoso. No les perdonará su rebelión ni
sus pecados" Josué 24:19 (NTV)
"Josué dijo al pueblo: ¿No podréis servir a Jehová...", Jos_24:19
¿Depositas
la más mínima confianza en cualquier cosa o persona diferente a Dios?
¿Te queda un residuo de confianza en cualquier virtud natural, o en un
conjunto de circunstancias? Con respecto a esta nueva propuesta que Dios
ha puesto delante de ti, ¿estás confiando en ti mismo en cualquier
detalle? Esto es lo que significa examinarse. Es correcto que digas: "No
puedo vivir de una manera santa", pero luego toma la decisión de
permitir que Jesucristo te santifique. No podréis servir a Jehová, pero
puedes ubicarte en el lugar donde la omnipotencia de Dios fluya a través
de ti. ¿Es tan buena tu relación con Él como para que esperes la
manifestación de su maravillosa vida en ti?
El pueblo entonces
dijo a Josué: "No, sino que a Jehová serviremos", Jos_24:21. No es una
acción impulsiva, sino un compromiso deliberado. Tenemos la tendencia a
decir: "Pero Dios nunca pudo haberme llamado a mí. Soy demasiado
indigno. No puede ser a mí. Sí, es a ti y cuanto más débil e incapaz
seas, tanto mejor. Aquél que aún está apoyándose y confiando en algo
dentro de sí mismo es el último en acercarse siquiera un poco para
decir: "Al Señor serviré".
Decimos: "¡Ay! ¡Si tan sólo pudiera
creer de verdad!" La pregunta es: "¿Quiero creer?" No es de extrañar que
Jesucristo hiciera tanto énfasis en el pecado de la incredulidad. "Y no
hizo allí muchos milagros debido a la incredulidad de ellos",
Mat_13:58. Si realmente creyéramos que lo que ha dicho Dios es en serio,
¡imagínate cómo seríamos! ¿Realmente me atrevo a permitir que Dios sea
para mí todo lo que Él afirma que será?
La voluntad de ser fiel
"Pero
si te niegas a servir al SEÑOR, elige hoy mismo a quién servirás.
¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro
lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya
tierra ahora vives? Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros
serviremos al SEÑOR" Josué 24:15 (NTV)
"... escoged hoy a quien habéis de servir...", Jos_24:15, LBLA
La
voluntad de una persona hace parte de todas sus acciones. No puedo
renunciar a mi voluntad, debo ejercitarla poniéndola en acción. Debo
tener la voluntad de obedecer y ser controlado por el Espíritu Santo.
Cuando Dios me da una visión de la verdad, ya no debo preocuparme por lo
que Él hará, sino únicamente por lo que debo hacer. El Señor nos ha
estado planteando a cada uno de nosotros algunas grandes propuestas,
pero lo mejor que puedes hacer es recordar lo que hiciste cuando
inicialmente Él te tocó. Recuerda el momento cuando fuiste salvo, cuando
reconociste por primera vez a Jesús, o cuando comprendiste alguna
verdad. En ese entonces te resultó fácil serle fiel. Cada vez que el
Espíritu de Dios te presente una nueva propuesta, recuerda de inmediato
esos momentos.
"Escoged hoy a quién habéis de servir". Esto
implica un cálculo a conciencia, no algo a lo cual llegas impulsado con
facilidad. Todo lo demás en tu vida queda bloqueado hasta cuando tomes
la decisión. La propuesta es entre tú y Dios. No consultes "con carne y
sangre" al respecto (Gál_1:16). Con cada nueva propuesta, las otras
personas van siendo dejadas "de lado" cada vez más. Aquí es donde se
presenta la tensión. Dios permite que la opinión de los otros santos te
afecte y, sin embargo, vas perdiendo poco a poco la certeza de que otros
entienden realmente el paso que estás dando. No tienes por qué saber
hacia dónde te está dirigiendo el Señor. Lo único que Dios te explicará
es a Él mismo.
Declárale abiertamente: "Te seré fiel". Pero
recuerda que tan pronto elijas serle fiel a Jesucristo, te convertirás
en un "testigo contra ti mismo" (ver Jos_24:22). No consultes con otros
creyentes, sino confiesa delante de Él: "Yo te serviré". Sé fiel y
reconoce la fidelidad de otras personas.
"Sólo
puedes entrar en el reino de Dios a través de la puerta angosta. La
carretera al infierno es amplia y la puerta es ancha para los muchos que
escogen ese camino. Pero la puerta de acceso a la vida es muy angosta y
el camino es difícil, y son sólo unos pocos los que alguna vez lo
encuentran" Mateo 7:13-14 (NTV)
"Entrad por la puerta angosta... pues angosta es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida... ", Mat_7:13-14
Si
vamos a vivir como discípulos de Jesús, debemos recordar que lo valioso
y excelente cuesta trabajo. La vida cristiana es gloriosamente difícil,
pero esa complicación no nos hace desfallecer y caer, sino que nos
alienta para triunfar. ¿Apreciamos la maravillosa salvación de
Jesucristo lo suficiente como para cambiar lo máximo de nosotros por lo
supremo de Él? ¿Lo mejor de nosotros por su gloria?
Dios nos salva
por su gracia soberana a través de la expiación de Jesús, "y Él...es el
que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena
voluntad", Flp_2:13. Pero nosotros debemos "poner por obra" esa
salvación en nuestra vida práctica diaria (ver Flp_2:12). Sólo cuando
empezamos a ejecutar lo que Él manda, sobre la base de su redención,
descubrimos que es posible realizarlo. Si fracasamos, se debe a que aún
no hemos puesto en práctica lo que Dios ha colocado en nosotros. Pero
una crisis revelará si hemos sido obedientes o no. Si obedecemos al
Espíritu Santo y practicamos en nuestro diario vivir lo que Dios ha
puesto en nosotros por su Espíritu, entonces, cuando venga la crisis
hallaremos que nuestra propia naturaleza y la gracia divina nos
sustentarán.
¡Gracias a Dios porque nos da tareas difíciles! Su
salvación produce gozo, pero también exige valentía, coraje y santidad.
Pone a prueba todo lo que hay de valor en nosotros. Jesús está "llevando
muchos hijos a la gloria", Heb_2:10, y Dios no nos eximirá de las
exigencias de un hijo. Su gracia forma hombres y mujeres con un fuerte
parecido de familia a Jesucristo y no personas débiles, cobardes e
indecisas. Se requiere muchísima disciplina para vivir la noble vida de
un discípulo de Jesús en las realidades cotidianas y siempre es
necesario esforzarse para vivir una vida de valor y excelencia.