Pro 20:22 No digas: yo me vengaré, Espera a YHVH, y Él te salvará (BTx 3)
No digas, yo me vengaré; espera a Jehová, y él te salvará. Proverbios 20:22
No te apresures. Deja que se apacigüe tu ira. Nada digas ni hagas para vengarte. Seguro estarás de haber obrado impunemente si tomas las armas y peleas tus propias batallas, pero no mostrarás el espíritu del Señor Jesús. Mucho más noble es perdonar y olvidar la ofensa. Guardar rencor en tu pecho, y maquinar la venganza, es mantener abiertas las viejas heridas y producir otras nuevas. Cosa más excelente es olvidar y perdonar.
Tal vez digas que debes hacer algo, o de lo contrario perder mucho. En tal caso obra en conformidad con la promesa de hoy: «Espera a Jehová, y Él te salvará». El seguir este consejo no te costará dinero, y sin embargo, tiene mucho valor.
Espera en el Señor, cuéntale tus agravios; extiende ante sus ojos la carta de Rabsaces y esto aliviará tu alma apesadumbrada.
Además, atiende a la promesa: «El te salvará». Dios hallará los medios de librarte. ¿Cómo? Ni tú ni yo lo sabemos, pero lo hará.
Y si el Señor te salva, esto será mucho mejor que meterte en míseras pendencias cubriéndote de barro para luchar con los malvados. No te irrites más. Deja tus pleitos en las manos del soberano Juez.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
2Co
6:16 ¿Y qué acuerdo entre el santuario de Dios y el de los ídolos?
Porque nosotros somos santuario del Dios viviente, como dijo Dios:
Habitaré entre ellos y entre ellos andaré; Y seré su Dios, y ellos serán
mi pueblo (BTx 3)
Habitaré y andaré entre ellos; y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. 2 Corintios 6:16
Aquí hay reciprocidad de intereses. Ambos se pertenecen mutuamente. Dios es la porción de su pueblo, y el pueblo escogido es la porción de Dios. Los santos encuentran en Dios su principal posesión, y Él los considera como su más rico tesoro. ¡Qué manantial de consuelo encierra esta verdad para todo creyente!
A esta reciprocidad de intereses se añade una reciprocidad de sentimientos. Dios siempre pensará en su pueblo, y su pueblo pensará en Él. Hoy el Señor lo hará todo por mí. ¿Qué podré hacer yo por Él? Mis pensamientos deben volar hacia Él en todo tiempo, porque sus pensamientos están en mí.
Debo estar cierto de que así es, y no contentarme de que así debe ser.
Hay, además, una comunión mutua. Dios está en nosotros y nosotros en Él; Él anda con nosotros, y nosotros andamos en Él. ¡Qué comunión tan gozosa! ¡Pudiera yo tratar al Señor como a mi Dios, confiando en Él y sirviéndole como se merece! ¡Oh, quién pudiera amar, honrar, adorar y obedecer a Dios en espíritu y en verdad! Tal es el deseo de mi corazón. Cuando lo consiga, habré hallado el cielo. ¡Señor, ayúdame! Sé mi Dios, enseñándome a conocerte como mi Dios por el amor de Jesucristo!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Deu
15:18 No te parezca duro dejarlo libre, porque por la mitad del jornal
de un jornalero te sirvió seis años; y YHVH tu Dios te bendecirá en todo
lo que hagas (BTx 3)
Y Jehová tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres. Deuteronomio 15:18
El señor israelita debía dar la libertad a su siervo en el tiempo designado y cuando éste abandonaba su servicio darle un salario generoso para que pudiera establecerse. Debía hacer esto cordial y gozosamente; el Eterno prometía bendecir este acto de liberalidad. El espíritu de este precepto, como toda la ley de Cristo, nos obliga a tratar bien a nuestros subordinados.
Recordemos cómo nos ha tratado el Señor y que esto nos obliga a nosotros a tratar a los demás con consideración. Es necesario que los hijos de un Dios de bondad sean generosos.
¿Cómo podemos esperar que nuestro gran Maestro bendiga nuestros negocios si somos injustos con los que nos sirven?
¡Qué bendición se promete aquí a las almas generosas! Si en todo cuanto hacemos somos bendecidos, tenemos verdadera bendición. El Señor nos la concederá, ora en la prosperidad, ora en el gozo de espíritu, o por el sentimiento de su favor, que es la más excelente de las bendiciones. Él nos hará sentir que somos objeto de sus cuidados especiales y que estamos cercados de su amor. Nuestra vida en la tierra será así un gozoso preludio de la vida venidera. La bendición de Dios vale más que una fortuna. Enriquece y en ella no hay tristeza alguna.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Sal 146:8 YHVH da vista a los ciegos, YHVH levanta a los caídos, YHVH ama a los justos (BTx 3)
Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos. Salmos 146:8
¿Estoy caído? Presentaré esta palabra de gracia delante del Señor. Su modo de ser, su costumbre, su promesa y su mayor gozo es levantar a los caídos. Lo que ahora me aflige ¿es el sentimiento de mis pecados, y, por lo tanto, un abatimiento de espíritu? La obra de Jesucristo es precisamente sacarme de mi quebranto y hacerme descansar. ¡Oh, Señor, levántame por tu misericordia!
¿Tal vez lo que nos apesadumbra es la pérdida de un ser querido y la quiebra de muchos bienes? Aquí también el divino Consolador nos consolará. ¡Qué gran misericordia para nosotros saber que una de las personas de la Santísima Trinidad se haya hecho nuestro Consolador! Y esta misericordia ha sido hecha, ya que una persona tan gloriosa se ha encargado de dispensarla.
Algunos andan tan agobiados que sólo Jesús puede librarles de su enfermedad. Puede y quiere hacerlo.
Puede restituirnos la salud, la esperanza y la alegría. Así lo ha hecho en otras pruebas, y como es el mismo Salvador, no hay duda de que repetirá sus obras de misericordia. Los que andamos tristes y caídos, seremos levantados tan altos que quienes ahora nos menosprecian serán confundidos. ¡Qué honor ser ensalzado por el Señor! Bien vale la pena estar abatidos para que experimentemos el poder de ser levantados.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Pro 19:17 El que da al pobre presta a YHVH, Y Él se lo devolverá (BTx 3)
A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar. Proverbios 19:17
Debemos dar al pobre con compasión, no precisamente para ser vistos y aplaudidos, y mucho menos todavía para ejercer influencia sobre ellos; hemos de socorrerlos por pura simpatía.
Tampoco hemos de esperar nada de los pobres, ni siquiera la gratitud, sino que todo lo que por ellos hacemos debemos considerarlo como un préstamo al Señor. Él es quien se hace cargo de la obligación y de Él esperamos el pago, no del socorrido. ¡Cuánto nos enaltece el Señor cuando condesciende en pedirnos prestado! Grandemente favorecido es el comerciante que en sus libros ve figurar el nombre del Señor. Sería una lástima anotar su nombre con una mezquina cantidad; no temamos asignarle una cuantiosa suma. Sepamos ayudar al necesitado con el que tropezamos en el camino.
En cuanto al reembolso, no merece la pena de pensar en ello; sin embargo, tenemos el pagaré del Señor.
Bendito sea su nombre; su promesa de pagar vale más que el oro y la plata. ¿Andamos apurados de dinero a causa de los malos tiempos? Presentemos humildemente este cheque en el Banco de la fe. ¿Has sido, lector, avaro con los pobres? Que el Señor te perdone.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Rom
1:17 Porque en el evangelio está siendo revelada una justicia divina de
fe a fe, como está escrito: El justo vivirá a base de fe (BTx 3)
El justo por la fe vivirá. Romanos 1:17
No moriré. Puedo confiar en mi Dios y esta fe me conservará la vida. Quisiera ser de aquellos cuya vida puede ser contada entre los justos; mas aun cuando así fuera, no desearía vivir de mi propia justicia; preferiría fundamentarme en la obra del Señor Jesús y vivir únicamente por la fe en Él.
Aunque entregara mi cuerpo para ser quemado por mi Jesús, con todo desconfiaría de mi propio valor y de mi felicidad; al contrario, seguiría viviendo por fe.
Si hubiera mártir de morir,
El nombre de mi Salvador
Tan sólo invocaría fiel,
Perdón pidiendo por su amor.
Vivir por fe es mucho más seguro e infinitamente más feliz que vivir de sentimientos o de las obras. El sarmiento adherido a la vid tiene una vida más abundante de la que podría tener separado del tronco, en el caso de que esto fuera posible. Vivir en comunión con Cristo y sacar de Él nuestra fortaleza es lo más agradable y sagrado. Y si aun los hombres más justos sólo así pueden vivir, con cuánta mayor razón deberé vivir yo que soy un pobre pecador. Señor, creo. En ti confío enteramente. ¿Qué más puedo hacer? Confiar en ti es mi vida; así lo experimento y en este propósito me mantendré hasta el fin de mi vida.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Eze 34:11 Porque así dice Adonay YHVH: He aquí Yo mismo buscaré a mis ovejas y las reconoceré (BTx 3)
Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré. Ezequiel 34:11
Esto es lo que hace el Señor cuando sus elegidos son como ovejas descarriadas que no conocen ni al pastor, ni al rebaño. ¡Cuán maravillosamente sabe buscar el Señor a sus escogidos! Jesús se muestra tan admirable pastor, no sólo cuando busca a sus ovejas, como cuando las salva. Aun cuando muchos de los que el Padre le dio han estado a las puertas del infierno, no obstante, el Señor en su afán de buscarlos, ha logrado dar con ellos y los recibe en su gracia. Él nos ha buscado.
Tengamos la esperanza cierta de que también aquellos por quienes oramos serán hallados.
El Señor renueva sus esfuerzos cuando alguna oveja de su manada se aleja de los pastos de la verdad y santidad. Pueden caer en graves errores, en lamentables pecados o en el endurecimiento; mas con todo, Jesús, que ha salido fiador por ellos delante del Padre, jamás permitirá que ni una sola se extravíe y perezca. Él las seguirá con su gracia y providencia a través de regiones apartadas, en las viviendas de la miseria y en los abismos oscuros de la desesperación. Jamás perderá una sola de las ovejas que el Padre le confió. Para Jesús es punto de honor buscar y salvar a toda la manada, sin una sola excepción. ¡Cuán magnífica es esta promesa para que yo me sirva de ella si me veo obligado a decir: «Yo anduve como oveja extraviada»!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Jos
1:5 Nadie te podrá resistir en todos los días de tu vida. Como estuve
con Moisés, estaré contigo. No te dejaré ni te desampararé (BTx 3)
Estaré contigo; no te dejaré ni te desampararé. Josué 1:5
Estas palabras dirigidas a Josué se repiten muchas veces; son la base de aquellas otras del Nuevo Testamento: «Él dijo: No te dejaré ni te desampararé». Querido lector, delante de nosotros se presenta una vida de combates, pero el Señor de los ejércitos está con vosotros. ¿Estamos llamados a conducir un pueblo numeroso e inconstante? Esta promesa nos asegura toda la sabiduría y prudencia necesarias. ¿Tenemos que luchar con astutos y poderosos enemigos? Aquí tenemos la fuerza y el valor y la victoria. ¿Tenemos que conquistar una rica herencia? Tenemos una señal del éxito en nuestros propósitos: El Señor está con nosotros.
Sería una verdadera calamidad si Dios pudiera faltar a su palabra; pero como esto nunca podrá suceder, el viento de la inquietud se estrellará contra el muro de la fidelidad divina. El Señor nunca nos abandonará. Suceda lo que suceda, Él velará a nuestro lado. Los amigos nos desamparan y su auxilio es como lluvia de primavera; pero Dios es fiel. Jesús es el mismo eternamente y el Espíritu Santo mora en nosotros.
Ven, alma mía, cálmate y ten confianza.
Si las nubes se amontonan, el Señor las disipará. Si Dios no puede ser infiel, tampoco mi fe se debilitará; y como Él no me desamparará, tampoco yo le desampararé. ¡Sea siempre nuestra fe tranquila!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Pro 16:7 Cuando los caminos del hombre agradan a YHVH, Él hace que sus enemigos estén en paz con él (BTx 3)
Cuando los caminos del hombre son agradables a Jehová, aun sus enemigos hace estar en paz con él. Proverbios 16:7
He de procurar que mis caminos sean agradables al Señor. Aun así tendré enemigos, y tal vez más, porque trato de obrar con rectitud. ¡Oh, y qué promesa es ésta! Dios sacará alabanza de la ira del hombre y de tal modo la apaciguará que no me aflija. Dios puede hacer que el enemigo desista de hacerme daño, aun cuando intente hacérmelo. Así sucedió con Labán, el cual persiguiendo a Jacob, no se atrevió a tocarlo. Dios puede apaciguar el furor del enemigo, y trocar su odio en amistad, como aconteció cuando Esaú vino fraternalmente a besar a su hermano, en el momento en que éste temía morir al filo de su espada junto con toda su familia. Dios puede también convertir un enemigo encarnizado en un hermano en Cristo y en colaborador, como lo hizo con Saulo de Tarso. ¡Quiera el Señor obrar así todas las veces que surge un espíritu perseguidor! Bienaventurado es el hombre cuyos enemigos se han trocado para él como los leones para Daniel que en el foso se tornaron mansos y apacibles. Cuando venga la muerte, que es «el último enemigo», pido al Señor que encuentre la paz, y que mi primer cuidado sea agradar al Señor en todas las cosas. ¡Tenga yo fe y santidad porque estas virtudes son agradables al Altísimo!
La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román
Zac
14:20 En aquel día, aun las campanillas de los caballos llevarán
grabado: SANTIDAD A YHVH, y las ollas en la Casa de YHVH serán como los
tazones delante del Altar (BTx 3)
En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: Santidad a Jehová. Zacarías 14:20
¡Qué día tan dichoso aquél en que todo será consagrado y cuando las campanillas de los caballos cantarán: «Santidad a Jehová». Este día ha llegado para mi. ¿Acaso no santifico yo todas las cosas para Dios? Cuando me quito o pongo estos vestidos, ¿no me recuerdan la justicia de Cristo, Jesús, mi Señor? ¿No empleo todo mi trabajo para el Señor? Sean hoy mis vestidos, vestidos sacerdotales, mis comidas sacramentos, mi casa un templo, mi mesa un altar, mis palabras incienso, y yo mismo un sacerdote. Cumple, oh Señor, tu promesa, y que nada haya en mí profano o inmundo.
Creyendo que así puede ser, y deseándolo con ansias, espero que el Señor me ayudará para cumplirlo. Como yo mismo soy propiedad de Jesús. Dios puede hacer un inventario de todo lo que tengo, porque todo es suyo. Resuelto estoy a probárselo por el uso que haré hoy de todo lo que me pertenece.
Quisiera ver todos mis días, desde la mañana hasta la noche, dirigidos por una norma santa. Mis campanas cantarán: ¿por qué no? Y mis caballos llevarán campanillas, ¿quién tiene más derecho a la música que los santos? Pero todas mis campanillas, mi música, mi alegría, se dirigirán hacia la santidad y harán resonar el nombre del «Dios Feliz».
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Pro 10:24 Lo que teme el malvado, eso le vendrá, Pero el deseo de los justos les es concedido (BTx 3)
A los justos les será dado lo que desean. Proverbios 10:24
Siendo este un deseo justo, Dios lo concederá con toda seguridad. Que tal promesa fuera hecha a los injustos ni sería bueno para el hombre ni para la sociedad en general.
Guardemos los mandamientos del Señor y Él atenderá con justa razón nuestros deseos.
Si acaece que los justos apetecen cosas injustas, éstas ciertamente no les serán dadas, porque no son éstos sus verdaderos deseos, sino extravíos o ignorancia, y justo es que les sean negadas. En cambio, sus legítimos deseos llegarán hasta el Señor y no serán rechazados.
Tal vez por el momento niegue el Señor nuestras peticiones. Sin embargo, la promesa de hoy debe animarnos a reiterar nuestras demandas. ¿Nos las ha negado completamente?
Debemos darle gracias, porque nuestro mayor deseo es que nos niegue todo aquello que juzga no ser conveniente para nuestras almas.
Cosas hay que pedimos con mucha confianza.
Nuestros mejores deseos son ser santos, útiles, semejantes a Cristo y estar maduros para el cielo. Tales son los deseos de la gracia y no de la naturaleza, los deseos del justo y no del hombre natural. Mas Dios no escatima su gracia en estas cosas, antes la da en abundancia. «Pon asimismo tu delicia en Jehová, y Él te dará las peticiones de tu corazón».
¡Alma mía, pide hoy sin temor!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Sal 47:4 Pues Él eligió nuestra heredad, La hermosura de Jacob, al cual amó (BTx 3)
Él nos elegirá nuestras heredades. Salmos 47:4
La herencia que nos asignarían nuestros enemigos sería harto mezquina; pero no estamos en su mano.
El Señor hará que nos mantengamos firmes en nuestra heredad, y la sabiduría divina ha señalado nuestro lugar. Una inteligencia superior a la nuestra prepara nuestro destino. Dios dirige todas las cosas, y nos gozamos de que así sea; nuestra elección es dejar a Dios que escoja en lugar nuestro. Si pudiéramos tener voluntad propia, deberíamos someterlo todo a la voluntad de Dios.
Conscientes de nuestra ignorancia, preferimos que Dios dirija nuestros propios destinos. Mucho más seguros y descansados estamos cuando el Señor dirige la nave de nuestra vida, que si tuviéramos que dirigirla según nuestro personal criterio. Con alegría dejamos las penalidades presentes, y el futuro desconocido en las manos de nuestro Padre, nuestro Salvador y Consolador.
¡Oh, alma mía! Deposita todos tus deseos a los pies de Jesús. Si hasta el presente has sido malo y obstinado, deseoso de hacer siempre tu propia voluntad, deja tu egoísmo insensato, y abandona las riendas en las manos del Señor.
Di: «Él elegirá». Si otros disputan la sabiduría del Señor y glorifican la libertad del hombre, contesta tú: «Él elegirá por mí». Mi elección voluntaria es que Dios elija. Como ser libre, prefiero que Él ejerza su autoridad absoluta.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Flp
3:21 el cual transfigurará el cuerpo de la humillación nuestra para que
sea semejante al cuerpo de la gloria suya, según la eficacia del poder
con el cual Él también puede someter a sí mismo todas las cosas (BTx 3)
El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya. Filipenses 3:21
Muchas veces, cuando nos vemos atormentados por el dolor e incapaces de pensar u orar, sentimos hasta qué punto nuestro cuerpo es «el cuerpo de nuestra bajeza». Y cuando somos tentados por las pasiones de la carne, no encontramos exagerada la palabra bajeza. Nuestro cuerpo nos humilla, y tal vez sea el mejor servicio que nos hace. ¡Ojalá fuéramos lo suficientemente humildes, ya que nuestros cuerpos nos acercan más a los animales y al polvo de la tierra!
Empero nuestro Salvador, el Señor Jesús, modificará este estado de cosas. Nuestros cuerpos serán transformados a la semejanza de su cuerpo de gloria. Esto se realizará en todos aquellos que creen en Jesús. Sus almas han sido transformadas por la fe, y sus cuerpos experimentarán una tal renovación que quedarán adaptados a sus espíritus regenerados.
Cuándo acontecerá esta transformación, no es posible asegurarlo; pero esta sola esperanza puede alentarnos para soportar las pruebas de hoy y los males de nuestra carne. Dentro de poco tiempo seremos como Jesús es ahora. Ya no habrá más cabezas doloridas, ni miembros hinchados, ni ojos entristecidos, ni corazones desmayados. El anciano dejará de ser un retablo de miserias, y el enfermo un cuerpo de agonía. «Semejante al cuerpo de su gloria». Aun nuestra carne descansará en la esperanza de la resurrección.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Jer
31:34 Y no enseñará más cada cual a su prójimo, y cada cual a su
hermano, diciendo: ¡Conoce a YHVH!, porque todos me conocerán, desde el
más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHVH. Porque perdonaré su
maldad, y no me acordaré más de sus pecados (BTx 3)
Porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. Jeremías 31:34
Tan pronto como conocemos al Señor, obtenemos el perdón de los pecados. En Él encontramos al Dios de gracia que borra todas nuestras transgresiones. ¡Cuán gozoso es este conocimiento!
¡Y cuán divinamente expresada esta promesa: El Señor promete que jamás se acordará de nuestros pecados! ¿Puede Dios olvidarse? El lo ha dicho así, y piensa bien en lo que dice. Nos considera como si nunca hubiéramos pecado.
La gran expiación ha borrado tan eficazmente todo pecado que éste en la memoria de Dios ya no existe. El creyente ha sido tan aceptado por Dios como lo fue Adán en su inocencia.
Nuestro gran Dios no se acordará de nuestros pecados para castigarlos, o para amarnos un adarme menos de lo que nos ama. Así como la deuda pagada deja de ser deuda, de la misma manera el Señor cancela por completo la iniquidad de su pueblo.
Cuando lloramos nuestros pecados y nuestras omisiones, como es deber nuestro mientras vivamos, alegrémonos de que en adelante jamás nos serán echados en cara.
Esto nos hace odiar el pecado. El perdón gratuito de Dios nos hace más atentos para que nunca le entristezcamos con nuestras desobediencias.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Jer
31:34 Y no enseñará más cada cual a su prójimo, y cada cual a su
hermano, diciendo: ¡Conoce a YHVH!, porque todos me conocerán, desde el
más pequeño de ellos hasta el más grande, dice YHVH. Porque perdonaré su
maldad, y no me acordaré más de sus pecados (BTx 3)
Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová. Jeremías 31:34
Podemos ignorar muchas cosas, pero conocemos al Señor. Y si esta promesa se realiza hoy en nosotros, no es poca cosa. El más pequeño de los creyentes conoce a Dios en Cristo Jesús. No ciertamente tanto como fuera menester, pero en realidad le conocemos. No sólo conocemos las doctrinas que a Él se refieren, sino que conocemos a Él mismo. Es nuestro Padre y Amigo, y nosotros estamos en relación personal con Él. Podemos decir: «Señor mío y Dios mío». Estamos en íntima comunión con Dios, y son muchas las horas que hemos pasado en su compañía. No somos extranjeros para Dios, porque el secreto del Señor está con nosotros. Esto sobrepuja todo cuanto pudiera enseñarnos la naturaleza. La carne y la sangre no nos han revelado a Dios. Cristo es el que nos ha revelado al Padre. Y si es así, ¿no tenemos aquí la fuente de todo conocimiento salvador?
Conocer a Dios es vida eterna. Tan pronto como conocemos a Dios, tenemos la prueba de que hemos resucitado a una nueva vida.
¡Oh, alma mía! Alégrate de este conocimiento y bendice al Señor durante este día.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Núm
21:8 Y YHVH dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente y ponla en lo
alto de un asta, y sucederá que cualquiera que sea mordido y mire a
ella, vivirá (BTx 3)
Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. Números 21:8
Aquí tenemos una gloriosa figura del Evangelio. Jesús, contado con los malvados, está suspendido delante de nosotros. Una sola mirada sobre Él nos sanará de la mordedura de la serpiente del pecado. La curación será inmediata.
«El que miraba vivía». Fíjese el lector, que llora su pecado, en estas palabras: «Cualquiera que mirare a ella vivirá». Todo el que mira comprobará la verdad de esta afirmación. Yo así lo he experimentado. Miré a Jesús, e inmediatamente tuve vida. Puedo testificarlo. Lector, si miras a Jesús, también vivirás. Cierto que te estás hinchando con el veneno y ya has perdido la esperanza; pero también es cierto que fuera de esta mirada no hay esperanza de remedio. No se trata de una curación dudosa. «Cualquiera que fuese mordido y mirase a ella, vivirá».
La serpiente de metal no fue levantada como un objeto de curiosidad para que la mirasen los sanos; estaba destinada de un modo especial para los «mordidos». Jesús murió como verdadero Salvador por los pecadores. Si la mordedura ha hecho de ti un borracho, un ladrón, o un impuro, la mirada al Salvador te sanará de todas estas dolencias y te hará vivir en santidad y comunión con Dios. Mira y vivirás.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Hch
23:11 A la noche siguiente, se le apareció el Señor y le dijo: ¡Ánimo!
Porque como testificabas fielmente acerca de mí en Jerusalem, así
también tienes que testificar en Roma (BTx 3)
El Señor le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testiques también en Roma. Hechos 23:11
¿Eres tú uno de los testigos del Señor y te ves ahora en peligro? Acuérdate de que eres inmortal hasta que termine tu trabajo. Si el Señor quiere que sigas todavía dando testimonio de Él, vivirás para darlo. ¿Quién podrá quebrar el vaso que el Señor quiere utilizar?
Si tu Maestro no te confía trabajo alguno, no te lamentes de que te lleve a su morada adonde no llegarán los dardos de tus enemigos. Tu principal negocio es dar testimonio de Jesús, y nadie podrá impedirte esta empresa hasta que esté terminada. Por tanto, vive tranquilo. La vil calumnia, la falsedad, el abandono de los amigos, la traición de aquellos en quienes has confiado, todo lo que pudiera acontecerte, jamás podrán torcer los designios que el Señor tiene sobre ti. El Señor te ampara en la noche de tu aflicción y te dice: «Así es menester que testifiques». Cálmate y regocíjate en el Señor.
Si no necesitas ahora de esta promesa, tal vez la necesitarás mañana. Guárdala como un tesoro. Acuérdate de orar por los misioneros y por los perseguidos para que el Señor los guarde hasta que terminen su trabajo en esta vida.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Deu 28:10 Y todos los pueblos de la tierra verán que el nombre de YHVH es invocado sobre ti, y tendrán temor de ti (BTx 3)
Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán. Deuteronomio 28:10
Siendo esto así no hay razón para temer.
De lo contrario, demostraríamos un espíritu mezquino y daríamos una prueba más bien de incredulidad que de fe. Dios puede hacernos tan semejantes a Él, que los hombres se vean obligados a reconocer que con sobrada razón llevamos su nombre y que realmente pertenecemos a YHVH. ¡Quiera el Señor que obtengamos esta gracia que Él quiere darnos!
Los impíos temen a los verdaderos santos.
Les aborrecen, es cierto, pero les temen. Amán tembló delante de Mardoqueo, aun cuando buscaba la destrucción de aquel hombre bueno. De hecho, su odio proviene muchas veces del temor que su excesivo orgullo les impide confesar. Prosigamos sin temor el camino de la verdad y de la rectitud. El temor no debe dominarnos a nosotros, sino a aquellos que obran mal y pelean contra el Señor de los ejércitos. Si en verdad es invocado el nombre del Señor sobre nosotros, podremos estar seguros, como en otros tiempos lo estaba el romano con sólo decir soy romano, y podía reclamar la protección de las legiones de aquel vasto Imperio. Del mismo modo todo aquel que es hijo de Dios, puede contar con la omnipotencia de Dios, el cual antes se quedaría sin ángeles en el cielo que dejar a un hijo suyo desamparado.
Sé tú tan valiente como un león en defensa del derecho, porque Dios está contigo.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Zac 14:9 Y YHVH será Rey sobre toda la tierra. En aquel día YHVH será uno, y uno su Nombre (BTx 3)
Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día será uno, y uno su nombre. Zacarías 14:9
¡Bendita perspectiva! No se trata del sueño de un entusiasta, sino de la declaración de la Palabra infalible.
YHVH será conocido de todos los pueblos, y su autoridad paternal será aceptada por todas las familias de la tierra. ¡Cuántos señores y dioses abundan en la tierra! Aun entre los que hacen profesión de fe cristiana, ¡cuánta diversidad de pareceres acerca de Dios y su Evangelio! Mas llegará un día en que no habrá más que un Rey, un Señor y un solo nombre para el Dios viviente. Apresura, Señor, ese día glorioso y clamemos cada día: «Venga tu reino».
Lejos de nosotros discutir sobre cuándo será esto, no sea que perdamos el consuelo de la certidumbre de que así será. Con la misma seguridad con que el Espíritu Santo habló por sus profetas, del mismo modo será llena la tierra de la gloria del Señor. Jesús no murió en vano. El Espíritu de Dios tampoco obra en vano. Los designios eternos del Padre nunca serán frustrados. Donde triunfó Satanás, Cristo será coronado, y el Señor Dios omnipotente reinará. Prosigamos nuestro trabajo de cada día, y luchemos con valentía amparados con la fe.
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román
Isa
44:21 Oh Jacob, acuérdate de esto, Porque eres mi siervo, Israel; Te he
formado, mi siervo eres tú, Oh Israel, no serás olvidado por mí (BTx 3)
Siervo mío, eres tú; Israel, no me olvidaré de ti. Isaías 44:21 (Versión moderna)
Nuestro Dios jamás podrá olvidarse de sus siervos hasta el punto de cesar de amarles. No los ha escogido para un poco de tiempo, sino para la eternidad. Cuando los llamó a formar parte de su familia, sabía lo que serían. Él disipa sus pecados como una nube; y podemos tener la seguridad de que no les echará fuera a causa de los pecados que ya ha borrado.
Pensar tal cosa sería blasfemia.
Jamás los olvidará hasta el punto de dejar de pensar en ellos. Un momento de olvido por parte de Dios sería nuestra ruina. Por eso dice: «No me olvidaré de ti». Los hombres nos olvidan; aquellos a quienes hemos favorecido se tornan en contra nuestra. No tenemos morada permanente en el corazón inconstante de los hombres, mas el Señor jamás se olvidará de sus fieles servidores. Él se une a nosotros, no porque hayamos hecho algo por Él, sino por lo que Él ha hecho por nosotros. Hemos sido amados hace mucho tiempo, y comprados a gran precio para ser olvidados. El Padre ve en nosotros a la esposa de su Hijo, y el Espíritu Santo ve en nosotros el resultado de su propia obra. El Señor piensa en nosotros. En este día seremos socorridos y sustentados. ¡Que nunca sea olvidado de nosotros el Señor!
La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román