viernes, 31 de octubre de 2014

¡Cuán perfecta es esta confianza!


Sal 118:17 No moriré, sino que viviré, Y contaré las obras de YH. (BTx 3)


No moriré, sino que viviré, y contaré las obras de Jah. Salmos 118:17

¡Cuán perfecta es esta confianza! Sin duda estaba fundada sobre una promesa susurrada al corazón del Salmista,
de la cual tomó posesión y en la que se gozó. ¿Es mi caso
parecido al de David? ¿Estoy desalentado porque el enemigo triunfa de mí? ¿Son muchos en contra mía y pocos en mi favor?¿La incredulidad me abate, de suerte que me encuentre perdido, vencido y desesperado? ¿Han comenzado mis enemigos a cavar mi fosa? ¿Qué hacer? ¿Cederé a los murmullos del temor, abandonaré la batalla, y con ello toda esperanza? No. Aún tengo vida: «No moriré». Renacerá mi vigor y desaparecerá mi flaqueza: «Viviré». El Señor vive; yo también viviré. Mi boca se abrirá de nuevo: «Contaré las obras de Jehová». Sí, y hablaré de la presente prueba como un nuevo ejemplo de las maravillas que en mí realzan la fidelidad y el amor de mi Señor. Quienes arden en ansias de enterrarme, deben esperar un poco; porque «castigóme gravemente Jah, mas no me entregó a la muerte».
¡Gloria sea dada eternamente a su nombre! Soy inmortal hasta que haya terminado mi trabajo. Hasta que el Señor lo mande, ningún sepulcro puede encerrarme.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.




jueves, 30 de octubre de 2014

Dios lo ha dicho, y así lo hará


Eze 36:25 Y rociaré agua limpia sobre vosotros, y seréis limpios de todas vuestras inmundicias, y os limpiaré de todos vuestros ídolos. (BTx 3)

Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos, os limpiaré. Ezequiel 36:25



Qué gran motivo de alegría es éste! Él, que nos ha purificado con la sangre de Cristo, nos limpiará también con agua por el Espíritu Santo. Dios lo ha dicho, y así lo hará: «Seréis limpiados». Señor, sentimos y deploramos nuestra inmundicia, y nos consuela saber de tu misma boca que seremos limpiados. ¡Apresúrate a hacerlo!
Él nos librará de nuestros más graves pecados. La incredulidad y los deseos de la carne que batallan contra el alma, los mezquinos pensamientos del orgullo y las instigaciones de Satanás a que blasfememos de su santo nombre..., todos estos pecados serán limpiados y no reaparecerán jamás.
También nos limpiará de nuestros ídolos, sean de oro o de barro: nuestro amor impuro y nuestro excesivo amor a lo que en sí es puro. Lo que hemos adorado como ídolo será quebrantado en nosotros, o bien nosotros nos separaremos de Él.
Dios nos anuncia lo que Él mismo hará. Por lo tanto, su palabra es cierta y firme, y podemos confiadamente esperar lo que se nos asegura. La purificación es una gracia del pacto, y éste es ordenado en todas las cosas, y será guardado.

La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.


 



miércoles, 29 de octubre de 2014

Y Yo haré distinción entre mi pueblo y tu pueblo


Éxo 8:23 Y Yo haré distinción entre mi pueblo y tu pueblo. Para mañana será este prodigio. (BTx 3)

Y yo pondré redención entre mi pueblo y el tuyo. Mañana será esta señal. Éxodo 8:23

Faraón tiene un pueblo y el Señor tiene también el suyo. Ambos pueden vivir juntos y hasta parece que se hallan en la misma situación; sin embargo, existe entre ellos una gran diferencia que el Señor pondrá de manifiesto.
Un mismo acontecimiento no será lo mismo para uno que para otro, sino que habrá gran diferencia entre el pueblo elegido de Dios y los hijos de este siglo. Esto puede acaecer en tiempo de juicio, cuando el Señor viene a ser santuario de su pueblo. Se ve muy claro en la conversión del creyente, cuando es borrado su pecado, y los incrédulos se hallan en condenación. Desde ese momento, son una raza distinta, viven bajo distinta disciplina y gozan de nuevas bendiciones. En adelante sus casas se ven libres de ese enjambre de males que contaminan y atormentan a los egipcios. Son preservados de la contaminación de la carne, de la concupiscencia, de las mordeduras de la inquietud y del tormento del odio que devora a tantas familias.
Ten por cierto, creyente probado, que aunque padezcas aflicciones, estás libre de nubes de males que infestan las casas y los corazones de los siervos del Príncipe de este mundo. El Señor ha puesto una división: procura guardarla en el espíritu, en tus aspiraciones, en tu carácter y en tus
relaciones.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.


 



martes, 28 de octubre de 2014

Por estas tres razones tenemos paz


Núm 15:25 Y el sacerdote hará expiación a favor de toda la congregación de los hijos de Israel, y les será perdonado, pues fue error, y han hecho llevar su ofrenda: un sacrificio ígneo a YHVH, y una ofrenda delante YHVH por su pecado, por su error. (BTx 3)

Y les será perdonado, porque yerro es. Números 15:25

Nuestra ignorancia nos hace incurrir en muchos pecados por error. Y ciertamente nuestros pecados, tanto de comisión como de omisión, son muchos. Con sinceridad podemos creer que servimos a Dios haciendo cosas que ni Él nos mandó, ni puede aceptar.
El Señor conoce cada uno de los pecados de ignorancia. Y en ello habría motivos de alarma, porque en justicia podría pedirnos cuenta de estos pecados; mas, por otra parte, la fe nos dice que el Señor se cuidará de borrar todas estas culpas que nos han pasado inadvertidas. Ve el pecado para cesar de verlo echándolo sobre sus espaldas.
Nuestro gran consuelo proviene de que Jesús, verdadero sacerdote, ha hecho expiación por toda la congregación de los hijos de Israel. Esa expiación nos asegura del perdón de los pecados desconocidos. Su sangre preciosa nos limpia de todo pecado. Que nuestros ojos lo hayan visto para llorarlo, o no, Dios ciertamente lo ha visto, Cristo lo ha expiado y el Espíritu da testimonio de su perdón; y por estas tres razones tenemos paz.
¡Oh, Padre mío! Alabo tu conocimiento divino, que no sólo ve mis iniquidades, sino que provee de una expiación que me libra de su culpa, aun antes de que yo sepaque soy culpable.


La Chequera del Banco de la Fe
Traducción de Allan Román.


 



lunes, 27 de octubre de 2014

Nuestro lote en la mansión de la gloria


Apo 22:3 Y ya no habrá más maldición, sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,
Apo 22:4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. (BTx 3)

Sus siervos le servirán. Y verán su rostro; y su nombre estará en sus frentes. Apocalipsis 22:3-4


Tres bendiciones preciosas serán nuestro lote en la mansión de la gloria.
Sus siervos le servirán. Ningún otro señor nos oprimirá, ni ningún otro trabajo nos afligirá. Serviremos a Jesús perfectamente, sin cansancio y sin error. El cielo para los santos consiste en esto: servir a Cristo en todas las cosas, Y ser reconocido por Él como su siervo será nuestra más grande ambición por toda la eternidad.
Y verán su cara. Esto hace que nuestro servicio le sea agradable: en verdad es la recompensa de este servicio. Conoceremos al Señor, al que veremos tal cual es. El favor más grande que un siervo fiel puede pedir al Señor es ver el rostro de Jesús. ¿Qué más pudo pedir Moisés que esto: «Muéstrame tu rostro?»
Y su nombre estará en sus frentes. Contemplan a su Señor hasta que su nombre quede retratado en sus frentes. Son reconocidos por Él, y ellos le reconocen. La señal secreta de la gracia interior se hace poco a poco visible en el rostro de aquel que vive en intima comunión con Cristo.
¡Oh, Señor, concédenos estas tres cosas en la tierra a fin de que las poseamos en toda su plenitud en tu mansión de gloria!


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.


 



domingo, 26 de octubre de 2014

Por amor a sus escogidos


Mat 24:22 Y si aquellos días no hubieran sido acortados, ninguna carne sería salva; pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. (BTx 3)

Por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados. Mateo 24:22

Por amor a sus escogidos, el Señor suspende muchos juicios y acorta otros. El mundo será devorado por el fuego espantoso de tribulaciones, si no fuera porque el Señor apaga la llama a causa de sus escogidos. Así, mientras los salva, preserva también a la humanidad por amor a los suyos. ¡Qué honor para los santos! ¡Con cuánta diligencia deberían usar su influencia cerca del Señor! Él oirá sus oraciones en favor de los pecadores y bendecirá cuantos esfuerzos se hagan por su salvación. Él bendice a los creyentes, para que éstos sean una bendición a los que todavía no creen. Muchos pecadores viven a causa de las súplicas de sus madres, esposas e hijas, a las cuales ama el Señor.
¿Hemos hecho uso de este poder maravilloso que el Señor nos ha confiado? ¿Oramos por nuestra patria, por otros pueblos, por el mundo? En tiempos de guerra, hambre o pestilencia, ¿somos intercesores cerca de Dios, para que los días de prueba sean acortados? ¿Lloramos ante el Señor y a causa del desencadenamiento de la incredulidad, del error y la disolución? ¿Pedimos a Dios que acorte el reino del pecado y que apresure su venida gloriosa? Arrodillémonos, y no cesemos de orar hasta la venida de Cristo.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

 



sábado, 25 de octubre de 2014

El Reino y la Justicia de Él


Mat 6:33 Buscad, pues, primeramente el reino y la justicia de Él, y todas estas cosas os serán añadidas. (BTx 3)

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:33


La Biblia comienza con estas palabras. «En el principio... Dios». Que tu vida empiece del mismo modo. Busca primeramente con toda tu alma el reino de Dios, como vuestro lugar de ciudadanía, y su justicia como la característica de tu vida. Lo demás te será dado por el Señor mismo, sin que tengas que preocuparte de ello. Todas las cosas que te sean necesarias para esta vida y para la piedad «os serán añadidas».
¡Qué promesa! Dios se encarga de proporcionarte alimento, vestido, casa, todo lo que necesites, mientras lo busques. Si miras por sus negocios, Él se ocupará de los tuyos. Cuando compres alguna mercancía, se os dará también papel y bramante. Del mismo modo, cuando buscamos las cosas del reino de Dios, recibiremos además otros dones de la tierra. Quien hereda la salvación, no morirá de hambre, y el que viste su alma con la justicia de Dios, no quedará desnudo por parte del Señor. ¡Apartemos toda ansiedad inquietante! Pon todo tu empeño en buscar al Señor. La codicia es pobreza, y la ansiedad, miseria: la fe en Dios es una fortuna, y la semejanza con Dios, una herencia celestial. Señor, te busco; haz que seas hallado de mí.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.



 



viernes, 24 de octubre de 2014

Yo estoy contigo para librarte y salvarte, dice YHVH



Jer 15:20 Y te pondré frente a este pueblo por muro de bronce inexpugnable; Pelearán contra ti, pero no te vencerán, Porque Yo estoy contigo para librarte ynsalvarte, dice YHVH. (BTx 3)

Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce, y pelearán contra ti, y no te vencerán: porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová. Jeremías 15:20

La constancia en el temor de Dios y la fe en Él hace al hombre semejantena un muro de acero que nadie será capaz de derribar. Sólo Dios puede crear tales hombres: pero los necesitamos en la Iglesia y en el mundo, pero sobre todo en el púlpito.
En este siglo engañoso, serán combatidos los hombres de verdad con dientes y con uñas, por sus enemigos.
Nada hay que moleste tanto a Satanás y a sus secuaces como la resolución. Atacarán la firmeza del hombre resuelto, como los asirios atacaban las murallas de una plaza fuerte. Por fortuna, nunca prevalecerán contra aquellos a quienes Dios ha revestido de su fortaleza. Algunos, llevados de acá para allá por cualquier viento de doctrina, son barridos por el más ligero viento; pero los que siguen la doctrina de la gracia, porque poseen la gracia de la doctrina, se mantienen como la roca en medio de las olas encrespadas.
¿De dónde viene esa fuerza? «Yo estoy contigo, dice Jehová»: aquí está la respuesta. Jehová salvará a las almas de los fieles de las asechanzas del enemigo. Numerosos ejércitos nos asedian, mas el Señor de los ejércitos está a nuestro lado. No podemos ceder ni siquiera una pulgada, porque el Señor nos mantiene en nuestro puesto y en él permaneceremos para siempre.

La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

 



jueves, 23 de octubre de 2014

Aveces la rectitud cuesta muy cara...


Luz está sembrada para el justo, y alegría para los rectos de corazón. Salmos 97:11

Muchas veces la rectitud cuesta muy cara a los que la siguen en todo momento; pero a la larga, acaba por ser remuneradora y produce inmensos beneficios. Una vida santa es como la semilla: queda en apariencia enterrada y destruida y nunca podrá ser recuperada. Nos equivocamos si esperamos una cosecha inmediata; el error es muy natural, porque parece imposible enterrar la luz. Sin embargo, la luz «está sembrada» según reza el versículo. Está oculta; nadie la puede ver; pero está sembrada y no dudamos de que un día se manifestará. Tenemos la completa seguridad de que el Señor ha preparado una cosecha para los sembradores de luz, y que cada uno la recogerá por si mísmo. Entonces se alegrarán. Por cada grano de luz se recogerán gavillas. Sus corazones serán rectos delante del Señor, aunque los hombres no les dieran crédito y les censuraran. Eran justos, aunque los que les rodeaban los juzgaran severos. Debían esperar, como esperan los labradores el precioso fruto de su siembra. La luz estaba preparada a su favor por el Señor de la mies.
¡Ánimo, hermanos! No tengamos prisa. Poseamos con paciencia nuestras almas, porque pronto éstas se hallarán en posesión de la luz y de la alegría.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.


 



miércoles, 22 de octubre de 2014

Todo cuanto Dios ha dicho es verdadero


2Sa 7:29 Dígnate, pues, bendecir la casa de tu siervo, para que esté siempre en tu presencia, porque Tú, oh Adonay YHVH, has hablado, y con tu bendición, la casa de tu siervo será bendita para siempre. (BTx 3)

Porque tú, Jehová Dios, lo has dicho, y con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre. 2 Samuel 7:29

 
David se apoya en esta promesa y nos da una doble lección. Todo cuanto Dios ha dicho es verdadero y podemos servirnos de sus declaraciones para presentarlas delante de su trono. ¡Cuán bueno es poder citar a Dios sus propias palabras, y cuán precioso servirse de esta razón: «pues que», como lo hace David en este versículo!
Oramos no porque dudemos, sino porque creemos. Orar sin fe es indigno de los hijos de Dios. Señor, no podemos dudar de ti: estamos persuadidos de que toda palabra tuya es un fundamento firme que alienta nuestras más atrevidas esperanzas. A ti recurrimos diciendo: «Haz conforme has dicho». Bendice la casa de tus siervos; sana a nuestros enfermos, salva a los indecisos; atrae a los perdidos; confirma a los que viven en temor. Señor, danos alimento y vestido según tu palabra. Prospera nuestros esfuerzos, sobre todo los que van dirigidos a la extensión de tu Evangelio en nuestra vecindad. Haz que nuestros sirvientes sean hijos tuyos, y nuestros hijos tus hijos.
Que tu bendición descienda sobre las generaciones venideras, y que, mientras vivan nuestros descendientes, te permanezcan fieles. ¡Oh, Señor, Dios nuestro, «con tu bendición será bendita la casa de tu siervo para siempre».


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.




martes, 21 de octubre de 2014

Será a su tiempo, sin embargo, no habrá tardanza


Isa 60:22 El más pequeño crecerá hasta mil, Y el menor será pueblo numeroso. Yo, YHVH, me apresuraré a hacer esto a su tiempo. (BTx 3)

El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto. Isaías 60:22

 
Las obras dedicadas al Señor comienzan muchas veces por poca cosa, y no por eso tienen menos valor. La debilidad educa la fe acerca de las cosas de Dios y glorifica su nombre. El grano de mostaza es la más pequeña de todas las semillas, y, sin embargo, se hace un gran árbol y vienen las aves del cielo y en él hacen sus nidos. Comencemos con uno, «el más pequeño», y con todo «será por mil». El Señor se muestra grande en el día de la multiplicación. ¡Cuántas veces decía a su siervo: «te multiplicaré»! Confiad en el Señor los que sois pocos, porque Él estará en medio de vosotros si estáis congregados en su nombre. «El menor». ¡Quién más miserable a los ojos de aquellos que miran sólo al nombre y a la grandeza! Sin embargo, este es el núcleo de un pueblo grande. Al anochecer, brilla primero una estrella, pero pronto aparece el cielo tachonado de innumerables luceros.
Y no pensemos que esta promesa de crecimiento está todavía lejana, dice el Señor: «Yo Jehová, a su tiempo haré que todo esto sea presto». No habrá precipitación prematura como a veces lo vemos en reuniones sensacionales; será a su tiempo, sin embargo, no habrá tardanza. Cuando el Señor se apresura, su prontitud es gloriosa.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

 



lunes, 20 de octubre de 2014

Porque Él salvará a su pueblo de sus pecados


Mat 1:21 Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. (BTx3)

El salvará a su pueblo de sus pecados. Mateo 1:21

 
¡Señor, sálvame de mis pecados! Tu nombre Jesús, me da confianza para orar. Sálvame de mis pecados pasados para que no me tenga cautivo el hábito de cometerlos.
Sálvame de los pecados de mi naturaleza para que no sea esclavo de mi propia flaqueza. Sálvame de los pecados que siempre tengo delante de mi vista para que me inspiren el horror de cometerlos.
Sálvame de mis pecados ocultos, de los cuales no me doy cuenta a causa de mi poca luz. Sálvame de mis pecados repentinos para que no resbale ante el ímpetu de la tentación.
Sálvame, Señor, de todo pecado, y que ninguna iniquidad se enseñoree de mí. Tú sólo puedes hacerlo. No puedo romper
mis propias cadenas, ni vencer a mis enemigos. Tú sabes qué cosa sea la tentación, porque fuiste tentado; sabes lo que es el pecado porque llevaste su peso; sabes cómo socorrerme en la hora de mi conflicto. Puedes salvarme de pecar y puedes salvarme cuando he pecado. Tu mismo nombre encierra la promesa de que así lo harás, y te ruego que cumplas hoy en mí esta profecía.
No permitas que ceda yo al malhumor, al orgullo, al desaliento o a cualquiera otra clase de pecado; sálvame en santidad de vida para que en mí sea abundantemente santificado el nombre de Jesús.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.





domingo, 19 de octubre de 2014

Dios da su amor sin tasa, pero el castigo con medida


Jer 30:11 Porque Yo estoy contigo para salvarte, dice YHVH, Destruiré a todas las naciones en donde te he dispersado, Pero a ti no te destruiré, Te corregiré con mesura, Pero de ninguna manera te dejaré impune. (BTx 3)

Te castigaré con justicia. Jeremías 30:11

Si nunca fuéramos castigados, sería mala señal. Por parte de Dios significaría: «es dado a ídolos; déjalo». Quiera el Señor que nunca sea nuestra herencia. Una prosperidad continua debe hacernos temblar. Aquellos a quienes Dios ama tiernamente, los reprende y castiga; a los que no ama les deja engordar como bueyes destinados al matadero. Dios castiga a sus hijos únicamente por amor. Sin embargo, nota que la corrección es con medida: Dios da su amor sin tasa, pero el castigo con medida. El israelita, bajo la ley, no podía recibir más de cuarenta azotes menos uno lo cual obligaba a contar con exactitud y a limitar el sufrimiento. Así sucede con cada miembro afligido del pueblo de la fe: cada azote está contado. Nuestro castigo se ajusta a la medida de la sabiduría, de la simpatía y del amor. Lejos de nosotros toda idea de revelarnos contra los divinos secretos. Señor, si Tú estás a mi lado para contar las gotas amargas de la copa de mi dolor, a mí me toca tomarla de tu mano con alegría, y beberla según tu mandato, diciendo: «Sea hecha tu voluntad».

La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

 



sábado, 18 de octubre de 2014

Tú mismo verás el resultado de tu trabajo


Sal 126:5 Los que siembran con lágrimas, Segarán con regocijo. (BTx 3)

Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Salmos 126:5

Las estaciones de lluvia son propicias para la siembra; un sol excesivo endurece demasiado la tierra. El grano mojado con las lágrimas de una sincera solicitud brotará más pujante. Las lágrimas saladas de la oración darán sabor al grano bueno y lo preservarán del gusano. La verdad hablada con sincera solemnidad tiene doble vida. Por consiguiente, en lugar de interrumpir nuestra siembra a causa de nuestras penas, redoblemos nuestros esfuerzos, porque éste es el tiempo propicio.
Nuestra semilla celestial no puede ser sembrada con risas. La tristeza y ansiedad acerca de las almas de los demás son un acompañamiento de la enseñanza sagrada más provechoso que si se dice con ligereza. Hemos oído hablar de hombres que salieron gozosos a la guerra, pero fueron vencidos; en general, así sucede con los que siembran de esta manera. Ven, alma mía, siembra con lágrimas porque tendrás una cosecha de gozo: pronto segarás. Tú mismo verás el resultado de tu trabajo. La medida en que recogerás será tan abundante que desbordará tu alegría y te resarcirás de una cosecha pobre y mezquina. Cuando tus ojos están tristes y llenos de lágrimas, piensa en el trigo dorado. Soporta gozoso el trabajo y los contratiempos, porque la recompensa será grande.

La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.





viernes, 17 de octubre de 2014

Este santo temor de los mandamientos


Pro 13:13 El que menosprecia la Palabra, perecerá por ello, Pero el que teme el mandamiento será recompensado. (BTx 3)

El que teme el mandamiento, será recompensado. Proverbios 13:13

El temor respetuoso de la Palabra de Dios es en gran manera despreciado. Piensan los hombres ser más sabios que la Palabra de Dios y la juzgan. «Pero yo no hice así, a causa del temor de Dios». Aceptamos el libro divino como infalible y demostramos nuestra estimación con nuestra obediencia.
Nuestro temor a la Palabra es un temor filial. No nos espantan sus castigos porque tememos sus mandamientos.
Este santo temor de los mandamientos nos da el reposo de la humildad que es más dulce que el atrevimiento del orgullo. Viene a ser para nosotros como un guía de nuestros pasos, un freno cuando descendemos y un estímulo cuando subimos. Guardados del mal y guiados en justicia por la obediencia a sus preceptos, obtenemos tranquilidad de conciencia, la liberación del temor y la seguridad de ser gratos a Dios; en una palabra, el cielo en la tierra. Los impíos pueden ridiculizar nuestro profundo respeto por la Palabra de Dios, pero ¿qué importa?
El premio de nuestra soberana vocación es para nosotros
un gran consuelo y la recompensa de nuestra obediencia nos hace desdeñar los menosprecios de los burladores.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.

jueves, 16 de octubre de 2014

Los creyentes han resucitado también en Él


Jua 14:19 Aún un poco, y el mundo no me ve más, pero vosotros me veis. Porque Yo vivo, también vosotros viviréis (BTx 3)

Porque yo vivo, vosotros también viviréis. Juan 14:19


La vida de los creyentes es tan segura como la del mismo Jesús. Con la misma seguridad en que vive la cabeza, vivirán los miembros. Si Jesús no ha resucitado de los muertos, estamos muertos en nuestros delitos, mas porque ha resucitado, los creyentes han resucitado también en Él. Su muerte ha borrado todas nuestras rebeliones y desatado los lazos que nos tenían sujetos a la sentencia de muerte. Su resurrección prueba nuestra justificación: hemos sido absueltos, y el Señor nos dice: «Jehová ha redimido tu pecado: no morirás».
Jesús hace que la vida de los suyos sea tan eterna como la suya. ¿Cómo pueden morir mientras Él vive, siendo una sola cosa con Él? Jesús ya no muere, y la muerte no tiene dominio alguno sobre su persona, por eso sus hijos ya no volverán al sepulcro de sus viejos pecados, sino que vivirán para el Señor en novedad de vida. ¡Oh, creyente!, cuando te halles en gran tentación y temas caer en manos de tus enemigos, consuélate con estas palabras. Nunca perderás la vida espiritual porque está escondida con Cristo en Dios. No dudas de la inmortalidad del Señor; por tanto, no pienses que te dejará morir estando como estás unido con Él. La razón de tu vida es su vida, de la cual no debes temer. Descansa, pues, en tu Señor viviente.

La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.





miércoles, 15 de octubre de 2014

El Salvador que nos ha vivificado


Jua 6:57 Como me envió el Padre viviente, y Yo vivo del Padre, de igual modo el que me mastica, también él vivirá de mí (BTx 3)

Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. Juan 6:57

 
Vivimos por la virtud de nuestra unión con el Hijo de Dios. Como Dios-hombre y Mediador, Jesús vive por el Padre que le envió, de la misma manera que nosotros vivimos por el Salvador que nos ha vivificado. Quien nos ha dado la vida, también la conserva. La vida se sustenta por el alimento. Debemos sustentar nuestra vida espiritual con alimento espiritual; ese alimento es Jesús. Y no es tan sólo su vida, muerte, sus obras y palabras, sino Él mismo que emprende todo esto. Nos nutrimos de Jesús mismo.
Esto tiene lugar para nosotros no sólo cuando participamos de la Cena Dominical, sino también cuando meditamos en Él, creemos en Él con fe viva, le recibimos con amor, y asimilamos su persona por el poder de la vida interior. Sabemos qué cosa sea alimentarnos de Jesús, mas no podemos explicarlo. Lo mejor es ponerlo cada día más en práctica. Nos manda que comamos en abundancia, y para nosotros será infinitamente provechoso hacerlo así por cuanto Jesús es nuestra comida y nuestra bebida.
Señor, te doy gracias porque esto que es necesidad de mi nueva vida, es también mi mayor delicia. Así, ahora, me alimento de ti.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.




martes, 14 de octubre de 2014

No temo confesar la obra de Jesús en la Cruz


Mat 10:32 Cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, Yo también lo confesaré delante de mi Padre celestial (BTx 3)

A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre, que está en los cielos. Mateo 10:32

 
¡Preciosa promesa! Es para mí un gozo confesar a mi Señor. Cualesquiera que sean mis culpas, no me avergüenzo de Jesús, ni temo confesar la doctrina de la Cruz. ¡Oh, Señor, no he ocultado tu justicia en mi corazón! ¡Cuán hermosa la perspectiva que este texto descubre ante mis ojos! Los amigos nos dejan y los enemigos triunfan; pero el Señor no negará a su siervo. Mi Señor me reconocerá aun aquí, y me dará nuevas señales de su misericordia. Día vendrá en que estaré delante del Padre. ¡Qué gozo pensar que Jesús me confesará entonces! Él dirá: «Éste verdaderamente confió en mí, y estaba pronto a ser vituperado por amor de mi nombre; por lo tanto, le reconozco como uno». Un hombre fue nombrado caballero y la reina le entregó la insignia adornada con piedras preciosas. Pero, ¿qué valor tiene todo esto? Será una honra sobre toda honra que el Señor Jesús nos confiese ante la divina Majestad en los cielos. Nunca tenga yo vergüenza de confesar a mi Señor; nunca guarde yo un silencio culpable, no adquiera un compromiso complaciente. ¿Me avergonzaré de confesar a quien ha prometido reconocerme?

La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.


 



lunes, 13 de octubre de 2014

El propósito de apartarnos del mal


2Cr 7:14 y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi Nombre, y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos, entonces Yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. (BTx 3)

Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14

 
Aunque llamados con el nombre de Jehová, no por eso estamos menos sujetos a descarriarnos. ¡Cuán bueno es que nuestro Dios esté tan propicio a perdonar! Si hemos pecado, acudamos al trono de su gracia para pedir perdón.
Debemos humillarnos. ¿Por qué no ser humildes después de habernos manifestado tanto amor? ¡Oh, Señor, nos inclinamos hasta el polvo en tu presencia y confesamos
nuestra negra ingratitud. ¡Cuánta infamia hay en el pecado!
¡Infamia siete veces peor en los que, como nosotros, han
sido favorecidos!
Debemos pedir misericordia para ser limpios y redimidos del poder del pecado. ¡Oh, Señor, escúchanos y no cierres tus oídos a nuestro clamor!
En esta oración debemos buscar el rostro del Señor. Él nos ha dejado a causa de nuestras culpas, y hemos de rogarle que vuelva. ¡Oh, Señor, míranos en la persona de tu Hijo Jesús, y sé propicio a tus siervos!
Todo esto debe ir acompañado del propósito de apartarnos del mal. Dios no puede volver hacia nosotros si no dejamos el pecado.
De este modo tenemos la triple promesa de que nos oirá, perdonará y sanará. Padre nuestro, concédenos estas cosas en este momento, por el amor de nuestro Señor Jesucristo.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.




domingo, 12 de octubre de 2014

A fin de que tú vivas


Deu 30:6 YHVH tu Dios circuncidará tu corazón y el corazón de tu descendencia, para que ames a YHVH tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas (BTx 3)

Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, a fin de que vivas. Deuteronomio 30:6


Aquí nos habla el Señor de la verdadera circuncisión. Notad que dice: «Jehová tu Dios». Sólo Él puede obrar con eficacia en el corazón y quitar de él todo lo carnal y manchado. El que amemos a Dios con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma es un milagro de la gracia que sólo el Espíritu Santo puede realizar. Para esto sólo hemos de mirar al Señor, y sólo esto ha de satisfacernos. Notad dónde se hace esta circuncisión. No es en la carne, sino en el espíritu. Es la marca esencial de la Alianza de gracia. El amor de Dios es la señal indeleble de la simiente escogida; por medio de esta señal secreta, es confirmada en el creyente la elección de la gracia. Miremos que nuestra confianza no esté cifrada en ningún rito externo, sino que seamos sellados en el corazón por la operación del Espíritu Santo. Notad, finalmente, el resultado: «a fin de que tú vivas». La intención de la carne es muerte. Venciendo a la carne, tenemos vida y paz. Si andamos en el Espíritu, viviremos. Quiera el Señor Dios nuestro cumplir en nosotros su palabra para que, en el sentido más perfecto y más elevado, podamos vivir para el Señor!

La Chequera del Banco de la Fe. Traducción de Allan Román.



sábado, 11 de octubre de 2014

En su Nombre


Zac 10:12 Con la fuerza de YHVH avanzarán en su Nombre. Oráculo de YHVH (BTx 3)

Y yo los fortaleceré en Jehová, y caminarán en su nombre, dice Jehová. Zacarías 10:12

 
Es este un motivo de consuelo para los creyentes enfermos. Se sienten débiles y temen que nunca jamás se levantarán del lecho de la duda y del temor; pero el gran Médico puede hacer desaparecer la enfermedad y alejar la debilidad que de ella se sigue. Esto lo llevará a cabo del mejor modo posible, porque será «en Jehová». Mucho mejor es que nuestra confianza esté en Dios que no en nosotros mismos. Si está en Dios, produce comunión; si en nosotros, orgullo. En nosotros sería limitada; en Dios no tiene límites.
Cuando se le da fortaleza, el creyente hace uso de ella. Camina en el nombre del Señor. ¡Qué gozo causa caminar después de una enfermedad! ¡Y qué consuelo confortarnos
en el Señor después de una larga postración! El Señor permite caminar a su pueblo, y le ofrece oportunidad para el ejercicio de esa libertad. Él nos hace nobles: no somos esclavos que nunca pueden descansar, ni ver nada, sino libres para viajar cómodamente por todo el país de Enmanuel.
Ven, alma mía, cesa de estar enferma y triste. Jesús te manda que te esfuerces, y que andes con tu Dios en santa contemplación. Obedece su palabra de amor.


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.


 



jueves, 9 de octubre de 2014

En la sangre del único sacrificio por el pecado


Lev 4:7 El sacerdote pondrá parte de aquella sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático delante de YHVH, en la Tienda de Reunión, y derramará el resto de la sangre del novillo al pie del altar del holocausto, situado a la entrada de la Tienda de Reunión (BTx 3)

“Y el sacerdote pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático, que está en el tabernáculo de reunión delante de Jehová.”  Lev_4:7.

El altar del incienso es el lugar donde los santos presentan sus oraciones y alabanzas; y es muy agradable pensar que ha sido rociado con la sangre del grandioso sacrificio. Esto es lo que hace aceptable delante de Jehová toda nuestra adoración: Él ve la sangre de Su propio Hijo, y por eso acepta nuestro homenaje.
Es bueno que fijemos nuestros ojos en la sangre del único sacrificio por el pecado. El pecado se mezcla incluso con nuestras cosas santas, y nuestro mejor arrepentimiento, y fe, y oración y acción de gracias no podrían ser recibidos por Dios si no fuera por el mérito del sacrificio expiatorio. Muchos miran con desprecio “la sangre”; pero para nosotros es el fundamento del consuelo y de la esperanza. Eso que está sobre los cuernos del altar tiene el propósito de estar de manera prominente delante de nuestros ojos cuando nos acercamos a Dios. La sangre da fortaleza a la oración, y por esto está sobre los cuernos del altar. Está “delante de Jehová”, y por eso debe estar delante de nosotros. Está sobre el altar antes de que traigamos el incienso; está allí para santificar nuestras ofrendas y dones. 
Vamos, oremos con confianza, puesto que la víctima ha sido ofrecida, el mérito ha sido argumentado, la sangre está detrás del velo, y las oraciones de los creyentes deben ser de olor agradable al Señor.

La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.




miércoles, 8 de octubre de 2014

Pero Dios hará


Isa 62:4 Nunca más serás llamada la Desamparada, Ni tu tierra, la Desolada, Sino que serás llamada Hefzi-bá, y tu país, Beula, Porque el amor de YHVH estará contigo Y tu tierra tendrá marido (BTx 3)

Nunca más te llamarán Desamparada. Isaías 62:4

 
Desamparada es una palabra triste. Suena como cuando las campanas tocan a muerto. Es el recuerdo de las penas más amargas y el presagio de males espantosos. Un abismo de miseria se abre en esta palabra «desamparada». ¡Desamparado por quien empeñó su palabra! ¡Desamparado de un amigo probado y en quien hemos confiado! ¡Desamparado de un pariente querido! ¡Desamparado de un padre, de una madre! ¡Desamparado de todos! ¡Terrible desgracia! Y, sin embargo, puede ser tolerada con paciencia si el Señor nos acoge. Pero ¿qué gran desastre no será verse desamparado de Dios? Piensa en aquel grito, el más amargo de todos: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» ¿Hemos gustado jamás el ajenjo y la hiel de haber sido así desamparados? En tal caso, roguemos a nuestro Señor que no incurramos nuevamente en tan indecible angustia. ¡Que tal oscuridad no vuelva jamás! Alguien dijo en cierta ocasión a un siervo de Dios: «Dios lo ha dejado; perseguid y tomadle». Pero Dios hará que nuestros crueles enemigos se equivoquen o que guarden
silencio.
Todo lo contrario es esta magnífica palabra «Hephzibah», «porque el amor de Jehová será en ti». Esto cambia el llanto en alegría. Los que creían estar desamparados, oigan lo que dice el Señor: «No te desampararé ni te dejaré».


La Chequera del Banco de la Fe.
Traducción de Allan Román.